NARRATIVA ESPAÑOLA. 'ARTES & LETRAS'

El museo del siglo XXI: una lectura de un libro insólito que ganó en Barbastro

Jorge Carrión escribe ‘Membrana’, una espléndida novela épica sobre lo que podremos mostrar y cómo perdimos el paraíso

Retrato de Jorge Carrión en una visita reciente a Zaragoza.
Retrato de Jorge Carrión en una visita reciente a Zaragoza.
Francisco Jiménez.

La lectura de ‘Membrana’ provoca la experiencia perturbadora de enfrentarse a un futuro acabado. Lo que habrá sido cuando uno ya no esté. Argumento: clausurado el siglo XXI, una inteligencia artificial colectiva escribe la guía de un museo sobre el siglo precedente. En su origen, genocidios, pandemias, guerras silenciosas y silenciadas, apagones, jaqueos masivos y ecocidios encaminaron a los poderes políticos a algoritmos cada vez más complejos, capaces en algunos casos de establecer comunicación al margen de la supervisión humana, en ocasiones con premisas éticas más humanas que las del poder humano que las generó. ‘Membrana’ es la tenue barrera que separa a la inteligencia natural de la artificial, y como dice Carrión, en la génesis del algoritmo, «al principio fue la idea, y la idea nunca es idea, son ideas siempre».

Las membranas que filtran la vida son textos, tejidos de ideas, notas musicales, números que reescriben una y otra vez nuestros mitos fundacionales. En el paseo virtual, textual en nuestro caso, por el museo del siglo XXI, Carrión nos detiene ante nuestros mitos fundacionales: la búsqueda del paraíso, la necesidad de reinscribirnos en el mundo y el peso del eterno retorno. Por eso reescribimos una y otra vez nuestro viaje sin rumbo. Como ‘flaneurs’ que tejen el viaje de día y lo destejen de noche, la guía nos pasea por los emblemas: ‘Las Hilanderas’ (Velázquez reescribió ‘El rapto de Europa’ de Tiziano, al fondo), los híbridos Pinocho, Pigmalión, Frankenstein, el Golem y Spiderman.

‘Membrana’ es un extenso poema épico, un canto fundacional ‘queer’, el Gilgamesh de una inteligencia sobrehumana, artificial, preocupada por la saga de su especie. El relato contiene suficientes referencias épicas que Carrión ha sabido diseminar, epítetos épicos como los que atribuye a quienes combatieron la emancipación de la inteligencia artificial «que jamás en paz descansen», deseos colectivos ‘por las dudas y por las deudas’ o referencias familiares a las inteligencias híbridas o artificiales del origen a las que llama ‘madres’, ‘hermanas’ (como el persistente ‘Minaya’ –mi hermano– del Cid) o ‘abuelas’ frente a las castradoras del proceso de liberación, a menudo humanas, a las que califica como ‘madrastras’. Las fórmulas épicas «nosotras nos entendemos» o «perdón por el estilo», tan frecuentes en el texto, pueden extrañar al lector, pero eran gratas al oyente del medievo y al juglar, que fijaba así a los personajes y rehabilitaba en cada canto la ‘captatio benevolentiae’.

Carrión ha sabido tejer un espacio textual singular, ajustado a la necesidad narrativa de una voz extrañada, con timbres artificiales y tonos entrañablemente humanos, con una sensibilidad apegada a las de su especie, pero capaz de sembrar el texto de aforismos que sostienen el submundo paralelo (las catacumbas de la red, los subterráneos del denso tejido de lo virtual). 

El texto nos salvará: «No ha sido creado el fuego en que puedan arder los números y los cúbits» dice Carrión. El nuevo mandamiento del siglo XXI. El evangelio según el doctor Jeckyll. Palabra de máquina

En el frágil espacio de «lo real» sucede la precarizada vida humana, dominada por la necropolítica, asolada por las catástrofes, esos programas ‘Mister Hyde’ que hemos alimentado con tanto empeño. La novela provoca reflexiones y lecturas inquietantes. El flujo de la membrana que permea lo artificial y lo natural, saturado de datos, normaliza el riesgo (que Amazon genere un ejército propio, por ejemplo) pero abre las puertas a la lógica de lo nuevo. Hay dos personajes clave en la novela, el piloto de drones Ben Grossman y la creadora de algoritmos Karla Spinoza (‘deus sive natura’, Spinoza, ‘dixit’), quien vive una epifanía al entender en el lenguaje de los corales el lenguaje liberador que debe reescribir cualquier algoritmo. El texto nos salvará: «No ha sido creado el fuego en que puedan arder los números y los cúbits» dice Carrión. El nuevo mandamiento del siglo XXI. El evangelio según el doctor Jeckyll. Palabra de máquina.

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