arte urbano. ocio y cultura

Asalto llena el Arrabal de luz, alegría y arte urbano con doce intervenciones amables

Algunos de los diez artistas necesitarán un par de días más en Zaragoza para culminar sus propuestas

Dani Hache, un joven maestro de la animación, ha pintado un 'políptico' de escenas de jazz en el Arrabal y rinde homenaje a Bob Destiny y a los instrumentos.
Dani Hache, un joven maestro de la animación, ha pintado un 'políptico' de escenas de jazz en el Arrabal y rinde homenaje a Bob Destiny y a los instrumentos.
Toni Galán

ZARAGOZA. «Decimos que este es el Festival Asalto, en su XVI Edición, de las primeras veces: algunos artistas han pintado una pared por primera vez. Y eso, engancha. Cuando lo haces una vez quieres seguir haciéndolo», explica Luis García, integrante del colectivo que apuesta por el arte urbano en Zaragoza y en Alfamén con notable éxito. En la edición actual, que se prolongará dos o tres días más, el certamen ha apostado por un barrio histórico como el Arrabal, vinculado a la jota, a Los Sitios, al Ebro y su ribera, «es un barrio barrio y, además, en la margen izquierda».

Cuenta Luis García que la respuesta del vecindario fue positiva y entusiasta de inmediato: han colaborado los tres colegios, el sector de hostelería, que ha creado tapas de ‘La ruta del Asalto’, y todas las asociaciones culturales y de vecinos, la biblioteca...

"Tenemos un lema: combatir el gris. No es que Zaragoza sea una ciudad gris o triste, no lo es, pero a veces unos metros de color animan al vecindario. Cambian rutinas", dice Luis García

Luis García, antes de dirigir una visita guiada por los doce murales o intervenciones plásticas, recordaba que el equipo de Asalto (https://www.festivalasalto.com/) les propone a todos los artistas una reflexión general, con mucha libertad, sobre el barrio y sus espacios. «Les mandamos un gran volumen de documentación de historia del lugar, personajes, anécdotas, colegios, infraestructuras, patrimonio, colectivos culturales y de vecinos, etc.», señala, y agrega algo clave: «Tenemos un lema: combatir el gris. No es que Zaragoza sea una ciudad gris o triste, no lo es, pero a veces unos metros de color animan al vecindario. Cambian rutinas. Y nosotros hacemos una apuesta por el arte urbano. Cada vez queremos ser menos transgresores: nosotros y los artistas nos vamos, aunque volvamos de cuando en cuando, pero la gente se queda y ve las obras todo el tiempo. Y hay que tenerlo en cuenta».

El paseo y sus sorpresas

La visita guiada, con un hermoso sol de otoño allá arriba, empezó en las gradas del parque del Tío Jorge. Allí estaba el valenciano Letsornot terminando un trabajo abstracto, lleno de colorido, con formas orgánicas, que revela su origen: procede del grafiti y de la cultura urbana. El título de su obra explica el punto de vista del observador: ‘Corre la fuente, bebe y observa’.

La donostiarra Maite Rosende ha compuesto una suerte de libro en una de las calles con imaginación, color y fantasía.
La donostiarra Maite Rosende ha compuesto una suerte de libro en una de las calles con imaginación, color y fantasía.
Toni Galán.

De ahí, a pocos metros, está el Centro de Salud. En la pared lateral que da al parque ha intervenido el artista francés Nelio, un artista abstracto de raíz minimalista e inclinación geométrica, con aromas a Mondrian, que se enfrenta por primera vez a un muro. Ekosaurio es un artista puertorriqueño que ha pintado una fachada con fondo negro y mezcla la vegetación de su país con la de Aragón. Un poco más allá, Dani Hache, que trabaja la animación, hace un espléndido políptico que homenajea a Jazz al margen y a Bob Destiny.

Olga de Dios, una ilustradora que surgió en los libros del sello zaragozano Apila, se reunió con los alumnos más pequeños y algo más mayores, y les ha animado el patio con sus personajes y sus colores, y además ofrece otros modos de uso del espacio público, que ayer explicaba. Twee Muizen, dos artistas gallegos que residen en Barcelona, eligieron un espacio íntimo con escaleras y optan por la protección en un lugar de montaña, que es su modo de expresar su melancolía por estar lejos de Galicia. La japonesa Mina Hamada ha pintado un pared no muy alta y la ha llenado de fantasía: alterna las formas más precisas con las luminosas manchas de color; su obra está ante una guardería y los niños interactuaron con su curiosidad. 

Maite Rosende ha ‘ilustrado’ una casa con un muro fragmentado con figuras planas y cuidados colores. Y completan el proyecto Berni Puig, un auténtico especialista en muralismo, y Asís Percales, quizá el más transgresor con esa mezcla, tan narrativa, de elementos humorísticos y grotescos con su habitual fuerza.

Hay otra sorpresa: el proyecto 15/15: quince artistas se citaron con quince mujeres del Arrabal; ellas les contaron su historia, que ha cristalizado en pinturas, dibujos, madera. El conjunto, alegre y radiante, recuerda la implicación del Arrabal en la fiesta de luz de la XVI edición de Asalto.

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