Paleoarte | En el Teruel más salvaje

El paleoartista Mauricio Antón expone en el Paraninfo zaragozano una selección de sus trabajos para publicaciones y museos españoles y europeos

El Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza celebra estos días una exposición especial. Las obras, en buena parte óleos sobre tela aunque también hay pinturas digitales, sorprenden: mamuts lanudos, hombres de Neandertal y felinos de dientes de sable se disponen ante los ojos del visitante en escenas de excepcional realismo. Tanto, que incluso parecen fotografías. Se trata, en realidad, de pinturas de Mauricio Antón, uno de los mejores paleoartistas del mundo que, por increíble que parezca, celebra ahora su primera exposición individual como ilustrador paleontológico, y lo hace en Zaragoza. Y es que su trabajo se muestra en museos y colecciones de toda Europa pero integrado en un discurso expositivo científico. No como arte en sí mismo.

Pero, ¿que es un paleoartista? Como indica la palabra, alguien que está a mitad de camino entre la paleontología y el arte, aunque de este último solo toma las técnicas, no la libertad creativa. El paleoarte pone imágenes a los avances y los descubrimientos de la paleontología, y lo hace desde un punto de vista científico, con un respeto absoluto por los datos incontrovertibles. ¿Y cómo se reconstruye la fisonomía de un animal del que a lo sumo se tienen algunos huesos?

"Mi trabajo comenzó reinterpretando fósiles e iniciando una labor de anatomía comparada cotejando las muestras recogidas por los paleontólogos con los huesos de los posibles parientes actuales de aquellos animales –relata Mauricio Antón–. Mis primeras obras fueron reconstrucciones completas de mamíferos que no se habían reconstruido antes. Y ahí establecí el patrón de trabajo que sigo aún hoy".

Pero esa comparación no está exenta de peligros. Si de la morfología de un hueso se puede deducir su funcionamiento y los músculos y la carne que lo envuelven, ¿cómo se establece el color del pelaje de un animal de hace un millón de años?

"Solo podemos tener seguridad total del color de un animal en cuanto a los hallazgos de épocas recientes como del Pleistoceno Superior –asegura–. De animales como el mamut lanudo, los bisontes de estepa o los leones de las cavernas, porque ha habido hallazgos de algunos ejemplares congelados en el permafrost del Ártico. Pero, cuando vamos hacia atrás en el tiempo, la única manera de acercarnos a la realidad es aplicar dos razonamientos. Primero, el filogenético, comparando el animal que queremos recrear con sus parientes actuales; y luego aplicamos el adaptativo, que consiste en escoger el patrón que tiene más sentido de entre los que nos sugieren los parientes. Por ejemplo, si sabemos que un cérvido vivía en zonas arboladas, podemos suponer que podría tener una piel moteada que le ayudaría a camuflarse ante sus depredadores. Esto le da lógica a nuestras elecciones. Pero este trabajo te obliga a ser humilde porque, en ausencia de evidencias directas, no deja de ser especulativo".

Mauricio Antón es uno de los paleoartistas más destacados de Europa.
Mauricio Antón es uno de los paleoartistas más destacados de Europa.
Mauricio Antón

Mauricio Antón confiesa haber perdido la cuenta de las especies nuevas que ha reconstruido al poco de ser descubiertas por los paleontólogos. "La dificultad de reconstruir una especie no estriba tanto en la novedad –subraya– como en lo completo o no que sea el registro anatómico recuperado. A veces un maxilar con una serie dental completa es suficiente, porque lo importante es que existan especies emparentadas de las que conozcamos su anatomía. Si aparece el esqueleto entero todo es más fácil, pero casi nunca ocurre así».

Si reconstruir el aspecto de una especie que no se conocía hasta el momento es una tarea llena de dificultades y trampas, dibujarlo y pintarlo en su ambiente aún lo es más.

"Recrear los ecosistemas en los que se desenvuelve una especie concreta te obliga a recopilar información de fuentes muy diversas –señala el artista–. Lo más directo, en cualquier caso, es recurrir a la paleobotánica. Disponemos de impresiones de hojas y troncos fosilizados, de polen, de numerosos indicios. También hay evidencias geológicas que nos indican cómo sería el clima de la época y la zona, si era cálido, húmedo o seco. Esta es una labor de equipo: a lo largo del proceso de reconstrucción hay personas que aportan datos y los predigieren para mí de manera que no me vea obligado a tener a mano toda la bibliografía que sería necesaria".

Mauricio Antón está especializado en la recreación de mamíferos y eso le ha llevado a recibir algunos encargos en Aragón. "Hay un piso del Mioceno Superior, el Turoliense, relevante a nivel mundial. Y, por mi especialización en mamíferos del Terciario me han encargado recrear faunas de la cuenca de Teruel, de yacimientos como Concud o La Roma". Curiosamente, apenas ha hecho ilustraciones de dinosaurios, los animales más populares. "En mis primeros años de paleoartista sí que reconstruí dinosaurios, pero poco a poco se fueron quedando relegados a un segundo plano. Vi que había más posibilidades de trabajo con los mamíferos porque en el ámbito anglosajón había muchos grandes profesionales centrados en los dinosaurios. Es un campo en el que el conocimiento ha aumentado mucho en muy poco tiempo. Mi primera colección de reconstrucciones de dinosaurios está ya en gran medida obsoleta. Ha habido una pequeña revolución, se ha descubierto que muchos dinosaurios tenían una cobertura exterior de plumas... Mi paso por el mundo de los dinosaurios es, salvo encargos puntuales, cosa del pasado".

Mauricio Antón es uno de los paleoartistas más destacados de Europa.
Mauricio Antón es uno de los paleoartistas más destacados de Europa.
Mauricio Antón

Sus orígenes artísticos explican en buena parte que su trabajo sea aún bastante artesanal. Buena parte de las obras que forman parte de la muestra ‘Mauricio Antón, una mirada al pasado’, que puede visitarse hasta el 29 de enero del año próximo, son óleos sobre lienzo. El material no es lo único que ha heredado de su pasado como pintor.

"Aparte de que mis trabajos reflejen una información científica y anatómica, siempre es necesario que en ellos la composición de la escena tenga solidez plástica –apunta–. En ese sentido, sí, son las ilustraciones de un pintor. Pero lo sustancial de mi trabajo es la investigación, los bocetos técnicos, la búsqueda de las proporciones anatómicas. La parte más puramente artística solo empieza hacia la mitad del proceso".

Aunque también emplea el ordenador y programas modernos de visualización y representación en 3D, sigue prefiriendo el lápiz, el pincel. Al menos para los bocetos. Pero la técnica no es lo más importante para él. Cuando era niño y consultaba una y otra vez la ‘Enciclopedia de la vida animal’ de Bruguera, le gustaban las ilustraciones de flora y fauna, y por eso coleccionaba los cromos de ‘Vida y color’. Copiaba aquellos dibujos aunque la posibilidad de vivir de algo así parecía impensable. Ahora... «Confío en que la visibilidad de mi trabajo ayude a la difusión y el estudio del patrimonio paleontológico español. Y me gustaría que la exposición la visiten sobre todo los niños. En los adultos la capacidad de asombro está muy condicionada, pero los niños son esponjas. Siempre tengo la ilusión de que una mente joven y abierta vea mi trabajo, se maraville de los animales del pasado y sienta la necesidad de estudiarlos». 

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