POESÍA ARAGONESA. ARTES & LETRAS

Mar Blanco, una voz en la mirada de Frida Kahlo

La poeta, afincada en Zuera, publica 'La guardiana del fuego', un libro sobre la pintora mexicana en Los libros del gato negro

La poeta en la caseta de su editorial: Los libros del gato negro.
La poeta en la caseta de su editorial: Los libros del gato negro.
Javier Arnas.

Mucho se ha escrito sobre la pintora Frida Kahlo, aunque no podría indicarles cuánto de lo vertido sobre la mexicana se derramó en los reglones de un poema. Aunque Frida es bien conocida por su pintura, algunas de las sentencias cercanas al verso o al aforismo han llegado a nuestro día a día impresas en tazas o en camisetas, y son bien conocidos versos de los poemas que afloraban en las cartas que, en la mayor parte de los casos, dirigió a Diego Rivera (siempre amado y por dos veces marido), como aquel “mereces un amor que te quiera despeinada”, lema cuyo eco amplifican hoy las redes.

Mar Blanco recientemente ha presentado su ‘La guardiana del fuego’, obra que trae a la portada el último cuadro que saliera de los pinceles de Kahlo —un cuadro que es a la pintura lo que el ‘Gracias a la vida’ de Violeta Parra es a la canción— y que es un poemario cuya estructura tiene tres partes ( ‘Origen’, ‘Ser’ y ‘Silencio’) cerradas por un apéndice. Se podría decir que el poemario —que tiene un arranque majestuoso con el que agarrar al lector— ocurre en un territorio cuyo horizonte es la confluencia de dos voces: la visión poética de la poeta aragonesa Mar Blanco sobre la vida y obra de Kahlo, y la poética del lienzo en el que la propia Frida se dejara fluir como mancha y como trazo que enfrentar a nuestra mirada, representándose desafiantemente pasiva, con la dura crudeza de la debilidad, grandiosa y en ruinas, cercanamente inalcanzable…

Este título, La guardiana del fuego, me evoca a esas vestales protectoras de la comunidad, no en vano aquellas personas que se sacrifican en la lucha por romper estereotipos, por traspasar fronteras, por marcar la inalienabilidad de los derechos y libertades individuales o colectivos son, que duda cabe, los defensores de su pueblo en primerísima fila. Tal vez sobre este aspecto de la vida de Kahlo nos llame la atención Blanco titulando así su obra, obra que es una buena muestra de poesía mínima, esencial, reduciéndose algunos de sus poemas a menos de una veintena de palabras.

El libro establece un marco de triangulación muy oportuno arrancando cada una de las tres secciones con citas de Alejandra Pizarnik

Con ellas se disparan coloridos fogonazos en el silencio blanco del papel que —como reverso imaginario del lienzo— traza una reflexión y marca un encuentro intelectual entre mujeres libres y creadoras. Por otra parte, la escritura mínima nos expone al riesgo del efectismo, a dejarnos suspendidos del hilo de una metáfora y ante un abismo al que Mar Blanco se asomado con la paciencia del cincel y del mármol. El libro establece un marco de triangulación muy oportuno arrancando cada una de las tres secciones con citas de Alejandra Pizarnik.

Esta mirada al borde del haiku, estas palabras esclarecidas del resto resultan una bocanada de luz para “un poema sin párpados” en el que Mar Blanco se suma a la denuncia de Frida aludiendo, por ejemplo, a la violencia machista representada en Unos cuantos piquetitos, e incorporando también a sus poemas pinceladas de la voz de la propia Kahlo; voces que sumadas forman un mismo canto para señalarnos qué poco podemos hacer sin “lo absurdo y lo fugaz”.

LA FICHA

'La guardiana del fuego'. Mar Blanco. Los libros del gato negro. 2021.

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