Los aragoneses muertos en la Guerra de Cuba fueron 4.113 y ya tienen nombre y apellidos

Menos del 10% de las víctimas perdieron la vida en combate, la mayoría sucumbió a la fiebre amarilla y el tifus

El aragonés Javier Navarro acaba de presentar su tesis doctoral sobre la Guerra de Cuba. guillermo mestre
El aragonés Javier Navarro acaba de presentar su tesis doctoral sobre la Guerra de Cuba. guillermo mestre
Guillermo Mestre

Una investigación titánica. El arqueólogo e historiador aragonés Javier Navarro lograba hace unos días el título de doctor con una tesis titulada ‘La mortalidad de las tropas españolas en la Guerra de Cuba (1896-1898)’ que presentó en la Universidad Católica de Valencia San Vicente Ferrer. 

El presidente del tribunal, Enrique de Miguel, catedrático de Economía, doctor en Historia y especialista en la Guerra de Cuba, asegura: "Es una investigación excelente, que va a marcar un antes y un después en los estudios sobre el tema. Se consultará durante décadas". Y es que Navarro ha buceado en todo tipo de fuentes, españolas y cubanas, para elaborar una base de datos con los nombres de los 63.922 militares españoles fallecidos en la contienda. Ha identificado víctimas allí donde los partes de guerra solo daban números, ha eliminado duplicidades, ha comprobado datos, ha averiguado la causa de la muerte y el lugar donde están enterrados. Uno a uno. 

"Puede haber alguna pequeña novedad en el futuro, porque siempre aparece algún documento, pero podemos dar la lista por definitiva", añade Enrique de Miguel. "En muchos casos –señala Navarro–, en el parte de bajas solo se daba el nombre de los oficiales, no de los soldados, y he tenido que averiguarlos. En otros, si el ‘Diario oficial del Ministerio de la Guerra’ se equivocaba en los apellidos, volvía a publicar luego la baja con la filiación real, pero a menudo se contabilizaban dos muertes en lugar de una. O, también, a veces se daba oficialmente por fallecido a alguien que aparecía con vida días después. Desentrañar todos los errores ha supuesto un trabajo enorme".

Su estudio le ha servido para confirmar algo que ya se conocía: las enfermedades causaron el mayor número de muertes. "Sobre todo la fiebre amarilla, que no se sabía que la causaba un mosquito. Sorprende un poco ver cómo el Gobierno español pensaba que iba a ganar la guerra simplemente mandando más y más gente a la isla. Envió a unos 220.000 soldados, y el caso es que juntar tanta tropa favorecía las epidemias. En líneas generales, solo el 8% de las víctimas lo fueron en acciones de guerra; el 40% perdió la vida por la fiebre amarilla. Hubo muertos hasta por haberles caído un rayo encima. Resulta que Cuba es uno de los países del mundo donde hay más víctimas mortales por rayos".

La tesis está llena de datos de todo tipo. En lo tocante a Aragón, baste decir que son 4.113 los fallecidos (1.231 de la provincia de Huesca, 1.193 de Teruel y 1.689 de Zaragoza). De todos ellos, solo murieron en acción de guerra 257, Por enfermedad fallecieron 3.755 (1.765 de ellos por fiebre amarilla).

Uno de los combates más sangrientos para Aragón tuvo lugar el 9 de junio de 1896, en el potrerillo de San Juan de las Yeras (Las Villas) donde murieron 12 soldados del Batallón San Quintín nº 47. En los combates del 1 de julio de 1898 en Santiago de Cuba murieron en el campo de batalla 15 aragoneses y 4 más fallecieron luego por las heridas. Eran de Alcalá de Gurrea, Almazorre, Barbastro, Colungo, Hecho, Jaca, Valverde de Cinca, Alcañiz, Moscardón, Erla, Escatrón, Gelsa, Gotor, Pradilla de Ebro y Zaragoza.

La tesis está llena de datos, algunos de ellos sorprendentes, como que hubo tres hermanos de Alcañiz, Faustino, Manuel y Mariano Navarro Ferrer, que murieron de fiebre amarilla el mismo año, 1897. Toda una tragedia para la familia. "La tesis busca también que se vuelva a revisar la historiografía sobre la guerra –señala Javier Navarro–. En Cuba hubo dos guerras que se solaparon, la de independencia de la isla y la que enfrentaba a Estados Unidos y España. Hay que hacer una revisión crítica de la contienda".

De la extremaunción al tribunal de la tesis

La tesis doctoral de Javier Navarro es también un extraordinario caso de superación personal. Su interés por la Guerra de Cuba se remonta a finales de los 90, cuando empezó a buscar en la isla fosas comunes donde hubieran sido enterrados soldados españoles. Fue acumulando información hasta plantearse la tesis doctoral. Tenía que haberla entregado el 31 de enero pasado pero, menos de dos meses antes, el 2 de diciembre, fue hospitalizado con coronavirus. Le faltaba terminar el último capítulo y darle una revisión final. "Tenía un malestar insoportable, unos dolores tremendos. Me quería morir. Mi mayor preocupación era mi hijo, pensaba en lo mal que lo debía estar pasando", asegura. En el hospital vio morir a tres compañeros de habitación. "No soy creyente pero un día entró un sacerdote a darle la extremaunción a mi vecino, me la ofreció a mí también y se la acepté. Sentí un alivio tremendo".

Superado el coronavirus. recibió el alta el 4 de febrero. Tuvo que hacer rehabilitación en el hospital San Juan de Dios. "El virus no solo daña los pulmones, también los músculos. Te provoca paralización, un dolor difuso pero que te aplasta y te deja inhabilitado. En rehabilitación había gente que había salvado la vida pero que ni siquiera podía tenerse en pie".

Un TAC que le realizaron por el coronavirus reveló que tenía un tumor en el riñón izquierdo. Y antes de pasar por el quirófano para una nefrectomía radical, terminó su tesis y la entregó. El 6 de mayo pasado entró en quirófano y, tras el postoperatorio, llegó el momento de presentar su tesis. Fue el pasado 28 de julio. "Solo tengo palabras de agradecimiento, un agradecimiento enorme, para la sanidad pública y para la privada", subraya Javier Navarro. Ahora quiere iniciar un libro específico sobre los aragoneses que lucharon en la Guerra de Cuba.

Es presidente de la Asociación Regreso con Honor, que firmó un convenio de colaboración con el Ministerio de Defensa. Todas las solicitudes de información sobre soldados en Cuba que llegan al Archivo General Militar se las dirigen a él. Y ha dado información a las familias que la solicitaban.

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