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Ha muerto Gabriel Latorre, el versátil actor de teatro, cine y televisión

Empezó en la radio, Pilar Delgado lo incorporó a La Taguara e hizo una espléndida carrera en todas las disciplinas con oficio y naturalidad

Gabriel Latorre en 2018, el año que recibió el Simón de Honor.
Gabriel Latorre en 2018, el año que recibió el Simón de Honor.
Oliver Duch.

Ha muerto un gran actor, que lo hizo todo y que desplegó su talento en la radio (en la COPE y en Antena 3, durante más de un lustro), el teatro, la televisión y el cine: Gabriel Latorre García (Zaragoza, 1953). Empezó en las ondas, donde triunfó con su bella voz, y uno de los primeros que captó su personalidad cuando fue a entrevistarle fue Xavier Cugat, que le hizo una caricatura y le dijo: “Tiene usted un rostro muy peculiar. ¿Me permite que le haga una caricatura?”. La anécdota fue todo un vaticinio: con ese rostro tan versátil como pinturero, Gabriel Latorre ha sido casi todos los hombres en la ficción. Fue un secundario de lujo, tan inspirado y profesional como imprescindible.

El cinéfilo Luis Alegre lo retrata así: “Gabriel Latorre es uno de los actores con mayor pasión, pero al mismo tiempo con menos ambición, que he conocido. El hecho de que Fernando Trueba le ofreciera en 1986 un papel en ‘El año de las luces’ determinó su decisión de ir a vivir a Madrid. Lo había conocido cuando vino estrenar a Zaragoza ‘Sé infiel y no mires con quién’ en diciembre de 1985. Unos meses después me llamó preguntándome por él. Se quedó con su pinta y su voz. Poseía una voz belllísima y muy personal; había trabajado en la radio”. De hecho, su padre solía decirle: “Tienes voz de canónigo”.

Jesús Marco, presidente de la Academia de Cine Aragonés, dice: “Tenía un enorme talento interpretativo, una gran voz, pero ante todo era un ser sensible y de un enorme corazón para sus amigos. Aunque se sintiera mal, nunca perdía su sentido del humor tan peculiar”. Y recuerda también que en 2018 recibió el Simón de Honor de la ACA. La actriz Luisa Gavasa, que coincidió con él en diversos proyectos, con la voz estremecida, señala: “Era un estupendo actor, una bellísima persona y un buen hijo que amó a los suyos por encima de todo”. Añade, con la voz envuelta en llanto: “Se me olvidó decir que era un gran amigo. Una persona muy fiel con los compañeros y con los directores con los que ha trabajado, un hombre leal y humilde. Es una pena”.

Gabriel Latorre sintió desde niño un gran atracción por el teatro, a través de las emisiones de ‘Estudio 1’ y ‘Novela’ de TVE. “Aquello me parecía fascinante. Un día, en HERALDO, Pilar Delgado publicó un anuncio que decía que se buscaban actores jóvenes para montar una escuela o una compañía pequeña, privada. Ella me inoculó el veneno por esta profesión. Después creó La Taguara”, recordaba, y estuvo en la compañía muchos años. Posteriormente, colaboraría con el Teatro de la Ribera, Teatro del Temple y el Centro Dramático de Aragón, entre otras compañías, y en 2015 fue galardonado en la gala de Ares de 2015.

Gabriel Latorre: “Creo que soy un actor camaleónico que me transformo con facilidad. Cuando tengo que encarnar algún papel, lo estudio, lo pienso y me miro al espejo y ya me sale"

En una larga conversación sobre su carrera, decía a HERALDO: “Creo que soy un actor camaleónico que me transformo con facilidad. Cuando tengo que encarnar algún papel, lo estudio, lo pienso y me miro al espejo y ya me sale. No siempre te salen las cosas: recuerdo que en ‘La fuente de la edad’ de Julio Sánchez Valdés tenía que hacer de tonto del pueblo. No encontraba el punto del personaje. Le daba vueltas y vueltas, y no me veía. Pensé en ‘La hija de Ryan’ una preciosa película de David Lean y recordé el papel que hacía John Mills”.

Gabriel Latorre fue premiado en el VI Gala del Teatro Aragonés de 2015.
Gabriel Latorre fue premiado en el VI Gala del Teatro Aragonés de 2015.
Guillermo Mestre.

Gabriel fue un actor proteico, carismático, con empatía. Se sentía cómodo allá donde lo llamaban. Su divisa, o poética de actor, era muy clara: la naturalidad. Se sintió feliz en todos los medios, incluso recitando poesía, algo que le gustaba hacer y que había hecho en sus inicios con La Taguara: “En el cine, como dice Fernán Gómez, ‘te pagan por esperar’. Pero, ¡es tan reconfortante! Te cuentan una historia, te morirás, la película seguirá ahí y tú en ella, la pondrán en festivales, en las filmotecas, en ciclos específicos. El cine es como una puerta hacia la inmortalidad. La tele te permite sobrevivir, y menos mal que existe. Y el teatro es la fuente donde el actor tiene que ir a beber, a tomar aire, a aprender el valor del silencio y el gesto. Es más duro y tiene una magia especial. En todo medio defiendo la naturalidad”.

Itziar Miranda, conmovida, dice desde Madrid: “Coincidí con él en ‘Amar en tiempos revueltos’. Era un hombre sencillo y disfrutón de su trabajo. Creo que saber que yo era aragonesa le hacía sentirse en casa. Eso le gustaba mucho: compartir raíces”. El propio Gabriel corroboraba eso: “En Madrid todos saben que soy de Zaragoza, que es mi casa, mi tierra, mi pasión, el lugar por donde me gusta pasear. Me encanta participar con compañías y directores de aquí”. El actor, cantante y dramaturgo Jorge Usón también era uno de sus grandes amigos: "Gabriel Latorre militó con su vida en una profesión que no siempre le fue favorable y agradecida. Vivió con y para el placer y nos dejó a los amigos amor del bueno, razón de vivir y mucha travesura. Era mi tío Gabriel". 

“En Madrid todos saben que soy de Zaragoza, que es mi casa, mi tierra, mi pasión, el lugar por donde me gusta pasear. Me encanta participar con compañías y directores de aquí”

Su currículum es extenso: en televisión trabajó como José María Forqué en ‘Ramón y Cajal’ y ‘La sangre y la ceniza’; en ‘Lorca, la muerte de un poeta’ de José Antonio Bardem, en varios episodios de ‘La mujer de tu vida’, en ‘Las chicas de hoy en día’, en ‘La forja de un rebelde’ de Mario Camus, ‘Entre naranjos’ de Josefina Molina, ‘La huella del crimen’, ‘Amar en tiempos revueltos’, 'Cuéntame', 'Hospital Central', y tantas y tantas. Y estuvo en muchas películas desde ‘Réquiem por un campesino español’ de Betriu, ‘El barón de Munchausen’ de Terry Gilliam, ‘El aire de un crimen’ de Antonio Isasi, hasta ‘Soldados de Salamina’ de David Trueba, ‘Justi@Cia’ y ‘Miau’ de Ignacio Estaregui o ‘Buñuel en el laberinto de las aceitunas’ de Salvador Simó. Trabajó con los grandes directores: Trueba, Bardem, Forqué, Saura, Berlanga, Colomo, Aranda, Cuerda, Almodóvar, Fernando y David Trueba. Con Paula Ortiz apareció en 'De tu ventana a la mía'. Y uno de sus últimos trabajo sobre las tablas fue en ‘Buñuel, Lorca, Dalí’ (2000), del Teatro del Temple, donde el destino pareció darle la razón a su padre: encarnó hasta a Pío XII.

Gabriel Latorre: "El cine es como una puerta hacia la inmortalidad. La tele te permite sobrevivir, y menos mal que existe. Y el teatro es la fuente donde el actor tiene que ir a beber, a tomar aire, a aprender el valor del silencio y el gesto. Es más duro y tiene una magia especial"

Además, era un estupendo fotógrafo: “Aprovecho los rodajes. Lo que me gusta es hacer fotografía creativa: ver paisajes, crear mundos con mis compañeros o con lo que se me pone por delante. Tengo colgadas muchas de mis fotos en el portal www.multimagen.com”. Descanse en paz este actor que estuvo en todas partes, en la publicidad, en el cine aragonés y en una película pionera como ‘Abengalí’ de Félix Zapatero, de la que fue protagonista.

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