Desnudar un santo para vestir a otro

El historiador Juan Antonio Olañeta descubre que la iglesia de Agüero ‘recicló’ el tímpano románico de la ermita de Santiago de la misma localidad

Portada de la iglesia parroquial de Agüero, con el tímpano procedente de la ermita de Santiago.
Portada de la iglesia parroquial de Agüero, con el tímpano procedente de la ermita de Santiago.
Juan Antonio Olañeta

El conocido dicho de ‘esto es desnudar un santo para vestir otro’ tiene más sentido en la localidad oscense de Agüero que en ningún otro sitio. Y es que el historiador del arte Juan Antonio Olañeta, profesor de las universidades de Barcelona y Lérida, acaba de publicar un trabajo en el que demuestra que la portada de la iglesia parroquial de San Salvador de Agüero incorporó en un momento de su historia el tímpano de otro templo próximo, la ermita de Santiago. Los detalles los cuenta en el último número de la revista de arte medieval ‘Lambard’.

Lo curioso del caso es cómo llegó al descubrimiento: porque se quedó encerrado un domingo en la ermita de Santiago. "Fue durante un fin de semana en el que celebramos la asamblea de socios de Amigos del Románico –relata–. El domingo hicimos una visita a Agüero. Yo estaba en el ábside del fondo y la puerta se cerró, dejándome solo dentro. Me asusté, porque era domingo (la iglesia está aislada, a unos 500 metros del pueblo), pero al final me oyeron y me abrieron. Con las prisas, se me olvidó allí la bolsa con todo el equipo fotográfico. Cuando me di cuenta, tuve que pedir la llave, volver y recuperarla, y entonces decidí fotografiar la iglesia parroquial de Agüero. Y ahí es donde me sorprendí, porque vi elementos, desde caras de ángeles a águilas, que ya había visto en la otra iglesia. Había una relación muy fuerte entre una y otra. Las coincidencias estéticas eran tantas, y tan evidentes, que no podían ser casuales".

Mirando ya con otros ojos la iglesia parroquial de San Salvador, Olañeta subraya que "las esculturas del tímpano tienen un tratamiento de las figuras mucho más naturalista, más rico, que el de los capiteles. Además, se aprecia que las arquivoltas fueron cortadas para permitir la colocación del nuevo tímpano".

La ermita de Santiago ha sido muy estudiada por los especialistas en arte románico, quizá por su carácter enigmático. Y es que se trata de un edificio inconcluso, sin que se sepa la razón de ello.

"La construcción de la iglesia de Santiago de Agüero se interrumpió abruptamente y no sabemos por qué –señala Juan Antonio Olañeta–. Quizá porque el promotor de la obra, para algunos autores Ramón Berenguer IV, para otros su hijo, Alfonso II, cambió de idea cuando el edificio ya estaba avanzado". El caso es que la obra (que inicialmente iba a ser de mayores dimensiones) se abandonó precipitadamente y otros equipos de canteros, menos finos en su trabajo, la remataron, dejando señales de cierta prisa y tosquedad.

Lo que se conserva actualmente es un edificio con tres ábsides y el primer tramo de las naves, y en ello se aprecia la mano de varios talleres. Los especialistas han encontrado en el material esculpido por el primer taller similitudes claras con el que se ocupó de Santo Domingo de la Calzada. Algunos creen que primero trabajó en el edificio riojano y luego en el oscense. Para Juan Antonio Olañeta el orden fue el contrario. "Yo creo que Agüero fue anterior y que el taller que estaba allí tuvo que dejar su trabajo para irse corriendo a otro sitio".

Hay que tener en cuenta que la iglesia de Santiago estaba llamada a ser un templo deslumbrante. Concebida por los mejores constructores del momento, está llena de detalles curiosos. El arquitecto Daniel Zabala, por ejemplo, descubrió no hace mucho que en el solsticio de invierno, cuando el sol alcanza su punto más alto, un rayo que se filtra por una ventana ilumina durante apenas un minuto uno de los capiteles del ábside central, el único que no está decorado con motivos vegetales, animales o geométricos, porque en él está representado el rey de Aragón.

¿Y cuándo tuvo lugar el ‘traslado’ de su tímpano, de enorme riqueza artística? Juan Antonio Olañeta cree que pudo ser en el siglo XVI, cuando a su vez se trasladó la portada del templo parroquial. Cree que, como otros elementos dispersos de la iglesia de Santiago (sillares, capiteles...) podía estar descontextualizado o semiabandonado y alguien decidió ‘reciclarlo’. Nuevas investigaciones aportarán más datos sobre el reaprovechamiento.

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