El "zaragozanísimo" Jardín de Invierno

Este espacio del parque Grande José Antonio Labordeta, creado en 1959, acogerá durante el verano conciertos de bandas e intérpretes locales y nacionales.

Jotas en el escenario del Jardín de Invierno
Jotas en el escenario del Jardín de Invierno
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El Ayuntamiento de Zaragoza recuperará este verano el Jardín de Invierno, en el parque Grande José Antonio Labordeta, para la celebración de conciertos de bandas e intérpretes locales y nacionales. 

En este escenario, que desde los años 60 acogió festivales de folclore y de la canción, espectáculos teatrales, verbenas y recitales, preferentemente de cantautores en los 70 y primeros 80 (también se abrió a otros géneros e incluso al teatro infantil y de calle), se programaron carteles con artistas y grupos como Only Us, Los Ibéricos, Los Guayanes, Los Kio Was, Los Ronos, Los Lores o Los Cósmicos, en festivales y verbenas ye-ye de los 60 en las que se anunciaba orquestas como la Jar – Invier y actuaciones de Corita Viamonte, Vicente Pizarro, Los Diablos Blancos. También ha sido escenario de fotos escolares, como las del colegio La Salle Gran Vía, y ha servido de fondo para las fotografías de grupo de orquestas y conjuntos en los 60 y en otras instantáneas de parejas e incluso bodas.

Desde mediados de la década de los 70, destacó un programa de conciertos en el Jardín de Invierno organizados para conmemorar el bimilenario de la capital aragonesa, en 1976, con nombres como Massiel, Paco de Lucía, Mocedades o María Dolores Pradera. La canción popular también sonaría en aquel recinto con José Antonio Labordeta, Joaquín Carbonell, La Bullonera, Rosa León, Carlos Montero, Pi de la Serra, Hilario Camacho y Bibiano, entre otros.

Desde la década de los 80 siguió acogiendo diversas actividades, aunque pronto un nuevo escenario, ubicado también en el parque Grande, se iba a convertir en la máxima referencia de la programación cultural de la ciudad durante los meses de verano: el anfiteatro del Rincón de Goya, inaugurado en 1985. A partir de entonces allí actuaron, entre muchos otros, Radio Futura, Camarón de la Isla, John Mayall, Héroes del Silencio, Leonard Cohen, Rubén Blades o Tito Puente y Celia Cruz. El anfiteatro del Rincón de Goya se demolió en 2006 y el lugar que ocupaba era una de las opciones para volver a organizar conciertos para este verano dentro de la programación presentada esta semana por el Consistorio zaragozano. Sin embargo, por cuestiones técnicas, se ha optado por el Jardín de Invierno, un escenario que sigue en pie después y que, con mayor o menor intensidad, no ha dejado de albergar espectáculos en sus más de 60 años de historia.

El Jardín de Invierno, en sus primeros años
El Jardín de Invierno, en sus primeros años
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Escenario "ideal"

El Jardín de Invierno se inauguró en 1959 tras una remodelación de la zona del parque conocida como Cabezo de Buenavista, que consistió, entre otras actuaciones, en la adecuación de un espacio para la celebración de diversos espectáculos. “La explanada casi circular donde existían los restos de la pequeña gruta donde tantas veces saciamos de niño nuestra sed, a la que se desciende por seis rústicas escaleras, es la sorpresa más agradable del ‘nuevo’ Cabezo”, describía el periodista de Heraldo Marcial Buj 'Chas' en un reportaje publicado en este periódico el 20 de mayo de 1959.

Aquella gruta aparece de fondo en una excelente fotografía que Luis Gandú Mercadal tomo a su esposa María Dorel de Baya y su hija María Luisa en 1921 y que aparece documentada en Facebook gracias al grupo Fotos Antiguas de Zaragoza.

Este lugar del parque “antes oculto entre una gran maraña de broza y arbustos en el más lamentable abandono” iba a convertirse en “escenario ideal para espectáculos al aire libre, preservado de todos los vientos; teatro natural de condiciones inigualables en España”, señalaba Buj.

Y al parecer solo se tardaron cuatro meses en acondicionar este sitio. “Parece increíble que en tan escaso tiempo, el zaragozanísimo pinar, que había caído en el más lamentable abandono hasta el extremo de que su nombre se había borrado de nuestra memoria, lo vemos convertido en el más bello y apetecible lugar de la ciudad, en su más acogedor y delicioso paraje, en cuanto a lugares propicios para el disfrute de la naturaleza se refiere, de los que tan necesitados estamos”.

Jardín de Invierno
Jardín de Invierno
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Hasta 3.000 personas

En esta transformación se creó un espacio con capacidad para 3.000 personas sentadas, un escenario de mampostería de más de 20 metros de longitud, una profundidad de ocho metros y una elevación de 1.60 metros. También se construyó un pequeño muro de contención para prevenir los posibles arrastres de las laderas que sobresalía en la explanada entre dos escaleras frente al pasillo de entrada. Estos y otros detalles se reflejaban en el reportaje de Buj a escasos días de la inauguración del Jardín de Invierno, donde se colocaron “unos veinticinco grupos de flor de temporada con sus correspondientes setos en tono grisáceo que destacan del césped y vemos cipreses grises de Arizona -que solo se encuentran en la parte central del Pirineo-, tejos, bojes, chumberas, adelfas, retamas, thuyas, rosales trepadores y arbustos de distintas clases”.

En una de sus entradas, sobre el escenario, se asentaron cuatro bustos clásicos (Afrodita de Milo; Niobe, de Fidias; Hermes, de Praxíteles, y el David, de Miguel Ángel reproducidos por la escultora zaragozana Dolores Franco.

El 27 de mayo de 1959 tuvo lugar la inauguración oficial del parque Cabezo de Buenavista con la presencia de las autoridades de la época. Durante el acto, que tuvo lugar por la tarde, se descubrió el busto en recuerdo del concejal del Ayuntamiento de Zaragoza e impulsor de este gran pulmón verde la ciudad, Vicente Galbe Sánchez Piazuelos. La polifónica Fleta, con el maestro Borobia al frente, inauguró el escenario del Jardín de Invierno y a continuación también hubo fiesta de jota con la intervención de los rondallistas y cuadro de joteros del maestro Cebollero con los afamados cantadores de jota José Oto, Encarnita Rodríguez y Josefina Ibáñez.

Lamentablemente, Marcial Buj no llegaría a ver la inauguración oficial. En el reportaje que había publicado el 20 de mayo el periodista aparecía en una de las fotografías junto a José María Franco de Espés, delegado de Parques y Jardines y artífice de la transformación del Cabezo de Buenavista, conversando en uno de los nuevos miradores del parque. Quién iba a pensar que Buj fallecería de un infarto el mismo día que se publicó en HERALDO aquella imagen que acompañaba sus información sobre el Jardín de Invierno. Tenía 50 años.

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