El Teatro Principal y sus recónditos rincones

Ayer se retomaron las visitas guiadas al coliseo bicentenario de Zaragoza, un recorrido que permite descubrir su historia, sus reformas y su belleza arquitectónica.

El Teatro Principal, escenario por excelencia de la capital aragonesa, alberga mucho más de lo que se ve a simple viste cuando se asiste a uno de sus espectáculos o a alguna de las actividades que suelen organizarse en su espacio Mariano Cariñena. Esta joya bicentenaria está llena de rincones desconocidos para el gran público. Desde hace 14 años, el personal del teatro comparte todos los secretos de este edificio con quienes desean conocer su historia en profundidad.

Ayer volvieron a comprobarlo dos grupos que formaron parte de las visitas guiadas, retomadas tras la interrupción en octubre por la crisis sanitaria. De manera gratuita (con solicitud previa en la página web del Principal) y en grupos de un máximo de 10 personas se pueden descubrir de nuevo los entresijos de este edificio. El itinerario dura una hora y las próximas citas serán los días 23 y 30 de este mes y el 5 y el 12 de abril.

La visita comienza en el vestíbulo, el espacio Mariano Cariñena, denominado así en homenaje al director y dramaturgo aragonés, figura clave del teatro en Aragón. En este inicio se explica el origen del Teatro Principal, inaugurado el 25 de agosto de 1799, y que a lo largo de sus más de dos siglos de existencia se ha sometido a tres grandes reformas.

Pero antes de su creación, hubo otro gran teatro muy cerca de este lugar, el Coliseo de Comedias (donde hoy se encuentra Banco de España) que se incendio en 1778, una catástrofe en la que murieron 77 personas y 52 resultaron heridas.

A partir de entonces se prohibieron las representaciones, hasta que el tramoyista Vicente Martínez ideó en lo que entonces era un granero la construcción de una sala provisional, en el solar que ocuparía el Teatro Principal.

El hall es obra de José Beltrán y Regino Borobio y fue realizado entre 1937 y 1940. Se convirtió de esta manera en la entrada principal, con dos pisos y un espacio utilizado por la sociedad zaragozana para ver y ser vista. En este espacio también se encuentra el mural ‘Zaragoza’, de José Manuel Broto, instalado en los años 80, tras la reforma acometida por José Manuel Pérez Latorre. También destacan en el Principal varias esculturas de Francisco Rallo y un bello mural de Jorge Gay situado frente los camerinos (17 en total).

En la primera planta los visitantes descubren el palco de alcaldía, así como detalles de la colección de programas de mano y fotografías del teatro. También destacan las lámparas, el mobiliario de Loscertales, el antiguo salón de té o la decoración de las paredes. En el otro extremo del ambigú, el color de las paredes distingue la reforma de Pérez Latorre (gris) de la planta original (rojo). Desde ahí también se accede a una escalera de emergencia donde predomina el hormigón, el hierro y el cristal. Debajo de ella se esconde un aljibe de cinco metros de profundidad que, además, contribuye a la buena acústica de la sala.

También se visita el gallinero o cazuela, donde se puede admirar de cerca la decoración del techo, obra de varias artistas y encargada a Ricardo Magdalena, quien se ocupó de la conservación del coliseo entre 1876 y 1910. El elemento más antiguo del Principal es el telón pintado por Mariano Unceta y ver de cerca como suben o bajan este y otros telones es algo que se comprueba desde las galerías de los tramoyistas. Allí se ve el peine, el mar de varas, los focos... sin este trabajo invisible para el público las funciones no podrían comenzar.

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