patrimonio

Cuando el fuego quemó la comedia de Zaragoza

La Casa de Comedias del Hospital de Nuestra Señora de Gracia de la capital aragonesa fue pasto de las llamas en noviembre de 1778, durante una representación musical. Se ubicaba en la actual plaza de España.

La Casa de Comedias del Hospital de Nuestra Señora de Gracia de la capital aragonesa fue pasto de las llamas en noviembre de 1778, durante una representación musical. Se ubicaba en la actual plaza de España.

Notre Dame de París vivió este Lunes Santo un infierno. Su aguja central compartirá, si existe, paraíso arquitectónico con el Circo Máximo de Roma o con las casas de Troya. No es la primera catedral víctima de las llamas. Antes lo fueron la de San Pablo en Londres, la de Santander y la de León. Unos quedaron en ruinas, en otros casos pudieron ser restaurados con el paso de los años. En ese particular cielo desgraciadamente también debería haber un hueco para Aragón. Tal vez, al lado de la histórica biblioteca de Alejandría descanse la Casa de Comedias del Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza.

Este teatro se emplazaba en el entorno de la esquina de la plaza de España y el Coso, aproximadamente donde en actualidad se levanta el Banco de España. De él se dice que fue uno de los más “reputados (…) teatros por su situación, comodidad de entradas y salidas, capacidad para 1.300 personas y buena distribución”. Esto se extrae de ‘El teatro en Zaragoza antes del siglo XIX’, un artículo de Andrés Giménez publicado en 1927 en la Revista Universidad.

De su aspecto por dentro poco se conoce. Se tiene constancia de que “el adorno interior de las columnas y pinturas lo hacían sumamente vistoso”, agrega Amparo Martínez en un artículo de la revista académica 'Artigrama' en palabras de Giménez.

Por fuera se podría conocer gracias a un cuadro atribuido a Goya, aunque hay expertos que ponen en duda tanto su autoría como que represente el desaparecido coliseo del Hospital de Gracia. En esa obra pictórica se puede ver un edificio de tres plantas, simétrico y con fachada muy horizontal. Nueve grandes puertas, cuatro a cada lado de la portada principal y una central, podrían dar acceso a su interior. Coincidiendo con estos vanos de la planta baja se abrían otros tantos balcones en la segunda altura. Arriba, en el medio, presidiendo todo el conjunto, se descubrían tres figuras humanas. Supuestamente este cuadro representa su incendio, acontecido tan solo nueve años después de terminar la construcción, en 1778.

Según relata el Teatro Principal y el artículo de Artigrama, era la noche del 12 de noviembre y sobre el escenario se representaba ‘La Real Jura de Artaxerjes’, gracias a una compañía de cómicos italianos que se encontraba de gira por varias ciudades españolas. La función no había terminado cuando un incendio comenzó en el coliseo. Cuentan que en el cambio de escena, en el intermedio entre actos, una vela prendió parte del decorado y desencadenó la quema. En dicho suceso fallecieron entre 70 y 80 personas. Los asiduos a este foro eran lo más granado de la sociedad aragonesa. Muestra de ello es que una de las víctimas, según se recoge en la Gran Enciclopedia Aragonesa, fuera Tomás Fermín de Lezaun y Tornos, ilustrado y oficial en la Contaduría Principal del Ejército.

Este trágico hecho fue el desencadenante de que se prohibieran las exhibiciones escénicas durante un tiempo en la capital. El hecho pasó a la historia de Zaragoza como uno de los más tristes, pero afortunadamente el telón de un escenario volvió a subirse en la ciudad.

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