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Un recorrido por la gráfica de Antonio Saura en A del Arte

Un inventario de temas y técnicas. Ejemplos de complicidad con escritores como Arrabal

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Antonio Saura y Fernando Arrabal, rodeados de sus amigos.
Cortesía de Fernando Arrabal.

El mundo del pintor Antonio Saura es difícil de entender sin su gráfica. En 1958 crea sus primeras litografías, y nunca dejará de producir estampas en diversas técnicas. Hacia 1958 se fijan también su estilo característico y sus motivos obsesivos. Su terreno de juego. Se replantea allí la libertad del gesto dentro de esquemas restrictivos. La representación de personajes suma exigencia de sentido e imposición formal. Un compromiso barroco entre estoicismo y lujuria. Saura fabrica un mundo de grafismos y figuras, cuyo ecosistema perfecto es el papel. En términos compositivos, Saura oscila entre dos extremos, el de la figura individual, la del retrato manierista, y el de las multitudes, que procede del Goya de las Pinturas Negras y de las gradas de los toros de Burdeos. Ejemplos de ambos temas los hallamos en la Galería A del Arte, en una exposición que muestra a la par la variedad y la continuidad del Saura grabador.

Dos “retratos” de los setenta ejemplifican también su fetichismo museístico. Sus 'Remembrandt' son homenajes y bromas sobre autorretratos de Rembrandt. Su galería de 'reyes' explota el inacabable traje negro de Felipe II, en un retrato que se pensaba antaño de Sánchez Coello, y se sabe ahora de la pintora Sofonisba Anguissola.

Su galería de 'reyes' explota el inacabable traje negro de Felipe II, en un retrato que se pensaba antaño de Sánchez Coello, y se sabe ahora de la pintora Sofonisba Anguissola.

Hablaba de individuos y de multitudes, pero otro motivo curioso es el de la pareja, el de la pareja copulando, convertida así en un único ser, de modo parecido a como la multitud se hace un solo monstruo. El propio pintor aludió a lo excepcional de este asunto dentro del arte occidental en un ensayo de 1989 ('La belleza obscena'). Allí leemos: “La aparición de cuerpo deseado, la representación del espacio como campo de batalla, se resume en el surgimiento de la bestia convulsa que muestra sus atributos confundidos en el único escenario posible: la ausencia de escenario…”.

Sobre este motivo elaboró variaciones para un libro creado junto a Fernando Arrabal en 1975: 'L’odeur de la sainteté'. Es una de las varias joyas de la exposición. Tanto en los aguafuertes de Saura, como en los versos de Arrabal el sexo se hace escritura, lo que éste llama un “código secreto indescifrable”, algo que invita a una combinatoria infinita.

Esta colaboración entre Saura y Arrabal invita a recordar el tiempo en que ambos coincidieron en París, y sus respectivas aproximaciones al Surrealismo, cuando Breton ejercía de pope crepuscular en el café La promenade de Vénus. Uno y otro se alejaron de la vieja ortodoxia para seguir caminos propios. Tiene su interés recordar una foto de mayo del 68 (¡vaya fecha!) y que reúne al grupo Pánico, y donde entre Arrabal, su mujer Luce (o Lis), y junto a otras gentes como Topor, asoma la calva de Antonio Saura.

LA FICHA

‘Saura’. Obra Gráfica. Galería A del Arte. Calle Fita, 19. Hasta el 12 de marzo.

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