¿Superarán los cines la pandemia?

Esta no es la primera crisis a la que se enfrenta la exhibición comercial en las salas, aunque la actual situación ha acelerado cambios en el sector que ya se vislumbraban

Crisis en las salas de cine. Palafox / 30-01-2021 / FOTO: GUILLERMO MESTRE[[[FOTOGRAFOS]]]
Los Palafox, en Zaragoza, ayer por la tarde. Sus salas siguen abiertas, al igual que las de los Aragonia, Cervantes y Artesiete.
Guillermo Mestre

El fundido en negro, la desaparición de la exhibición comercial, cambios en la industria del cine y el modo de verlo. El sector atraviesa, sin duda, una complicada situación acelerada por los efectos de la crisis sanitaria. Pero pese a ese temido apagón de los cines y a los cierres temporales de muchos de ellos (en Zaragoza permanecen abiertos los Palafox, Cervantes, Aragonia y Artesiete, y clausurados los de Cinesa Puerto Venecia y Grancasa y los Yelmo Plaza Imperial), la exhibición comercial no desaparecerá, aunque todo apunta a que sufrirá transformaciones y se adaptará a una nueva etapa.

Según datos de la consultora Comscore, la taquilla española cerró 2020 con pérdidas de 446 millones respecto al año anterior, una cifra que supone un descenso del 72%. La recaudación total fue de 169,7 millones de euros y el año se cerró con 28,2 millones de espectadores. Son números muy alejados del «gran año» 2019, así calificado por los exhibidores, con 105 millones de asistentes a las salas españolas y 624,1 millones de euros de recaudación, el mejor dato en los últimos diez años.

Los aforos al 50%, el cierre de actividades no esenciales en el ámbito de la cultura a las 20.00 (de lunes a jueves) y antes de las 18.00 (los fines de semana) dificultan aún más el funcionamiento de los cines, ya de por sí disminuido por los efectos de la pandemia que, desde el pasado año, obligó a cancelar rodajes, posponer y/o anular lanzamientos que, en varios casos, solo se estrenaron en plataformas de contenidos para televisión que constituyen, además, una amenaza para la supervivencia de los cines.

«Llegan títulos en su mayoría interesantes pero con escaso gancho para el público medio, lo que no anima a volver a los espectadores no habituales. Cada semana hay menos títulos, los sucesivos cambios de fecha de estreno son ya algo casi cotidiano y los grandes estudios estadounidenses, además de dar la espalda a las salas, se guían por decisiones cortoplacistas sin reparar en que contribuyen a la muerte del sector», explica Enrique Abenia, crítico de cine de HERALDO.

"Los grandes estudios estadounidenses, además de dar la espalda a las salas, se guían por decisiones cortoplacistas sin reparar en que contribuyen a la muerte del sector"

La cineasta y gestora cultural Vicky Calavia comenta que «vivimos una época muy dura para la exhibición de cine en salas. Pero, además, las nuevas ventanas digitales ya abocaban hacia este camino. La pandemia ha acelerado algo que ya hubiera pasado dentro de unos años, y que ahora ha llegado de golpe. El hecho de que los cines necesiten rentabilizar sus estrenos y los distribuidores piensen que no tienen suficiente público es un hecho real y por eso los lanzamientos se limitan a géneros y temas muy concretos: películas de superhéroes, ciencia ficción o cine más infantil que llega a un público masivo y también a un público más joven».

Un acto social

«Ante esta situación el panorama actual del cine no se presenta nada halagüeño. Antes de la pandemia la gente iba al cine para ver un filme, era un acto social, se iba en familia, con amigos, con pareja a disfrutar y pasar un buen rato viendo una película. Pero actualmente, aunque se ve y se consume mucho más cine que antes gracias a los avances tecnológicos y las plataformas digitales, ha cambiado la forma de disfrutar de las películas y se ven más en solitario o en el ámbito familiar, únicamente», opina Juan Carlos Ajenjo, miembro de la Tertulia Cinematográfica Perdiguer.

En este sentido, Calavia defiende «el ritual de ir a una sala de cine porque es donde se aprecian de verdad las películas, por mucho que tengamos una pantalla grande o un proyector en casa. Y también conlleva la relación social. No olvidemos que el cine, cuando no existía la televisión, era otra actividad social que existía sobre todo en el medio rural, pero también en la ciudad, como ir al teatro o al baile... Y además, el hecho de poder salir y comentar la película es algo impagable.

Las otras pantallas

Sobre la asistencia de espectadores, Abenia teme que si la situación no mejora «haya una parte de la población que se olvide de manera definitiva de los cines. Cuando escampe, el sector en su conjunto tiene que replantearse cosas, sí, pero la solución también depende del público. Resulta frustrante que para algunos solo existan las plataformas. Y lo dice una persona suscrita a cinco de ellas. Son una fuente de ocio inagotable y marcan el presente, pero conviene no perder la mirada crítica sobre ciertas políticas y su condición de enormes cajones de sastre en los que hay de todo, bueno y malo».

Calavia señala que «las plataformas han copado un mercado en el que además ofrecen enseguida estrenos, las propias productoras, distribuidoras y exhibidoras están optando por ellas, como Disney o Paramount, sin ir más lejos, que han abandona las salas. Es muy difícil cuando alrededor del 90% del mercado de exhibición comercial en España es estadounidense y es casi imposible competir contra eso porque el porcentaje de cine español, europeo y de otras culturas, latitudes y países que se exhibe es mucho menor. Por lo tanto, lo que da rentabilidad en las salas es el cine norteamericano. No es algo nuevo. Ocurre desde hace muchos años».

"Las propias productoras, distribuidoras y exhibidoras están optando por las plataformas. Disney o Paramount, sin ir más lejos, han abandona las salas"

Calavia recuerda que «esta crisis está siendo especialmente dura para la cultura. Todos añoramos poder ir al cine, a conciertos o al teatro como hacíamos antes de la pandemia. Para mí es francamente triste. Me gustaría ser optimista, aunque hay muchos números para que esta situación siga y aumente».

Proyección de futuro

Para Ajenjo, «el futuro del cine pasa por adaptarse a las circunstancias que vayan sucediéndose con estos tiempos, donde tendrán que cohabitar los estrenos simultáneos de películas en plataformas digitales y en pocas salas de cine selectas. Habrá una reducción mayoritaria de salas. Incluso –como ya está ocurriendo– dejará de proyectarse todos los días laborales para pasar a los fines de semana y festivos».

Otras opciones que pueden vislumbrarse y que ya han puesto en práctica los cines Palafox y Aragonia consisten en «organizar ciclos correspondientes a directores, actores y películas míticas en versión original y en pantallas digitales 4K con la mejor calidad posible. La gente joven, sobre todo, acude a verlas», añade.

"El cine en salas seguirá, pero se corre el peligro de que cuando esto pase haya quedado demasiado dañado"

Abenia apostilla que «urge una reformulación a varias bandas y niveles, encontrar nuevas vías... En el terreno de los exhibidores, una de ellas puede estar en la apuesta de cines Palafox y Aragonia, los de referencia y los que resisten (sin pasar por alto que Artesiete La Torre aguanta los fines de semana), por los reestrenos de grandes títulos. El público responde por la oportunidad y la sugerencia de disfrutarlos en pantalla grande».

El crítico de HERALDO apunta que «el cine en salas seguirá, pero se corre el peligro de que cuando esto pase haya quedado demasiado dañado, con numerosos cierres definitivos por el camino. Aunque igual peco de iluso, creo que, con los necesarios cambios, pueden convivir ambos modelos, el cine en salas y en plataformas. Para el aficionado sería lo idóneo y deseable».

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