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Cristina Huarte, cuando el viaje va más allá de lo perceptible

La artista presenta en Bantierra el proyecto que realizó durante su estancia de tres meses en Perú

Cristina Huarte expone su experiencia peruana en Bantierra.
La pintora ante una estupenda colección de dibujos.
Toni Galán.

Cristina Huarte (Zaragoza, 1988) presenta una apuesta valiente en cada exposición. Distinta pero potente, meditada pero al mismo tiempo emocional. Una mujer que siempre busca experiencias que la conduzcan hacia ese espacio donde la magia generadora de imágenes y las palabras que hilvanan la poesía estén en perfecta comunicación. Para indagar en la obra de esta exposición hay que penetrar en los límites del espíritu, en lo que está mas allá de lo perceptible, en los símbolos ancestrales de quienes invocan los espíritus y los reciben a través de su percepción. Una colección realizada gracias a una beca obtenida para la Residencia Rai de artistas situada en el Valle Sagrado de los Incas en Cuzco, Perú.

La primera sala abovedada responde al título de ‘Mama Killa’ (2020) que hace alusión a la Luna como personificación femenina en contrapartida al sol. Su culto se cree anterior al imperio incaico y se relaciona con la fertilidad, siendo considerada la protectora de las mujeres. Cristina Huarte realiza una serie en la que desboca de dibujo y color la presencia poderosa de la diosa madre. La pintura al óleo sobre tela de alpaca –tejida a mano, como puede verse en el vídeo del segundo espacio– va describiendo al mito como una mujer poderosa, amante apasionada y generadora de vida.

Para su pintura utiliza colores puros, amarillos, azules, rojos, como elementos primarios que constituyen la fuente de vida. Las composiciones parecen sencillas al dejar grandes espacios vacíos de color en la tela, pero sin embargo son complejas en cuanto su gran riqueza de significado. ‘Mama Killa’ es la constatación de la vida, de la fertilidad, de la intensidad, del complemento con su opuesto, el sol, que penetra su cumbre y engendra el universo.

Cristina Huarte expone su experiencia peruana en Bantierra.
Dos de las fotografías de Cristina Huarte y una instalación.
Toni Galán.

En este mismo espacio abovedado Cristina Huarte ha dispuesto su vídeo ‘Protectoras’ (2020) en el que rinde homenaje al poeta peruano José Watanabe a través del que busca las manifestaciones emocionales del poema: «No se puede amar lo que tan rápido fuga. / Ama rápido, me dijo el sol. / Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino, /a cumplir con la vida. Y soy el guardián del hielo». 

En el que vincula las palabras del escritor con su propia recreación de ‘Mama Killa’ –coraza de plata y corona de luna y laurel–. En el centro de la sala hay situado una pieza especialmente significativa para la artista, el ‘Bastón de Mando’ (2020). Una vara de madera de ciprés, tallada con cabeza y garras de cóndor, sobre un lecho de espejos y piedras doradas. Un objeto que para la artista aglutina una especial energía ritual. Es el sustento de la naturaleza, ‘Pacha Mama’, que se trenza de manera helicoidal en el bastón a través de una cinta morada. Es el símbolo de la madre tierra, de la mujer de la que proviene la realidad.

El mito, los poemas quechuas

Este mundo que une la plástica y el relato mítico también adquiere forma y contenido en su serie ‘El Baile de los muertos’ (2020). Una colección de dibujos realizados con tinta y lápiz conté sobre papel japonés. Cristina Huarte fragua la concepción incaica del mundo, plasmando los tres niveles. ‘Hanan Pacha’, morada de los dioses y de objetos celestiales –mundo de arriba–. ‘Kai Pacha’, el mundo presente. Y ‘Ucu Pacha’, el mundo de abajo. Y lo hace a través de las plumas del cóndor (superior), las figuras (real) y la geometría (los compartimentos inferiores). Dibujos ágiles que expresan un hálito de superación a través de los dientes de sierra que simbolizan las montañas andinas y el movimiento generado por volutas de espirales constantes.

Dibujos ágiles que expresan un hálito de superación a través de los dientes de sierra que simbolizan las montañas andinas y el movimiento generado por volutas de espirales constantes.

En la sala mas al fondo se expone la serie de fotografías ‘Qantu’ (2019) que se expuso brevemente en la Sala Juana Francés de la Casa de la mujer debido a la situación de pandemia. Una obra lírica y poética en la que la propia artista queda oculta por la piel de alpaca teñida de cochinilla –presente como una obra más en el espacio–. Un simbolismo en el que a través de la flor que perduró incluso durante una sequía, Cristina Huarte deja patente la identidad de un nuevo tejido que eclosiona en una metamorfosis acompañado del sonido de poemas quechuas.

PINTURA, DIBUJO, FOTO, VÍDEO 

'Kaway'. Cristina Huarte. Sala de la Caja Rural de Aragón. Zaragoza. Hasta el 19 de febrero.

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