NARRATIVA ARAGONESA. OCIO Y CULTURA

Rosa Martínez viaja al Nueva York de jazz, inmigración y mafias en ‘La nota muerta’


La novelista navarra, afincada en Aragón desde hace muchos años, rinde homenaje a los emigrantes y a los esclavos en su nueva novela

Rosa Martínez publica 'La nota muerta'.
La escritora y profesora Rosa Martínez, autora de 'La nota muerta'.
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La escritora Rosa Martínez publica una década después de ‘Sobrevivir en Comala’ (Baile del Sol, 2010) su segunda novela, ‘La nota muerta’ (Pregunta), ambientada en el Nueva York de 1933-1934, justo después del final de la Ley Seca, “cuando Manhattan era como esa melodía de Gershwin, ‘Rhapsody in blue’, mágica, inquietante y peligrosa”, dice la autora.

El protagonista es un joven músico español, saxofonista, que viaja a la Gran Manzana para hacerse un hueco en las bandas de 'hot jazz' de la ciudad. Por su frágil situación de inmigrante y las paradojas del país, acabará en las redes de las bandas que pueblan el submundo de ciudad, “que tienen sus propias y peligrosas leyes como sucedía en la película ‘La ley del hampa’ de Josef von Sternberg. En ‘La nota muerta también hay un homenaje al cine de gángsters y al cine de los años 20 y 30 en general, y al ambiente de las películas de Fritz Lang o de ‘Scarface” una de mis películas favoritas de Howard Hawks”, dice la autora.

La ‘nota muerta’ está dedicada a su abuelo Manuel González de Francelos (Ribadavia, Orense), y a quienes como él tuvieron que dejar su tierra y su país para buscar un futuro con esperanza, una nueva tierra de promisión. En la novela aborda temas como la fragilidad de los migrantes. “En el trabajo de documentación, que fue muy laborioso, tuve sobre todo en cuenta, aunque no solo, la inmigración española en torno al llamado barrio de Little Spain, cuyo núcleo, la Nacional, sigue en activo hoy en día -explica la escritora-. Entré en contacto con sus gentes averiguando muchos detalles de personas reales de toda España que viajaron en esta época a Nueva York”.

Si ese es un tema central, otro lateral es la desigualdad estructural de los afroamericanos en Estados Unidos. “Ese problema sigue latente en el último movimiento social ‘Black lives matter!’. En la época en la que está situada la novela hacía casi 70 años que había sido abolida la esclavitud pero la segregación y las desigualdades económicas seguían siendo brutales y, a excepción de algunas pioneras como Harriet Tubman, la lucha por los derechos civiles aún no estaba organizada”, comenta, y recuerda que en todas sus ficciones hay “un homenaje hacia un mundo cultural que no quiero que se olvide porque es demasiado hermoso”.

En la trama, además del protagonista, hay otros personajes: la propia ciudad de Nueva York que se construye lentamente, y que había sido descrita por García Lorca en ‘Poeta en Nueva York’,y otros seres que se han rebelado contra la voluntad inicial de la escritora: “Me ha ocurrido con un personaje, Sarabi, una joven afroamericana que se encuentra con el protagonista, Eladio y que en principio iba a ser un personaje más pero que, después, se me fue de las manos y comenzó a contarme su historia sobre la desigualdad”.

“Me ha ocurrido con un personaje, Sarabi, una joven afroamericana que se encuentra con el protagonista, Eladio y que en principio iba a ser un personaje más pero que, después, se me fue de las manos y comenzó a contarme su historia sobre la desigualdad”

Rosa Martínez, en ese contexto, evoca el espíritu de Rosa Parks cuyo gesto -“no ceder a un blanco su sitio en el autobús, como decía la ley que debían hacer los negros”- inaugura oficialmente en 1955 el movimiento de lucha por los derechos civiles que, “a pesar de lo conquistado, todavía requiere constantes y nuevas batallas. Sarabi es una nieta de esclavos, se encuentra sola en la gran Manzana y realiza un gesto parecido al de Rosa Parks. Todas las noches recordaba los cánticos de los esclavos que, como sus abuelos, habían malvivido en las plantaciones de algodón de Misisipi”.

Ese personaje la trae al presente de máxima actualidad: “La vuelta al hogar de los esclavos era su luz, la esperanza que los mantenía con vida, y es, también, por lo mismo, la vuelta al hogar que desean todos los migrantes; los de ayer, como mi abuelo Manuel González; y los de hoy, como los que se dejan la vida en las costas de Canarias o de Lampedusa, la mayoría estafados por mafias y con la cabeza enmarañada por el miedo a la guerra, a la barbarie o a la miseria”.

La novela está enmarcada dentro de la tradición clásica de la novela negra. Declara Rosa Martínez: “Soy una enamorada de la novela negra en sus orígenes: ‘El sueño eterno’ de Raymond Chandler o ‘El halcón maltés’ de Hammet. Es un homenaje a las novelas ambientadas en la Nueva York de los años veinte como la que más admiro de esta época, la maravillosa ‘Manhattan Transfer’ de John Dos Passos”.

"Es un homenaje a las novelas ambientadas en la Nueva York de los años veinte como la que más admiro de esta época, la maravillosa ‘Manhattan Transfer’ de John Dos Passos”
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