RELATOS. ARTES & LETRAS

Carlos Castán, la cuenta de la luz

Páginas de Espuma publicar los 'Cuentos' del escritor: 'Frío de vivir', 'Museo de la soledad', 'Solo de lo perdido ' y 'Polvo en el neón'

Páginas de Espuma publica 'Cuentos' de Carlos Castán.
Carlos Castán es un maestro del estilo, de la atmósfera y de las pasiones.
Virginia Barbancho.

Tenía que llegar noviembre. Tenían que llegar en noviembre. Como las castañas. Como los cuentos de Castán. Salgan los juegos de palabras que salgan. Porque lo que ha hecho a lo largo de tantos años Carlos Castán es más que jugar con las palabras. Ha tomado desde su primer sentido común, hoja, cuaderno, bolígrafo y todo el material que se quiera añadir para hacer lo que la mayoría de las personas harían con esos elementos. Lo que ocurre es que no ha hecho lo que los demás. Desde su mirada inabordable ha ido palpando, limando, resaltando, evidenciando lo que una manera de estar en el mundo puede destilar. Lo mucho vivido y bebido por sus cuentos va calando en las quinientas páginas del libro.

Una vez más, con gusto y criterio por preservar la buena literatura, Juan Casamayor –el editor zaragozano de Páginas de Espuma– ha reunido lo que muchos pedían a gritos. Que se recuperasen los tres lujolibros de cuentos de Castán. ‘El frío de vivir’ que salió a finales de siglo y aún sigue helando, 1997; ‘Museo de la soledad’, imborrable título para bautizar el milenio, 2000; y ‘Solo de lo perdido’ que tanto mira al Aragón que tantas horas lo acompañó, 2008. Y todo eso en espera de la guinda, el relato que se alarga sin excederse, ‘Polvo en el neón’. Todo esto en un libro de cubiertas negras con ascendencia en el gris que podría acoger muchos de sus cuentos. Que habla y sigue diciendo sobre los temas esenciales que preocupan al ser humano, con ese enfoque tan sencillo en la apariencia como elaborado en sus adjetivos, aromas y huellas que va dejando el leerlo.

Resulta imposible desgranar los 47 cuentos que dan forma a este que ya es desde ya, libro de coleccionista. Libro para volver a él cualquier tarde de noviembre o cualquier mañana de diluvio imprevista. De las que no se puede hacer otra cosa que dejarse iluminar por la luz Castán. La luz que lo mismo tuesta las castañas que te cobija como una manta. La prueba de esa luz. Estas frases que siguen. Directamente traídas de las escritas por el autor que podrían parecen puñales y sin embargo puede que sean luminarias para cualquiera que sepa mirar. "Allí, en Zaragoza, en la casa de Lucía, […] se emborracha de absenta la parte que me falta». O pensamiento hecho precisión «A veces pienso que la visión de la verdad es como el producto de un coágulo en el cerebro». O precisión hecha verdad. «Ser solitario, piensa, es habitar más que nadie la memoria y el deseo y, en cambio, haber desaparecido de los recuerdos y las ganas de los demás; mucho más que la soledad física, lo que duele es ese estar ausente de todas las conciencias, no vivir en cerebro ajeno, saber que no aparece tu nombre escrito en ninguna agenda". O epílogo subrayado con corolario. "Donde quiera que estés, Albatros, amor mío, muérete siempre a tu manera, deja la culpa donde debe estar, en el centro de mi garganta, cerca de donde muerden los vampiros, junto al dolor infinito que ya no me abandona".

Escribe Carlos Castán: "Donde quiera que estés, Albatros, amor mío, muérete siempre a tu manera, deja la culpa donde debe estar, en el centro de mi garganta, cerca de donde muerden los vampiros, junto al dolor infinito que ya no me abandona".

Coronado por humor de cierto color inesperado. "La encargada de despachar los billetes era ese día mi mujer. Y que al poco rato, convenientemente uniformado, mi suegro me arrastró por las orejas hasta su coche patrulla". Para terminar con la ironía hecha lucidez. "No se muere nadie por quedarse sentado en el suelo temblando hasta el amanecer". Porque ya se sabe que cuando tiembla la luz, viene la duda a anidar. En este libro, se esconde en cualquiera de sus cuentos. Como ese paso de las decisiones impensadas a las pesadas digestiones de lo que no se ha hecho.

Vidas bien contadas

Porque Castán es consciente de todo, y sus cuentos pueden hacer de barandilla del inconsciente o flotador del inocente. Porque lo que sus cuentos narran es también lo que no se ve pero todos sabemos. Que siempre hay parte de atrás en los espejos y esperanzas que mueren después que las personas. Porque las personas que protagonizan los cuentos viajan en trenes donde hay más personajes que viajes, más de Castán que sus frases. Porque cuando se leen tanto tiempo después los cuentos aquí bien reunidos, aparece el paso del tiempo que no acaba de pasar nunca. Porque para que pase el tiempo, tiene que cambiar la luz, y las zonas de sombras y de claridad siguen marcadas por el oficio de vivir.

Ese que en limpio y sincero prólogo, señala el autor desde Zarzalejo, de donde salió el granito para el también inmenso monasterio de El Escorial. "Y al final es posible que la única aspiración razonable sea la de vivir una vida bien contada". Fuera de las dudas, la aspiración del autor se demuestra en este libro como lo que es. Objetivo cumplido.

NARRATIVA BREVE

'Cuentos'. Carlos Castán. Editorial Páginas de Espuma. Madrid, 2020. 509 páginas.

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