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José Sacristán: "Celebro que la gente demuestre interés en volver al teatro"

El actor, de 83 años, regresa desde hoy hasta el domingo al Teatro Principal de Zaragoza con el monólogo ‘Señora de rojo sobre fondo gris’, de Delibes.

El actor José Sacristán.
El actor José Sacristán.
Pablo Sarompas

¿Cómo está pasando estos meses tan extraños para todos?

En el primer momento de la pandemia tuvimos que suspender todas las representaciones de ‘Señora de rojo sobre fondo gris’. Afortunadamente, a mi mujer y a mí nos pilló en una casita que tenemos cerca del Escorial. Allí hay territorio donde se puede pasear y estar un poco más oxigenados. Posteriormente, hemos recuperado la gira. Estamos bien dentro de la terrible amenaza de este puñetero bicho y, por supuesto, observando absolutamente todas las indicaciones que vienen de las autoridades sanitarias para evitar que esto se alargue más.

Las afecciones están golpeando en todos los ámbitos, pero en el mundo de la cultura está siendo demoledor, con las cancelaciones y las reducciones de aforos.

Siendo esto cierto, debo decir que nosotros, sin embargo, con ‘Señora de rojo sobre fondo gris’ hemos comprobado que la respuesta de la gente está siendo formidable. Todo aquello que se pone a la venta se vende. Estoy muy agradecido. No deja de ser un dato significativo y positivo. Debemos celebrar que la gente demuestre interés por regresar al teatro.

Su vinculación con Aragón es intensa. El Festival de Cine de Huesca le entregó el Premio Buñuel en 2018 y el Festival de la Almunia le otorgó en 2010 el Premio Florián Rey.

Estoy muy agradecido y orgulloso de los reconocimientos que se me hacen tanto en Aragón como en el resto de España. Pero lo más satisfactorio para mí es que, tantos años después, el cómico Sacristán y el ciudadano Sacristán siguen yendo de la mano de aquel crío de Chinchón.

Además, rodó en Sos del Rey Católico ‘La vaquilla’, a las órdenes de Luis García Berlanga. ¿Cómo fue la experiencia?

Podría estar años contando cómo fue aquel rodaje. Fue una de las experiencias de trabajo y de vida más gratificantes de toda mi carrera artística. Además, fue culminada con el detallazo del Ayuntamiento de poner las sillas con nuestros nombres repartidas por toda la localidad. Y después vino el despropósito, el atropello brutal de otro alcalde que las quitó, aunque volvimos a ponerlas tiempo después en un acto de reivindicación de la cultura.

En España siempre estamos a la greña, como se puede comprobar en la situación actual con el coronavirus. ¿Tenemos solución?

Pues no lo sé. En todo esto que ocurre las responsabilidades están repartidas. Pero inocentes inocentes… Todo este comportamiento, toda esta improcedencia de la clase política se debe a que atienden a la parte más innoble de su electorado. No hablan en el vacío. Hacen esos gestos y se pronuncian de esa manera porque saben que comportándose así satisfacen a una gran parte de la gente que les vota. Esa gente que les vota tendrán que revisar cuál es la dirección de su voto. Pero no son marcianos que se han vuelto locos. Aunque nos parezca jodido, nos representan.

Desde hoy hasta el domingo regresa al Teatro Principal de Zaragoza, donde su última aparición fue con ‘Yo soy don Quijote de la Mancha’ en 2013.

Por supuesto que estoy encantado de regresar al Teatro Principal. Las razones por las que no he vuelto antes no dependen de mí. Yo, por mí, hubiese vuelto antes, pero son criterios de programación que debo respetar. Para mí, Zaragoza es una plaza formidable en la que, además, tengo grandes amigos, entre ellos mi queridísimo Luis Alegre. Estaba deseando volver, aunque sea con estas restricciones.

Comparece con una obra muy especial, ‘Señora de rojo sobre fondo gris’, de Miguel Delibes, al que le costó mucho convencer.

Exactamente. Al principio, Miguel no quería dar los derechos por una cosa personal y no lo autorizó. Pero, dos años antes de morir, ya consintió que yo hiciera una lectura dramatizada de un par de pasajes y, posteriormente, los hijos autorizaron la versión teatral.

¿Qué le cautivó de este texto?

Leí la novela y me fascinó. Enseguida me di cuenta de que quería interpretarla. Es la declaración de amor de un hombre ante la pérdida del ser querido.

Delibes se protegió en un personaje de ficción, el pintor Nicolás, para narrar la muerte a los 48 años de su mujer, Ángeles de Castro. ¿Cómo gestiona enfrentarse cada noche a un texto tan potente e íntimo?

Tuve el inmenso privilegio de conocer muy bien a Miguel Delibes, y representar esta obra es un homenaje permanente a su figura. En primer lugar, para celebrar la calidad literaria y dramática del texto. A partir de ahí, todo lo que ocurre en ‘Señora de rojo...’ es gozoso. Al margen del dolor de la pérdida, lo que prevalece es la memoria del amor, el dolor esperanzado en que, mientras somos recordados, no desaparecemos. Es un texto tan profundo y sincero que, para mí, es motivo de celebración en cada representación. Cuando doy vida a Nicolás, soy plenamente consciente de que estoy hablando por boca de alguien a quien admiré y que está narrando cosas tan personales que conmueven.

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