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Del Ojo del Canal a la Fuente de la Junquera

Como ocurre este año, hubo épocas en que salir de vacaciones fuera del lugar de residencia no era lo habitual, pues solo estaba al alcance de los más pudientes.

Reportaje publicado en HERALDO el 4 de septiembre de 1952 sobre los domingos de agosto en la capital.
Reportaje publicado en HERALDO el 4 de septiembre de 1952 sobre los domingos de agosto en la capital.
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Las orillas del Huerva, en el Ojo del canal y la Fuente de la Junquera, eran algunos de los lugares más frecuentados por los zaragozanos para paliar los efectos del calor, como apunta el redactor Marcial Buj en este reportaje, que comienza haciendo una loa del río Huerva: «Se le han dicho tantas cosas al pobre. Es el que paga el pato, el blanco de todas las fluviales sátiras zaragozanas, y blanco también de nuestras pacientes narices. ¿Con razón? Nosotros creemos que sí. Da pena tener que acusarle de esta manera, pero allá va la acusación: al Huerva le sudan tos pies. Claro que, lo que diría el río si hablase. “Bueno, ¿y qué’? Es algún defecto que suden?”. Y tendría razón. No es ningún defecto, es hasta saludable, pero lo malo es que no se los lava y sufrimos las consecuencias los zaragozanos . ¡ Mira que no lavarse un río!».

«Ese ‘cuerpo’ serpenteante de 143 kilómetros de longitud tendido robre las provincias de Teruel y Zaragoza descansa sus pies sobre un terreno más caluroso, el nuestro, y, claro, como el Huerva es sucio, le huelen. A la ‘cabeza’ no le sucede lo mismo, porque la tiene colocada en sitio más fresco, como es el término turolense de Fonfría, al E. de la Sierra de Cucalón. Por eso los zaragozanos que en los días de fiesta del estío abandonan la ciudad en busca de sol, agua y aire puro y gustan de sus riberas suben un poquito más y van a instalarse poco más o menos en sus ‘pantorrillas’ –Ojo del Canal y Fuente de la Junquera– que es situarse fuera del radio de acción de tan desagradable foco aromático. Y allí, si; allí el Huerva ya es uno como los demás: pulcro, ‘sociable’, aseado por las aguas, los arroyos de Las Sierpes y La Albarca; las de los barrancos de Peralta, Mingo Vahondo, Val de Daroca, Las Almunias, las del río de Lanzuela...», añade.

«Es allí, en el Ojo del Canal y Fuente de la Junquera, donde veranean miles de zaragozanos que van en busca de la frescura que les brindan las aguas del “río del aceite”, como se le ha llamado por la cantidad de olivos que pueblan sus riberas. Y allí que va también HERALDO DE ARAGÓN en este domingo que cierra agosto a mezclarse en el bullicio dominguero de los que no han podido salir. Gente sencilla, alegre trabajadora; una gran parte de este pueblo con, en, entre, por, para el que vivimos», dice el reportaje, que se recrea en la diversión de quienes para nada se quejan de no haber salido de la ciudad para veranear.

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