literatura española. 'artes & letras'

Isabel Bono, el delicado equilibrio de la vida

La poeta y narradora malagueña publica una novela fragmentaria de culpas y de ausencias, ‘Diario del asco’, en Tusquets

Isabel Bono publica 'Diario del asco'.
Retrato de la poeta y narradora malagueña Isabel Bono.
Archivo Isabel Bono.

¿Qué hacer cuando uno no quiere vivir pero tampoco quiere morir? ¿Qué hacer cuando se está dispuesto a claudicar, a transigir en la negociación, pero la vida impone condiciones que no pueden cumplirse y te arrebata lo único que para ti era innegociable, lo único que podía proporcionarte cierta felicidad?

Esa angustia vital, ese vacío que a veces se aferra al corazón y a la piel y a los huesos, que se puede tocar y se proyecta en cada minuto del día, es la sombra que acompaña a Mateo en su existencia. Su psiquiatra le ha pedido que vierta ese flujo existencial en un diario —que él bautiza como 'Diario del asco'— y que escriba esas pequeñas cosas, esos pequeños gestos que el hombre hace como un torpe intento de llevar una vida normal.

Pero cuidado: Mateo no es un desequilibrado. Es un hombre que creció amedrentado por su hermano y que ahora, cincuentón y divorciado, vuelve a la casa familiar para no dejar solo a su padre viudo (que se ha quedado solo tras la marcha del hijo mayor, un hombre violento con problemas de alcoholismo que atemorizaba a sus padres). Se abre ante ellos un nuevo escenario, una convivencia difícil marcada por las manías del padre anciano —que busca redimirse de lo mal que trató a su mujer imponiendo que su hijo lo haga todo exactamente igual que lo hacía ella— que chocan con las suyas propias. La convivencia, la enfermedad del padre y la aparición de su vecina Micaela alteran el frágil equilibrio sobre el que Mateo edificaba su existencia.

"Una novela espléndida totalmente alejada de ese convencionalismo: la autora juega con el lenguaje, con la estructura, retuerce los diálogos y las situaciones hasta moldearlos a su antojo"

El chico tímido y deseoso de gustar que era Mateo en su niñez se convirtió en alguien que quiere ser invisible, mirar sin ser visto; alguien sin expectativas, que sabe que no debe esperar nada de la vida para no sentirse defraudado; un indolente que vive encerrado en sí mismo, incapaz de relacionarse y tratar con los demás, incapaz de querer —o eso cree—, que pasa por la vida a la fuerza, dejándose arrastrar. Lo dice él mismo, cuando cuenta cómo preparó su intento de suicidio: "Intentaba no molestar, no dejar rastro de vida en la medida de lo posible".

El suicidio planea sobre Mateo como una sombra —el de algunas personas importantes para él y el suyo propio, con el que ha coqueteado desde adolescente y que ha intentado para arrepentirse a última hora— y, sobre todo, planea el peso de la culpa que se agrava cuando, en un momento de epifanía, mira hacia atrás y entiende que se ha portado mal: siente culpa por no haber estado más atento, por no haber sabido escuchar, por no haberse dado cuenta de las señales que le enviaban quienes no podían soportar más la vida, quienes necesitaban escapar. Y la más importante, la que le quema por dentro: la culpa por haber sido feliz sin haberse dado cuenta, por descubrir cuando ya es tarde que la felicidad era algo que tenía y no supo ver. Algo que no volverá: «No es fácil admitir que por un momento lo tuviste todo / y se te escapó entre los dedos».

Isabel Bono publica 'Diario del asco'.
Motivo de portada del libro de Tusquets.
Tusquets.

Con una estructura circular, la novela empieza y termina con un capítulo ‘cero’ más experimental donde la voz de Mateo se nos muestra fundida —aún más que en el resto de la novela— con lo que pasa por su cabeza. Lo que ocurre mientras es un repaso a ese Diario del asco. De un planteamiento que podría ser convencional —un suicida que escribe un diario por recomendación de su psiquiatra— surge una novela espléndida totalmente alejada de ese convencionalismo: la autora juega con el lenguaje, con la estructura, retuerce los diálogos y las situaciones hasta moldearlos a su antojo. El resultado es un texto exigente y que requiere mucha complicidad por parte del lector, que al acabar la novela siente que ese compromiso le es devuelto con creces y que el esfuerzo ha merecido la pena (y qué pocas veces ocurre algo así).

Isabel Bono (Málaga, 1964) es poeta y se nota en cada página de esta novela fragmentaria de culpas y de ausencias, en la que abundan las imágenes hermosas y poderosísimas, como ese peine al que le falta una púa, que hace más dolorosa la ausencia de un amor que ya no está; o el padre como un animalillo asustado al salir de la bañera la mañana en que enferma; o el vacío, también físico, que deja la muerte: «Sólo noté que estaba muerta porque los domingos sobraba sitio en la mesa».

Isabel Bono (Málaga, 1964) es poeta y se nota en cada página de esta novela fragmentaria de culpas y de ausencias, en la que abundan las imágenes hermosas y poderosísimas

"Del amor nunca se sale del todo vivo", escribe Bono, aunque ese amor sea bastante singular y cueste encontrarlo bajo las capas de asco y hastío y miedo en las que lo ha envuelto Mateo. La novela tiene una intensidad rara, irradia una energía difícil de describir que la convierte en un texto vibrante, que resuena en la memoria mucho después de haberla acabado. Algo late dentro de esta novela. Isabel Bono ha sabido sentirlo y contárnoslo.

LA FICHA

‘Diario del asco’. Isabel Bono. Tusquets Editores. Colección Andanzas. Barcelona, 2020. 241 páginas.

*Eva Cosculluela es exlibrera, gestora cultural y crítico literario de 'Artes & Letras' y otros medios como 'ABCD Cultural'.

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