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'Juego de caballeros': fútbol y lucha de clases para paliar la sed de partidos

Julian Fellowes, creador de 'Downton Abbey', narra en una serie de Netflix los albores de este deporte a través de dos de sus estrellas pioneras: Arthur Kinnaird y Fergus Suter, el primero en cobrar como profesional.

Una imagen de 'Juego de caballeros'.
Una imagen de 'Juego de caballeros'.
Netflix

La coincidencia con la pandemia, que tiene paralizado el deporte mundial, convierte el estreno en Netflix de 'Un juego de caballeros' ('The english game') en una alternativa más que en un complemento para los amantes del fútbol. Con prácticamente todas las ligas mundiales congeladas, esta producción de época puede ser un enganchante sustitutivo que tiene, además, unatractivo extra: puede resultar igualmente entretenida para los que, incluso, aborrezcan este deporte.

La razón es que detrás de 'Un juego de caballeros' está Julian Fellowes, el creador de la popular 'Downton Abbey' y quien, actualmente, tiene otra serie recién estrenada, 'Belgravia'.

En la de Netflix, Fellowes viaja a finales del siglo XIX, a los albores del fútbol. Entonces, era un juego basado en otro ancestral al que los estudiantes de las elitistas universidades del sur de Inglaterra pusieron reglas. El juego, de carácter totalmente 'amateur', fue extendiéndose por toda la isla, hasta llegar a las industriosas regiones del norte, incluso a Escocia. La FA (Football Association) estaba conformada por miembros de las clases más altas de la sociedad, que controlaban e, incluso, amañaban los campeonatos. Equipos como el Wanderers, el Oxford University, el Royal Engineers, el Clapham Rovers o el Old Etonians monopolizaron los títulos durante una década.

Paradójicamente, por el éxito de su invento, la FA tuvo que enfrentarse, no sin resistencia, al hecho de que "su" juego iba siendo adoptado y adaptado por las clase trabajadora. Y, también muy a su pesar, profesionalizándose.

El ambiente de la serie, pese a que la trama es muy diferente, tiene todo el sabor del sello Fellowes en 'Downton Abbey'. Las vidas de los ricos y los pobres se entrecruzan, a menudo, culebronescamente. Hay amor, hay lujo, hay buenos y malos sin apenas matices y, en este caso, también, hay competición. Una suerte de Oliver y Benji decimonónico.

En cuanto a su valor histórico, 'Un juego de caballeros' tiene entre sus aspectos más interesantes el de poner el foco en dos personajes muy interesantes y cruciales del fútbol internacional.

Se trata de Fergus Suter y de Arthur Kinnaird, estrellas de su época.

Suter emergió como una de las figuras de los clubes obreros que necesitaban ganar para acabar con la hegemonía de sus rivales. Albañil nacido en Glasgow en 1857, su figura rivaliza con la de Arthur Kinnaird, la estrella de Old Etonians, banquero de profesión que llegó a ser miembro parlamentario en la Cámara de los Lores por los liberales.

En la serie, Kinnaird, otro personaje real, representa al contrapunto de una lucha de clases de un deporte entonces romántico que ya en sus inicios comenzó a mostrar signos de un futuro marcado por el profesionalismo, los intereses y el movimiento de masas en torno a un balón.

Tanto Suter como Kinnaird coincidieron en el tiempo y en 'Juego de caballeros', cada uno representa una forma de vida diferente. Kinnaird es el triunfador, la elite, el hombre a batir. Suter, es el candidato, la rebeldía, el ascenso del proletariado hacia la victoria derribando muros.

¿Pero quién fue realmente Kinnaird? ¿Y Suter? ¿Cuál es la verdadera historia de ambos sin las licencias que se permite la serie para hilar el argumento? Los dos se pueden considerar los primeros héroes del fútbol inglés, cuyo nacimiento, y el de este deporte, tiene una fecha aceptada en general: el 26 de octubre de 1863, día de la fundación de la Asociación Inglesa de Fútbol (FA) de la que Kinnaird fue presidente entre 1890 y 1923 y, antes, miembro del comité en 1868 y tesorero desde 1877.

Pero las mejores habilidades de Kinnaird se vieron sobre un terreno de juego. Ganó tres FA Cup con el Wanderers Football Club (1873, 1877, 1878) y dos con el Old Etonians (1879 y 1882), equipo integrado por antiguos miembros del Colegio Eton (Berkshire) y con el que se cruzó Suter, jugador del Partick escocés antes de cambiar en 1878 al Darwen de Lancashire para jugar cobrando cuando el profesionalismo no estaba permitido.

Arthur Kinnaird (derecha) y Edward Holcroft, el actor que lo interpreta.
Arthur Kinnaird (derecha) y Edward Holcroft, el actor que lo interpreta.
Heraldo.es

Se puede decir que Suter fue el primer futbolista en dar patadas a un balón a cambio de dinero. También el primero que lideró a un equipo capaz de plantar cara a los todopoderosos clubes elitistas a los que a punto estuvo de derribar en su primera temporada en el Darwen.

Con Suter al frente del Darwen, un equipo formado por obreros que trabajaban en las fábricas de algodón alcanzó por primera vez los cuartos de final de la FA Cup en 1879. Perdieron ante el Old Etonians de Kinnaird en tres partidos que hicieron historia en los primeros años del fútbol en Inglaterra.

Suter (derecha) y el actor que lo interpeta, Kevin Guthrie.
Suter (derecha) y el actor que lo interpeta, Kevin Guthrie.
Heraldo.es

En el primero, el Old Etonians, más brusco, fuerte y directo, arrasó en la primera parte con un 5-1 que parecía definitivo. Entonces, Suter impuso un estilo basado en pasar la pelota, abrir espacios a base de asociaciones y evitar el choque con los futbolistas ingleses, más fuertes y mejor preparados físicamente por sus vidas cómodas alejadas de las fábricas sin trabajos tan agotadores como los de sus rivales del norte.

El partido acabó 5-5. Sin prórroga. Los jugadores del Old Etonians, miembros de la AF, impusieron la norma. Se veían derrotados y no podían permitir alargar el partido. Habría una repetición que terminó 2-2. A la tercera, con un contundente 6-2, el Old Etonians pasó de ronda para eliminar al equipo de los obreros.

Suter no se rindió. Volvió a cambiar de aires, de nuevo por dinero, y se marchó al Blackburn Rovers. Fue visto como una traición por los aficionados y compañeros del Darwen, que vieron como su estrella, a base de billetes, eligió como destino a su máximo rival de la zona.

El Blackburn también era otro equipo que representaba a la masa obrera. Y, con Suter al frente, encadenó tres FA Cup consecutivas entre 1884 y 1886. Sin embargo, fue otro Blackburn, el Blackburn Olympic, el que se convirtió en el primer equipo del norte en ganar el trofeo en 1883.

Lo hizo sin Suter, que, aunque fue el impulsor del orgullo obrero, no logró estrenar el palmarés para un club de la clase trabajadora. Sin embargo, su rivalidad con Kinnaird pasó a la historia y, tras su retirada, en 1889, trabajó en varios pubs y fue propietario de un hotel hasta que murió el 31 de julio de 1916 a los 58 años.

Mientras, Kinnaird falleció no mucho después, en 1923. Dejó un legado deportivo en forma de cinco FA Cup y uno institucional tras presidir la AF durante 33 años con un buen regalo: impulsó la construcción del Estadio de Wembley, inaugurado tres meses después de su muerte.

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