Arrudi propone un espectáculo de luz en el valle de Tena para el fin de la alerta

El artista aragonés lanza en las redes la idea de realizar una intervención artística en el pantano de Búbal cuando se declare acabada la pandemia

Uno de los bocetos del artista Miguel Ángel Arrudi para el proyecto
Uno de los bocetos del artista Miguel Ángel Arrudi para el proyecto
Miguel Ángel Arrudi

Aunque sigue las normas establecidas tras la declaración del estado de alarma, el artista Miguel Ángel Arrudi (Zaragoza, 1950) continúa trabajando. Tras realizar una serie de objetos artísticos o cajas talismán contra el coronavirus, acaba de lanzar a a las redes una idea que ha sido bien acogida: cuando se derrote la pandemia y se levanten las restricciones, celebrar el fin del coronavirus con una intervención artística especial, una ceremonia de luz y de color que pueda ser contemplada por decenas de miles de personas.

«Al ver lo que nos está ocurriendo, pensé que esto algún día tendrá que cesar y podremos volver a salir todos de nuestro confinamiento –relata–. Tendremos que celebrarlo de algún modo, y qué mejor que con luces de colores». Arrudi asegura que el lugar ideal para hacerlo sería desde el Pirineo aragonés, y con una iluminación artística que «durase solo un fin de semana y que fuera como una fiesta, como un grito lumínico de luz y color».

Una fiesta de celebración que podría llamarse ‘La luz al fin del coronavirus’ y que podría servir también de recuerdo a las víctimas y de homenaje a los que han librado la batalla en primera línea. Arrudi, que ha realizado bocetos del espectáculo o intervención artística, ha elegido incluso el lugar apropiado para hacerla.

«Sería en el pueblo abandonado de Saqués, en una de las riberas del pantano de Búbal, en el valle de Tena –asegura–. La población fue abandonada cuando el pueblo fue expropiado. Cuando se revirtieron las propiedades a sus antiguos dueños, se recuperó la iglesia y nada más. El año pasado se cumplió medio siglo de su abandono».

Según el artista, «en la estación de Canfranc y en muchos otros sitios se realizan intervenciones similares con luces, pero normalmente son permanentes, no son solo de tipo efímero». Cree que incluso podría invitarse a firmas europeas que trabajan en el campo de la iluminación arquitectónica, y que el espectáculo, nocturno y de una hora, podría ser contemplado por 50.000 personas. «Visible desde todo el valle de Tena, sería una conmemoración del día en que se hizo la luz después del Covid-19».

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