literatura

El zaragozano Juan Marqués, premio 'Hermanos Machado' de poesía

Ha ganado con el poemario 'Diez Mil Cien', una meditación sobre el final de la juventud. HERALDO.ES avanza dos poemas inéditos 

Juan Marqués, premio 'Hermanos Machado', 2020.
Retrato del escritor y crítico literario Juan Marqués (Zaragoza, 1980).
Nerea Serrano.

El escritor Juan Marqués (Zaragoza, 1980) ha ganado el X Premio Iberoamericano de Poesía ‘Hermanos Machado’ con el poemario ‘Diez mil cien’. El galardón, que concede el Ayuntamiento de Sevilla en colaboración con la Fundación José Manuel Lara, está dotado con 4.000 euros y conlleva la publicación de la obra en la colección Vandalia. ‘Diez mil cien’ se ha alzado con el premio entre las 22 obras finalistas de las 374 recibidas. Según el acta del jurado, la concesión del Premio reconoce “un libro de original y limpia factura, que aborda con distanciamiento y humor desenfadado la crisis de la mediana edad, reelaborando vivencias cotidianas en versos libres de retórica desde una mirada profunda y a la vez lúdica”.

El poeta, residente en Madrid, explica su obra. “Sí, yo admiro mucho a los escritores que se aventuran en la imaginación, en el misterio…, pero yo soy de los que creen que conviene escribir sobre lo que se conoce, sobre lo que se ha vivido. Lo cual no quiere decir que este libro sea exactamente autobiográfico. Un improbable biógrafo mío que quisiera utilizar mis poemas como material de primera mano iba a tener un problema gordo, pero divertido”, dice.

Juan Marqués añade otras circunstancias del libro: “Lo escribí entre diciembre de 2017 y enero de 2019 y fueron años extraños para mí, de cambios e improvisación. No los echo de menos: ahora estoy mucho mejor, aunque solo he escrito un poema en estos catorce últimos meses”.

"En septiembre cumplo 40 años y el libro es, supongo, resultado de eso, un primer balance, una recapitulación, pero sin egolatría, porque de hecho no soy yo, y sobre todo sin gravedad"

El poeta zaragozano, asiduo del sello Pre-Textos, coincide con el jurado. Señala: “El jurado acierta al ver que el libro reflexiona sobre el final de la juventud con desenfado. Yo odio la solemnidad por encima de todas las cosas, pero también la frivolidad, y a la vez quiero evitar la ironía directa, y es complicado encontrar el tono pertinente para reflexionar un poco sobre qué significa todo esto. En septiembre cumplo 40 años y el libro es, supongo, resultado de eso, un primer balance, una recapitulación, pero sin egolatría, porque de hecho no soy yo, y sobre todo sin gravedad, aunque sí, espero, con algo de trascendencia, aunque sea de andar por casa. Con humor y con seriedad, a la vez. En fin, que no sé bien qué he hecho, y lo cierto es que no lo pienso mucho. Siempre he mirado mi propia poesía un poco de reojo”.

Juan Marqués (Zaragoza, 1980), doctor en Literatura Española por la Universidad de Zaragoza, ha trabajado en el equipo de investigación de la Residencia de Estudiantes, donde ha estado becado y donde residió (como lo hicieron los escritores Félix Romeo o David Mayor, y la violinista Alma Olite, entre otros), y como editor en la Fundación Francisco Giner de los Ríos. Es autor de los libros de poemas ‘Un tiempo libre’ (La Veleta, Comares, 2008), ‘Abierto’ (Pre-Textos, 2010) y ‘El cuarto de estar’ (Pre-Textos, 2019).

AVANCE. DOS POEMAS DE ‘DIEZ MIL CIEN’

ESCRITO JUNTO A UN ÁRBOL

Entre un cero y un diez,

la mañana de hoy

merece un ocho y medio: he saludado

a todos los vecinos, que venían

en fila, coordinados, con ramos

de madroño para mí. No me gustan

los grupos: me gustan, como mucho,

las personas, y sólo para un rato, no

por misantropía sino

por humildad, por discreción, por no saber

qué hacer ni qué

decir ni qué

querer... No quiero

que mis hijos sean gente. Con todas

las antorchas que me ofrezcan

levantaré un castillo, sólo para

las cosas que recuerdo: yo

dormiré fuera, feliz, a la

intemperie.

*****

DE VIEJO

(para Andrés Trapiello)

Hoy vi cómo vaciaban una casa

(era enfrente del Prado,

y una pareja china

–nuevos ropavejeros–,

con una pulcritud jamás usada

por estas latitudes,

sacaban y limpiaban libros viejos,

catálogos flamantes y anticuados,

carne de librería de ocasión…)

y os juro, Bruno y Vera,

que si Dios me da vida

y llego hasta una edad ya respetable

(digamos, de momento, los sesenta…)

me desharé yo mismo

de todo lo que tengo,

liberándome yo y, sobre todo,

librándoos a vosotros de ese trance,

de días de equilibrios y tristezas,

de miserables cálculos,

de una acumulación ahora invertida,

pura mendicidad:

riqueza que se gana,

vacío que se entrega.

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