arte

Zaragoza muestra los tapices de Rafael que vetó Miguel Ángel

Talleres flamencos tejieron en el siglo XVII una copia de los paños que el papa León X había encargado cien años antes al pintor de Urbino. Acabaron en la iglesia zaragozana de San Pablo y algunos de ellos se muestran hoy en el Alma Mater Museum. Los tapices primigenios se acaban de exponer unos días en la Capilla Sixtina, en un hecho excepcional porque Miguel Ángel los vetó allí en su día.

‘La lapidación de San Esteban’, tal y como se expone en el Museo Diocesano de Zaragoza.
‘La lapidación de San Esteban’, tal y como se expone en el Museo Diocesano de Zaragoza.
Oliver Duch

El mundo ha empezado a celebrar ya el Año Rafael, cuando se cumplen cinco siglos de la muerte de Raffaello Sanzio (Urbino, 6 de abril de 1483-Roma, 6 de abril de 1520). Y una de las primeras iniciativas ha partido de los Museos Vaticanos, que han expuesto durante unos días una serie de tapices diseñados originalmente por el pintor renacentista. La muestra ha tenido el carácter de acontecimiento cultural, toda vez que los paños no se exhiben habitualmente en el lugar para el que fueron concebidos: según la tradición, Miguel Ángel los vetó allí al creer que su belleza eclipsaría la de las pinturas que había realizado él.

Y miles de personas han acudido a la Sixtina a contemplar los diez tapices, que en tiempos recientes solo fueron presentados en el lugar para el que fueron creados hace 37 años (para celebrar los 500 años del nacimiento de pintor) y cuatro de ellos durante un día de 2010, antes de que fueran cedidos para una exposición en el Museo Victoria & Albert de Londres.

Lo que muy pocos saben es que cuatro de esos tapices también pueden verse en Zaragoza, que no hace falta desplazarse hasta Roma y visitar las salas dedicadas a Rafael en los Museos Vaticanos.

La instalación de los tapices en la Sixtina. A la izquierda, abajo, ‘La entrega de las llaves’.
La instalación de los tapices en la Sixtina. A la izquierda, abajo, ‘La entrega de las llaves’.
Museos Vaticanos

"Tenemos una copia en Zaragoza –relata Sergio Blanco, director del Alma Mater Museum, el museo diocesano de la capital aragonesa–. A principios del siglo XVI, el papa León X, buscando darle la mayor magnificencia a la Capilla Sixtina, encargó a Rafael que realizara una serie de pinturas basadas en los Hechos de los Apóstoles para que fueran pasadas a tapiz y decoraran la parte baja de la Capilla Sixtina. De esa serie de tapices encargó una copia Enrique VIII, pero Gran Bretaña la perdió al ser destruidos durante la Segunda Guerra Mundial. Francisco I también encargó una, pero desapareció durante la Revolución Francesa. Un siglo más tarde, se encargó a un taller flamenco una nueva copia, siguiendo fielmente el diseño de Rafael, y esa es la que ha acabado en Zaragoza, en los fondos de la iglesia de San Pablo".

La copia ‘aragonesa’ también ha pasado sus vicisitudes. De entrada, los tapices que diseñó Rafael para la Sixtina fueron diez, pero el número de paños donados a la parroquia zaragozana se reduce a ocho, y de uno de ellos, además, se desconoce actualmente el paradero. El Alma Mater Museum expone cuatro, los que se encuentran en mejor estado de conservación: ‘La pesca milagrosa’, ‘El primado de Pedro’, ‘La lapidación de San Esteban’ y ‘San Pablo y San Bernabé en Listra’. Dos de ellos están en sala y otros tantos flanqueando una escalera. En la iglesia de San Pablo se custodian otros tres, que requerirían atenciones: ‘San Pedro y San Juan curando a un paralítico’, ‘La conversión de San Pablo’ y ‘La ceguera de Dimas’ o ‘La conversión del procónsul Sergio’.

Quien mejor los ha estudiado es la historiadora del arte Carmen Morte, que encontró la referencia a "ocho tapices de la historia del apóstol San Pablo" en el testamento de Guillén Manuel de Rocafull, conde de Peralada y grande de España, de 1725, en el que estipulaba que los donaba a la iglesia zaragozana de San Pablo. No existe evidencia documental de que los tapices a los que se alude en el documento sean los mismos que posee actualmente la iglesia (podría tratarse de otra serie) pero sí que los que han llegado a nuestros días "reproducen con algunas variantes los modelos de los cartones dibujados y pintados por Rafael Sanzio para la Capilla Sixtina", asegura Morte.

Símbolos de poder económico

"En siglos pasados –añade la historiadora– los tapices eran obras de arte muy importantes para la Corte (que disponía incluso de funcionarios dedicados a ellos), la nobleza y la Iglesia. Eran piezas suntuarias y muy caras por el uso de materiales como la seda o el oro. Se valoraban mucho. Lo primero que se vendió de la testamentaría de Isabel la Católica, por ejemplo, fueron los tapices. Y la colección zaragozana es de enorme importancia porque está directamente relacionada con la autoridad del Papa».

La serie que encargó León X fue tejida en Bruselas por el taller de Peter van Aelst (1515-1519). La copia zaragozana es un siglo posterior, y fue tejida, también en Bruselas, por Cornelius Mattens y Hans Mattens, que seguramente era su hijo. Y buena parte de las diferencias entre una serie y otra se concentra en las orlas, que se adaptaron al gusto de la época. Los bocetos originales de Rafael, por su parte, se conservan en el Victoria & Albert Museum de Londres. Y, en cuanto a la leyenda que los rodea...

Se sabe que el papa León X quería unir los frescos y las escenas procedentes del Antiguo Testamento y de la vida de Jesús, realizados por Miguel Ángel y otros artistas del siglo XV, con imágenes de los Hechos de los Apóstoles, para embellecer aún más la Capilla Sixtina con ocasión de ceremonias solemnes. Los tapices de Rafael fueron colocados por primera vez en la Sixtina en 1519, siete años después de que Miguel Ángel terminara de decorar la bóveda.

Los conceptos artísticos de ambos eran distintos pero, en realidad, lo que hubo fue un choque de egos entre ambos. Y Miguel Ángel acabó ganando la batalla.

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