Ocio y Cultura

Ópera Aragón desaparece sin ruido

La asociación, que ha agitado el panorama de la lírica en Zaragoza, cierra tras 10 años de trayectoria y lamenta la falta de apoyo institucional

La Asociación Aragonesa de la Ópera Miguel Fleta, u Ópera Aragón, ha dejado de existir. La renuncia de los dos impulsores de la entidad, Alejandro Martínez, presidente; y Sergio Castillo, miembro de la junta directiva, creó un vacío de poder que, en la última asamblea de la asociación, celebrada el pasado 19 de diciembre, ninguno de los más de 60 socios quiso cubrir. Se cierra así, sin apenas ruido, una trayectoria de 10 años de singladura en los que Ópera Aragón ha agitado el panorama lírico de Zaragoza, con producciones propias, recitales, conferencias, exposiciones y publicaciones.

«Acabamos con la conciencia tranquila y sin deberle nada a nadie –subraya Alejandro Martínez–.Y nos queda la satisfacción de todo lo que hemos hecho, aunque quizá no hemos encontrado todo el apoyo que parecería lógico. Nuestra ambición fundamental era poder configurar una programación estable de ópera en Zaragoza. No lo hemos conseguido y sigue siendo una asignatura pendiente, pero no hemos fracasado nosotros: ha fracasado la ciudad».

A la primera actividad que organizaron, un recital de la soprano aragonesa Eugenia Enguita, acudieron 167 personas. Nunca han sido más de un centenar de socios, y las cuotas, que empezaron por 60 euros anuales, en la actualidad eran de 100. A partir de ahí todo ha sido esfuerzo personal. «Todo es difícil, y más si quieres hacer las cosas con dignidad –apunta Castillo–. Para los recitales alquilábamos un piano Steinway que nos costaba 1.000 euros. Eso quería decir que las primeras 30 entradas vendidas eran para alquilar el piano. No es difícil imaginarse las dificultades que hemos atravesado: hemos pegado carteles, hecho programas.... Ha habido muchos artistas que han querido ayudarnos y algunos se han ofrecido a actuar gratis, pero todos han cobrado su caché, salvo en el homenaje a Pilar Lorengar aunque, eso sí, se les pagaron los gastos. Y a ninguno le ha faltado un ramo de flores tras su recital. Hemos tenido apoyos puntuales, como los que nos han dado para las exposiciones y homenajes a Pilar Lorengar y Miguel Fleta, pero nos hubiera gustado lograr un apoyo constante. Este barco ha llegado, feliz, a puerto».

Ópera Aragón ha editado un discolibro que resume sus 10 años de trayectoria y que se presentará en los próximos días en la Fundación Casa de Ganaderos, donde se han realizado los ensayos para la mayor parte de sus producciones. La asociación nació el 19 de diciembre de 2009 a partir de un grupo de aficionados a la ópera que, en realidad, no se conocían personalmente, sino que habían ido entrando en contacto en foros especializados de internet. Al final, quedaron a tomar un café y decidieron crear una asociación al estilo de las que existen desde hace tiempo en ciudades como Bilbao o Pamplona. «Bilbao casi tiene 6.000 socios –apunta Martínez–. Si nosotros hubiéramos conseguido solo la mitad le hubiera ido mejor a nuestra asociación. Me sigo encontrando a muchos aragoneses en las funciones del Real o del Liceo, y ninguno de ellos se ha hecho miembro de nuestra asociación. Parece que prefieren ir a Madrid o Barcelona para escuchar ópera antes que hacerlo en Zaragoza».

Entre los hitos de Ópera Aragón ambos coinciden en destacar el recital de Plácido Domingo en la Mozart en 2018. «Llevaba 40 años sin cantar en Zaragoza y ese recital, que fue en parte un encabezonamiento nuestro, solo salió adelante por la complicidad del Gobierno de Aragón. El segundo hito, para nosotros, fue la producción de ‘L’elisir d’amore’ con Carlos Chausson y Ruth Iniesta».

Fue un hito en lo artístico –suponía el debut del zaragozano Chausson en el Principal tras varias décadas de carrera musical–, pero un pequeño fracaso económico. Era el año 2014, no se vendieron entradas suficientes para cubrir los gastos y Ópera Aragón estuvo un tiempo renqueante. Ahora, con el paso del tiempo, ¿lo ven un error?

«Creo que no. Tuvimos la sensación de que un cartel con los nombres de Chausson e Iniesta sería más que suficiente para llenar dos veces el Principal y no fue así –afirma Sergio Castillo–. Pero, en general, creo que no hemos cometido errores». Y Alejandro Martínez añade: «Los únicos errores que hemos podido cometer, a mi juicio, son un exceso de ambición y, quizá, que fuimos un poco deprisa en nuestros primeros cuatro o cinco años de andadura».

Tampoco hay reproche alguno hacia el público, aunque no siempre haya respondido como esperaban. «Cuando trajimos a Teresa Berganza (2014) había una enorme fila para entrar. pero cuando organizamos el ciclo de la mujer en la ópera, hace ahora cinco años, no vino tanta gente, la verdad».

¿Zancadillas? «Claro que las ha habido, mentiría si dijera que no –concluye Alejandro Martínez. Ha habido interinidades en la vida cultural de esta ciudad que no nos han ayudado mucho. Pero este no es un adiós amargo. A partir de ahora, ayudaremos a cualquiera que quiera hacer algo por la ópera en Aragón».