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Nacho Arantegui: "El ‘land art’ es una experiencia íntima con el paisaje"

El zaragozano Nacho Arantegui lleva a la ribera del Ebro en Utebo un nuevo proyecto de ‘land art’, ‘Malfora’, del 9 de agosto al 7 de septiembre.

Arantegui, en una de las esculturas de ‘Malfora’.
Arantegui, en una de las esculturas de ‘Malfora’.
ARANZAZU NAVARRO

Del 9 de agosto al 7 de septiembre vuelve al soto de la ribera del Ebro en Utebo con un nuevo proyecto de veladas artísticas, ‘Malfora’, para vivir el arte y la naturaleza.

Será la cuarta temporada. La primera vez fue en la Alameda, donde por la peculiaridad del terreno casi tuvimos que salir corriendo a causa de los mosquitos. Tuvimos que repartir entre los visitantes trajes de papel para protegerlos. Fue, no obstante, una experiencia auténtica que visitaron más de mil personas.

En plena ribera del río, en verano y de noche. ¿El ‘land art’ es complicado de llevar a la práctica?

En el soto de Malfora la situación fue mucho más cómoda, sin tantos mosquitos.

¿Qué tienen de especial los sotos?

Son territorios por los que he caminado desde la infancia y que han nutrido mi imaginario.

¿Cómo es la ribera del Ebro?

Extraordinaria. Nos chocan algunas cosas como que en los años 70 y 80 eran terrenos donde se vertían todo tipo de escombros. Hay tapadas bajo tierra toneladas de basura que tarde o temprano van emanando. En el trabajo previo sacamos bolsas y plásticos sin cesar. En las orillas del Ebro hay montones de restos de loza.

¿Qué es el ‘land art’?

Es una experiencia íntima con los paisajes porque cada hábitat tiene alma, vida propia. Es una forma de interactuar con la naturaleza.

¿En Aragón hay más exponentes de esta disciplina?

Mapi Rivera, Ricardo Calero y Lara Almárcegui, entre otros, también trabajan con la naturaleza.

¿Hay alguien en España que organice veladas artísticas similares en entornos naturales?

No hay propuestas de estas características. Estas son únicas porque son de noche y engloban a artistas de distintas disciplinas que se relacionan con el paisaje con respeto, armonía y sensibilidad. Ahí sí somos pioneros.

¿Qué novedades aporta el proyecto este año?

Todo parte de un texto de Miguel Ángel Ortiz Albero, poeta zaragozano. No es un argumento en sí mismo, sino que sirve de inspiración al guía y a los artistas.

¿Participan los mismos que en la edición anterior?

Gonzalo Catalinas es ahora el guía, que irá acompañado siempre por la música de Alfredo Porras. En la playa del río bailará Teresa Lorenzo, que viene de Canarias. Esther y Bea Vallejo, dos hermanas que vienen del Conservatorio Superior de Aragón, van a cantar, a recitar poesía y a hacer música con elementos de la naturaleza… Teresa Magallón y Milki Lee hacen danza-acrobacia... Un plantel espectacular.

¿Y de qué habla ‘Malfora’?

Del silencio, de cómo vivir la experiencia, de la relación del ser humano con la naturaleza, del cambio climático.

¿Se está cargando el hombre el planeta?

Sí, aunque hay soluciones y más vale que sean a corto plazo porque ya no hay tiempo para más. Fabricamos hasta objetos de plástico para recoger las migas… ¿Cómo frenar el cambio climático? El sistema, capitalista y consumista, no está preparado. Nos dan unos años para revertir el cambio climático, pero no son muchos. José María Cuadrat, catedrático de Geografía de la Universidad de Zaragoza, me decía recientemente que la única solución podría ser que nos cambiaran el cerebro a todos.

El arte ambiental exige mucho trabajo para después, una vez acabadas las veladas, decir adiós.

Es un arte efímero que se puede disfrutar solo el tiempo que dura el proyecto. Al acabar, retiramos las piezas... pero tras la visita, las personas se llevan en su retina su emoción y su experiencia personal. Son capaces de vivir las sensaciones de contemplar una pieza como la vida misma que se pierde, se deteriora y degrada. Ahí también hay belleza. La metamorfosis del entorno natural tiene su propia belleza.

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