Ocio y Cultura

XIII concurso relato breve de heraldo

Un león gigante

El fallecido no logró un permiso para mantener a los leones en su vivienda, por lo que la tensión en el pueblo era notoria.
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Era un taller no muy grande, luminoso, con gran cantidad de herramientas y figuras de escayola. También había polvo y restos de serrín, pero eso no era importante ni molesto, todo tenía su lugar. Mi padre un hombre con paciencia y la respuesta a la mayoría de mis preguntas. Sabía explicarnos tras los cristales, todo lo que hacía aquel escultor. El nombre de las herramientas, las figuras y su historia y por supuesto nos hacía de lupa en aquel local para que nos fijáramos en los detalles, que a mí como niña inquieta, me podrían pasar desapercibidos. Pasaban los días y los mofletes y los ojos seguían apoyándose en aquellas ventanitas. Esta vez le hacíamos seguimiento a unos bloques de madera enormes. ¿Qué haría Francisco con esos bloques? A cada golpe de cincel era una forma nueva que dibujaba en la madera. Hasta que un día a mis hermanos y a mí nos pareció ver la figura de un león. Rallo estaba esculpiendo ¡Un león gigante y con una gran melena!

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