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Cayetano Rivera: "Haré lo posible para que mi hijo no continúe la saga"

El diestro madrileño protagonizó este viernes una charla organizada por la asociación cultural Mar de Nubes. Esta tarde torea en el festival de Ricla.

Cayetano Rivera, este viernes, en el salón de plenos de la Diputación Provincial de Zaragoza.
Raquel Labodía

Torero dinástico pero de vocación tardía, Cayetano Rivera (Madrid, 1977) se lanzó a los ruedos rozando la treintena, edad a la que muchos ya piensan en la retirada. Su popularidad heredada lo convirtió en figura a las primeras de cambio, y él ha sabido ganarse la admiración de los aficionados a través de un profundo respeto por la profesión. Expone personalidad y entrega; identidad y entereza, como la demostrada ante la cornada sufrida en el Pilar 2017. Este sábado por la tarde reaparece en las plazas aragonesas para lidiar en el festival de Ricla. Comparte cartel con el Fandi, López Simón, Pablo Aguado y el novillero local Miguel Cuartero.

-Después de la grave cogida sufrida en octubre de 2017 en Zaragoza, reaparece en las plazas aragonesas. ¿Fue la cornada más seria de su trayectoria?

-No. Fue una cornada seria, pero no la más grave. He sufrido varias complicadas.

-¿Cómo recuerda aquella tarde de triunfo y sangre?

-Con un sabor agridulce porque tenía abierta la puerta grande y acabé saliendo por la de la enfermería. Eso sí, quedé contento y satisfecho por la actuación.

-Tuvo la suerte de caer en las manos del doctor Carlos Val-Carreres, persona de confianza en la familia Rivera.

-Es alguien muy importante en todas las familias toreras; no solo en la nuestra. Nos ha ayudado mucho y ha salvado infinidad de vidas. Por eso todos lo queremos tanto.

-También se ocupó de su hermano Fran tras la cogida en Huesca de 2015…

-Sí, y su labor fue fundamental. Está claro que las manos de Val-Carreres son las mejores en las que un torero puede caer.

-Precisamente, su hermano Fran le acompañó en la salida a hombros de su primera comparecencia en Ricla, en 2017. ¿Qué significa esta plaza en el arranque de temporada?

Es un festival precioso, que cada vez va cogiendo más nombre. Los toreros tenemos que colaborar con este tipo de causas.

-El año pasado también estaba acartelado, pero una lesión en la mano izquierda le obligó a causar baja…

-Así es. Fue una lástima no poder acudir, pero aquel problema de salud me lo impidió. Por eso hoy estoy más feliz, si cabe, de reencontrarme con la afición aragonesa.

-Por aquellas fechas, nació su hijo Cayetano. ¿Hasta qué punto condiciona un acontecimiento así? ¿Piensa mucho en lo que deja detrás antes de enfundarse el traje de luces?

-Sin duda alguna. Está claro que son acontecimientos que no se pasan por alto. Pero siempre he dicho que un torero cuando se retira no es por una única causa, sino por un cúmulo de situaciones. Yo todavía no he llegado a ese punto. Disfruto de mi paternidad y, al mismo tiempo, de la profesión.

-¿Su mujer, Eva, le ha pedido alguna vez que lo deje?

-No, jamás me lo ha dicho. Entiende que es una decisión muy personal, que tendré que tomar yo cuando llegue el momento.

-¿Vería con buenos ojos que su hijo ampliara la dinastía torera?

-No. La de torero no es una profesión par las personas que quieres. Haré lo que esté en mis manos para que él no continúe la saga.

-Usted tomó la alternativa con 28 años, edad a la que otros ya piensan en dejarlo. ¿Se ve por mucho más tiempo toreando?

.La verdad es que no. Esta profesión requiere unas condiciones físicas muy importantes para aguantar el desgaste de las corridas y acabo de cumplir 42 años, una edad en la que, obviamente, estoy cerca de la retirada. Es ley de vida.

-¿Cuál es su gran estímulo para seguir en activo?

-La ilusión. Nosotros, los toreros, no dejamos de soñar. Y es esos sueños son los que te animan a seguir y a sufrir esa dedicación a la que nos tenemos que someter.

-¿Qué fantasía le queda por cumplir?

-Si mi abuelo Antonio Ordóñez, maestro de maestros, decía que no había llegado a torear su faena ideal, imagina el resto. Yo me limito a seguir soñando en este camino que me queda por recorrer.

-Cuando se marche, ¿cómo le gustaría que le recordasen los aficionados?

-Espero irme satisfecho por mi paso por el mundo del toro. Siempre que me han preguntado que cómo me veo como torero he dicho que eso lo dejo para el aficionado. Yo sé lo que siento por dentro pero me lo quedo para mí.