El Prado restaura una de sus joyas, 'El triunfo de la Eucaristía' de Rubens

El museo rinde homenaje al pintor flamenco y examina uno de sus mayores encargos.

Rubens en  El Prado
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Con la exposición 'Rubens. El triunfo de la Eucaristía', el Museo del Prado rinde homenaje al pintor flamenco, examina en profundidad uno de sus encargos de mayor envergadura y muestra la laboriosa restauración realizada en las seis tablas que conserva la pinacoteca de esta serie.


Junto a las tablas, grandes bocetos conocidos como "modelli", se exhiben cuatro de los tapices realizados a partir de las mismas que se encuentran en el Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid y que han sido prestados por Patrimonio Nacional.


Las obras restauradas se encuentran "entre las joyas de la soberbia colección de pintura flamenca" del Prado, afirmó el director del museo, Miguel Zugaza, después de que los asistentes a la presentación de la muestra guardaran a instancias del presidente del Patronato, José Pedro Pérez Llorca, un minuto de silencio en recuerdo del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez.


Para Zugaza, con esta exposición se ha hecho realidad el viejo sueño de unir los diseños de Rubens, testimonio de su arte "rebosante de actualidad", con los tapices originales, que se encuentran "entre los de mayor calidad de los manufacturados en Europa en el siglo XVII".


En torno a 1625 la infanta Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos españoles, encargó a Rubens el diseño de una serie de veinte tapices con destino al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, donde aún se conservan todos ellos.


Los diseños, pintados sobre tabla, tratan el tema de la Eucaristía, dogma principal del catolicismo que la infanta defendía. Rubens realizó varios bocetos preparatorios para esta serie, que se encuentran entre lo mejor de toda su producción.


"Se trata de obras especialmente importantes por su calidad", en opinión de Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado y comisario de la muestra junto a Anne Wollett, conservadora del museo Paul Getty de Los Ángeles, donde viajará posteriormente la exposición.


Estos "modelli", entre los que destaca el 'El triunfo de la Iglesia' y 'La victoria de la Verdad sobre la Herejía', eran usados por los ayudantes del pintor para pintar los grandes cartones en los que se basan los tapices, tejidos en seda y lana en Bruselas.


Las tablas de Rubens, que se exhiben en la colección permanente, se encontraban en un estado de conservación "preocupante", según José de la Fuente, restaurador de soportes del Museo del Prado que ha dirigido el trabajo con la colaboración de George Bissaca, del Metropolitan de Nueva York.


"Los paneles fueron agrandados, cambiándose los formatos, por lo que nuestra idea era volver a los originales de Rubens, detener el deterioro físico y dotar de consistencia a las obras", comentó De la Fuente .


Además, consideró que los añadidos realizados en el siglo XVIII eran de poca calidad estética y oprimía los soportes causando grietas y deformaciones, así como impedía la apreciación correcta de los diseños del artista.


La restauración integral, realizada con la colaboración de la Fundación Iberdrola, comenzó en 2011 y en ella se ha intervenido también en las grietas, deformaciones y desniveles sobre la superficie pictórica causados por el reducido espesor de la madera.


María Antonia López de Asiaín, restauradora del Prado, ha sido la encargada de la estabilización y limpieza de la capa pictórica, en una intervención en la que no solo se ha tratado de solucionar las fisuras existentes "sino de buscar el concepto buscado por Rubens".


Se trata de historias que transcurren en un escenario "y había que recuperar una escenografía en la que las figuras entran y salen. Había que devolver los volúmenes que dan forma a las figuras y posicionar las mismas en el plano".


Para ello, inicialmente se abordó la limpieza de las tablas que desveló bajo suciedades, barnices oxidados y restauraciones antiguas, la técnica suelta y directa de Rubens en unas obras con una magistral combinación de recursos pictóricos.


Tras ello, la reintegración pictórica no sólo corrigió las pérdidas de las grietas sino las pequeñas abrasiones que impedían la correcta lectura de las obras. Para finalizar, un ligero barnizado resalta la intensidad de los colores y la riqueza de las texturas.