Del alfar de San Mateo al Museo Nacional de Kuwait

El ceramista Fernando Malo (Zaragoza, 1957) lleva una pieza de mudéjar contemporáneo hasta el Golfo Pérsico, seleccionado por la asociación mundial de artesanos

Fernando Malo, en su taller de cerámica.
Del alfar de San Mateo al Museo Nacional de Kuwait
Francisco Jiménez

De su taller de cerámica en las afueras de San Mateo de Gállego al Museo Nacional de Kuwait. Fernando Malo Alcrudo (Zaragoza, 1957) es el único artesano que ha sido seleccionado a través de la Asociación Nacional Oficio y Arte para representar a España en el Festival de Arte Qurain. El ceramista viajó del 16 al 19 de enero pasados hasta el Golfo Pérsico junto a otros catorce colegas europeos para exponer su obra, invitados por la asociación mundial de artesanos. Una muestra que incluye no solo cerámica, sino también trabajos artesanos de textil, cristal, joyería o metal, elaborados por profesionales llegados desde Holanda, Portugal, Suecia, Turquía, Bélgica, Inglaterra, Francia, Italia o Alemania, entre otros países.

En Kuwait, Malo presentó un jarrón mudéjar del siglo XXI. «Es una cerámica contemporánea, creativa, de inspiración mudéjar, realizada con nuevos materiales, temperaturas, colores... y más libertad. Supone un hilo de continuidad a una tradición, pero reinventada, una pieza nacida desde todos mis trabajos anteriores dedicados a la restauración».

Kuwait es un país nuevo, con mucho petróleo y mucho desierto, pero sin historia ni artesanía que, no obstante, ha valorado «muy bien» la estética andalusí del trabajo de Malo. «Allí, donde nació el arte andalusí, se han quedado encantados con nuestro mudéjar, que han calificado como una maravilla. Mi obra les ha sorprendido porque no pensaban que hubiera algo semejante en Europa», señala el ceramista tras su vuelta. «No deja de llamar la atención la conexión del arte andalusí, que nació en Oriente Medio y solo se puede ver allí en un museo privado, mientras que aquí lo tenemos en edificios como la Aljafería o la Seo de Zaragoza, por ejemplo», cuenta Malo. «Kuwait aprecia y admira lo que estamos haciendo con el mudéjar en Aragón por el nivel que estamos consiguiendo», señala el artesano zaragozano.

Alfar y museo

Entre bloques marrones de arcilla y gres, botes de esmaltes y óxidos minerales de feldespato, cobalto, cobre o manganeso, entre otros, gubias y pinceles de todo tipo, Malo ha convertido su alfar también en museo. El color verde del mosaico de la torre mudéjar de Utebo es diferente al que presenta en Aniñón o la Seo de Zaragoza. Cada trabajo tiene su propio color. «Con el barro casi siempre sabes el resultado a priori, pero con los colores, la sorpresa está garantizada. Es, afirma, lo divertido de este arte».

Toda una vida de arte y artesanía

En 2018, Fernando Malo cumplió 40 años trabajando con el barro, cuatro décadas de ceramista al más alto nivel. Por su taller han pasado las restauraciones de la catedral de la catedral de la Seo, las torres de San Gil, la Magdalena, Longares, Utebo, Aniñón..., o el palacio de la Aljafería, entre otras. El ceramista zaragozano lleva desde 1991 trabajando en la restauración del patrimonio aragonés, realizando copias de las cerámicas mudéjares.

Malo es una referencia dentro y fuera de Aragón e incluso a nivel internacional, a través de su colaboraciones en distintos proyectos en Argelia y Túnez. Aquí, sin embargo, no se valora todo su obra lo bien que el artista merecería. «Hemos conseguido llevar la cerámica a un nivel de artesanía de arte, de autor, de tal calidad y nivel que podría exhibirse perfectamente en cualquier galería», afirma. En Japón, insiste en la idea, «un maestro ceramista es considerado un monumento viviente».

«En Aragón, contamos en el Matadero con uno de los mejores centros de artesanía de España, un lujo, pero quizá falta algo de apoyo por parte de la administración pública al sector, integrado por una treintena de profesionales que somos industria, cultura, tradición y turismo», afirma Malo.

La cerámica aragonesa, pese a que con CERCO fue referencia entre 2000 y 2008, no pasa hoy por sus mejores momentos. No solo falta apoyo institucional, sino que además, también influye el exceso de competencia por la irrupción de otros materiales como el plástico y el aluminio.

«La cerámica se está poniendo de moda para vivir experiencias con el barro, pero para vivir, sin embargo, «está complicado».

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