José María Pou: "En el teatro actual hay una enorme ebullición y curiosidad"

Tras 50 años de experiencia interpretativa, el actor llega a Zaragoza con una versión de ‘Moby Dick’ que da protagonismo al personaje del capitán Ahad.

José María Pou interpretando al capitán Ahad en 'Moby Dick', que se estrena esta noche en el Teatro Principal de Zaragoza.
José María Pou interpretando al capitán Ahad en 'Moby Dick', que se estrena esta noche en el Teatro Principal de Zaragoza.
David Ruano

Cincuenta años sobre las tablas… ¿Cómo ha cambiado el teatro en España durante este tiempo?

Casi ni me acuerdo, ha cambiado muchísimo. El público es radicalmente diferente. La gente joven tiene un acceso más fácil, aunque pueda no parecerlo. Hace 50 años, si uno quería ser actor, la única posibilidad era entrar en una compañía, que te contrataran, conseguir el carnet del sindicato del espectáculo... Ahora, cualquier grupo de autores con un director puede organizarse y encontrar muchos caminos.

¿Y qué caracteriza al teatro de hoy en día?

Sigue estando el teatro comercial, aunque esa denominación no me gusta. En esta zona se está haciendo algo espléndido, hay grandísimos creadores que están llenando las salas. Algunos están a la altura de las mejores obras que se están haciendo en Europa, por no decir en todo el mundo. Pero al mismo tiempo hay un movimiento de las nuevas generaciones que me parece fantástico. Eso es lo que caracteriza al teatro de hoy, la enorme ebullición y curiosidad. Están probando nuevos lenguajes y formas. Rompen barreras y buscan interactuar con el público.

‘El reino’, película en la que participa, ha recibido 13 nominaciones a los Goya. ¿Le sorprende?

No me ha sorprendido. Desde el momento en el que recibí el guión vi que iba a ser un peliculón. Era fenomenal y estaba en manos de Rodrigo Sorogoyen, del que ya había visto ‘Que Dios nos perdone’, que era estupenda. Pero hay que tener los pies en la tierra, a veces las películas con muchas nominaciones se han quedado sin nada.

Del resto de cintas nominadas, ¿cuál le gusta especialmente?

Con ‘Campeones’ empatizas muchísimo y llega al corazón, por eso ha tenido un notabilísimo éxito de público. Me gusta muy especialmente la película de Isaki Lacuesta, ‘Entre dos aguas’.

Viene a Zaragoza con ‘Moby Dick’, la adaptación del libro de 1851. ¿Cómo se aborda un clásico tan conocido?

De ‘Moby Dick’ la gente solo conoce el título y la película con Gregory Peck. A todo el mundo le suena, pero yo te diría que el 90% de la gente que la ha leído –incluído yo mismo hasta hace unos meses– habla de una versión reducida. La original es un peñazo de 900 páginas. ‘Moby Dick’ es mucho más que un barco con 40 marineros cazando ballenas. Es un auténtico tratado de filosofía, psicología y muchas cosas más. Y dentro de ella hay un personaje, Ahad, del cual se elude casi siempre su gran viaje vital, que es el que contamos en este espectáculo. Es uno de los personajes más grandes de la literatura universal. Está a la altura de los grandes como Edipo o cualquiera de Shakespeare.

¿Qué visión dan en esta representación de la novela?

Nunca se había hecho un espectáculo de ‘Moby Dick’ en España como este, solo se han hecho espectáculos infantiles. Esto es algo insólito. Se está dando una visión equivocada del libro y nosotros, con esta versión estupenda con guión de Juan Cabestany y dirigida por Andrés Lima, hemos querido que el público conozca de verdad cuál es la aventura de ‘Moby Dick’ a través de los ojos de su protagonista, el capitán Ahad. Un hombre enloquecido, con una sed de venganza brutal. Todo porque en un accidente normal, propio de los balleneros de la época, una ballena blanca le arrancó una pierna. Esa obsesión, alimentada con el tiempo, se convierte en locura. En la obra vemos el viaje de una nave con 40 marineros, sabiendo que tienen todas las de perder y capitaneada por un auténtico loco que solo busca su venganza personal, al que no le importa ni su vida ni la de su tripulación. Un hombre que hace un viaje que sabe que es un viaje hacia la muerte.

¿Cómo es la puesta en escena? Entiendo que no van a llenar de agua el Teatro Principal…

No, pero casi. Al terminar la función, cuando el público sale a la puerta a esperarte, uno de sus comentarios es que ha tenido la sensación de que ha estado en alta mar. Te dicen que es increíble, que eso no lo había sentido otras veces. Contamos con unas grabaciones del mar, unas luces increíbles y el escenario se ha convertido en eso que el teatro era en un principio y que a veces ha perdido: una caja mágica donde todo es posible. Con simplemente cuatro maderas y dos elementos de cuerdas, pero con unas luces maravillosamente conjugadas, una música maravillosamente dispuesta, el texto maravilloso de Melville y tres únicos actores, el tiempo se para y el espectador cree estar a bordo del Pequod, viviendo la misma angustia que los marineros.

¿Y cuál es su ballena blanca?

La ballena blanca no es tanto un hito a conseguir sino a destruir. Ahad busca la ballena para matarla, porque proyecta en ella los males de toda la humanidad y se erige a sí mismo como salvador. No tengo ninguna ballena blanca. Hay muchas cosas que me gustaría eliminar, pero la lista es muy larga y, con la edad que tengo, no habría tiempo para acometerla.

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