Altarriba lanza un nuevo 'thriller' en cómic

El Premio Nacional zaragozano publica ‘Yo, loco’, la segunda entrega de su trilogía con el dibujante Keko.

Altarriba, presentando una obra anterior en Zaragoza.
Altarriba, presentando una obra anterior en Zaragoza.
Raquel Labodía

La codicia no es una enfermedad, pero es la patología que sufren ciertas multinacionales ansiosas de definir nuevas dolencias que curar con fármacos milagrosos, un maquiavélico plan sobre el que gira la novela gráfica ‘Yo, loco’, segunda entrega de la "trilogía egoísta" ambientada en Vitoria del tándem formado por el zaragozano Antonio Altarriba y por el madrileño Keko.

En 1946, la OMS reconocía únicamente 26 enfermedades mentales. Hoy son más de 400. Éste dato es tan solo una de las estadísticas reales que animaron al guionista afincado en Vitoria Antonio Altarriba (Zaragoza, 1952) a fijarse en la industria farmacéutica para construir un apasionante ‘thriller’ de "espacios cerrados", al que Keko (Madrid, 1963) ha logrado insuflar una opresiva estética ‘noir’ capaz de dar mayor verosimilitud, si cabe, a esta historia de toques conspiranoicos.

Si en la inicial ‘Yo, asesino’ (Norma Editorial), el protagonista era un "psicokiller" estético que "se venga de la impostura en el mundo del arte" –en boca del propio Altarriba, Premio Nacional de Cómic por ‘El arte de volar’–, aquí es un dramaturgo en horas bajas contratado por una corporación, de ambición y cinismo desmedidos, que quiere hacer de la farmacia una religión ante la que postrarse.

Voces al margen

Convertir simples peculiaridades de carácter en enfermedades que se puedan "monetizar"es a lo que se dedica Ángel Molinos, como él mismo se define, un "estafador psíquico" aquejado por extraños sueños, que anota detalladamente al despertar. La "nomofobia", la adicción a los teléfonos móviles, o la "cuantofrenia", una mentalidad patológicamente cuantificadora de todo lo que le rodea, son algunas de las invenciones (aunque en la vida real ya estaban referenciadas) salidas de la cabeza de este ser atormentado por los abusos sufridos en su niñez, y que le han convertido en ‘apotisexual’, otro término de nuevo cuño para definir la aversión al sexo.

"La idea de la trilogía no existía a priori, pero cuando estábamos con ‘Yo, asesino’ vimos que allí había un potencial de ofrecer voces narrativas diferentes a personajes situados al margen de las líneas habituales del pensamiento, ya fuera el arte o las enfermedades mentales", desvela el guionista, catedrático de Literatura Francesa de la Universidad del País Vasco.

Tras la impostura moral de ‘Yo, asesino’ y la científica en ‘Yo, loco’, la tercera pata de la trilogía se centrará en la política bajo el título de ‘Yo, mentiroso’, que abordará la "complicidad entre mandatarios y periodistas".

Adelanto en Francia

Toda la trilogía sigue también un reguero de colores que acompaña al blanco y negro de las viñetas: el rojo para la sangre del asesino, el amarillo que pespunta la segunda entrega como símbolo de la locura, mientras que el verde será el de la mentira, una novela gráfica que verá antes la luz en Francia, como ha ocurrido con la dos primeras.

¿Por qué en Francia primero? "Porque tienen esa rara costumbre de pagar unos adelantos importantes que te permiten funcionar", resume Altarriba sobre la gestación de una trilogía que fue recibida con el Gran Premio de la Crítica ACBD en el país vecino.

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