Steve Gibson retrata a los descendientes de los inmortalizados en 'La boda de Fraga'

Una exposición en el Palacio de Montcada ‘actualiza’ la obra de Viladrich que inspira el Día de la Faldeta.

Ricardo García Prats, con Salvadora Chiné, su hijo, Eduardo Casas, y su nieto, Borja Labrador.
Ricardo García Prats, con Salvadora Chiné, su hijo, Eduardo Casas, y su nieto, Borja Labrador.
Patricia Puértolas

A sus 91 años de edad, Salvadora Chiné, de Fraga, comparte exposición con su madre, lo que supone una "emotiva y satisfactoria" experiencia, que, según dice, jamás hubiera imaginado. La mujer ha sido retratada por el artista inglés Steve Gibson, afincado en Zaragoza, mientras que su antecesora, Salvadora Barrafón, fue inmortalizada por un conocido pintor, Miguel Viladrich, que la eligió como novia de su emblemático cuadro ‘La boda de Fraga’ (1918).

El lienzo, que inspira la festividad más importante de Fraga, el Día de la Faldeta, cumple 100 años y para celebrarlo, ha sido creada una exposición única, ideada por Steve Gibson y protagonizada por los descendientes de los personajes de la escena nupcial. Según explica su comisario, Ricardo García Prats, la muestra es una reinterpretación del cuadro original y, en su desarrollo, sigue la estética del proyecto más ambicioso de su autor, ‘Las Armas 300’, compuesto por una serie de retratos al natural de personas que residen o transitan por el barrio zaragozano del Gancho. En Fraga, ocurre lo mismo. De hecho, cada uno de los descendientes del cuadro ha sido dibujado de forma individual, y en su conjunto forman un reflejo del momento actual. ‘La boda de Fraga’, que está integrada en la nueva exposición, es una obra de carácter costumbrista, donde novios y testigos lucen el traje típico de la ciudad. A sus descendientes, Steve Gibson los retrata tal y como visten en la actualidad, sustituyendo faldetas por vaqueros, capas por chaquetas de cuero o mantillas por fulares. De esta forma, según García Prats, "el autor consigue marcar una distancia en el tiempo y en el espacio y, al mismo tiempo, hacer un retrato potente retrato del momento actual".

Además de la hija de la novia, la muestra, que puede verse hasta el 10 de junio en el Palacio Montcada de Fraga, incluye un retrato del nieto de aquel fragatino que interpretó el papel del novio (Antonio ‘lo Cochero’), así como una reinterpretación de los testigos del enlace. En este último caso, los modelos carecen de lazos de sangre con los originales, ya que se desconoce la identidad de los mismos. Todos están retratados a tamaño natural con carboncillo sobre papel y en algunos casos, han sido convertidos en esculturas, creadas con cartón y resinas. A ello, Gibson añade un ‘collage’ de elementos religiosos, así como una serie de cuadros abstractos inspirados en la casulla exhibida por el sacerdote del enlace. También suma una serie de dibujos basados en el desfile del Día de la Faldeta, que tendrá lugar este domingo y que pretende poner en valor la vestimenta tradicional de Fraga. La festividad, que reúne a unas 2.000 personas ataviadas con los trajes de sus antepasados, tiene la estructura de una boda, desde el enlace de los novios hasta el banquete, inspirándose en el cuadro de Viladrich.

Al contemplar el resultado, Salvadora Chiné dice sentirse "agradecida y orgullosa", ya que, tal y como explican su hijo, Eduardo Casas, y uno de sus nietos, Borja Labrador, resulta maravilloso que una exposición vuelva a poner en valor uno de los cuadros más emblemáticos de Fraga. Aunque al final accedió, sus familiares explican que la novia titubeó ante el ofrecimiento del pintor Viladrich y, en ningún momento, llegó a imaginar que "acabaría formando parte de la historia de la ciudad". En su casa, Salvadora Chiné tiene una reproducción del cuadro y a diario, según explica, comparte sus experiencias con la imagen de su madre, a la que ya ha contado que, tal y como ella hizo en su momento, ha decidido posar para un artista decidido a homenajear el gusto de su predecesor por la belleza y nobleza de las gentes de Fraga. De hecho, Viladrich, que residió en la ciudad en varias etapas entre 1914 y 1932, cuenta con diversas obras de carácter costumbrista, que, según explicaba, fueron fruto de su fascinación por los fragatinos. A sus herederos, Gibson también honra con la misma pasión.

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