Emoción, empatía y feminismo en un río de canciones

Una comprometida Rozalén ha concluido su paso por Zaragoza con un emotivo concierto cargado de historias personales y guiños a un público que la llenó de aplausos.

Concierto de Rozalén, en el Teatro de las Esquinas
Concierto de Rozalén, en el Teatro de las Esquinas
Toni Galán

"Queríamos comenzar con ‘La puerta violeta’, un portazo a la violencia machista que solo puede ser en un mundo entre iguales y feminista, porque ya se empieza a saber que el 'feminismo' es sinónimo de 'igualdad' -y no de 'hembrismo'-. Nosotros amamos a los hombres buenos", defendía la artista nada más subirse al escenario.

Aquellas palabras de compromiso tras una emotiva canción pusieron un nudo en la garganta a buena parte del auditorio. Y entonces, mientras buena parte de este estaba a punto de soltar la lágrima, Rozalén –como hizo a lo largo de todo el concierto– se encargó de darle la vuelta a este gesto y transformarlo en ternura y esperanza con la segunda canción del repertorio. "Al principio no sabíamos si la íbamos a meter… pero cómo no lo íbamos a hacer, si me he llevado una de las mejores experiencias de mi vida con ella, y sobre todo desde que intento hacer canciones", confiesa. Antes de que suenen los primeros acordes de 'Vivir', un tema que comparte con Estopa’, el público responde con aplausos a las protagonistas de esta canción. "La hice para la AECC y las frases me las dieron mujeres en tratamiento que tuvieron o tienen cáncer. Cuando tienes delante esta situación o a estas mujeres las prioridades se mueven y las cosas que son verdaderamente importantes se colocan en lo verdaderamente importante, en la puntica de arriba; y lo que no se queda abajo, que es donde debe estar”, destacó la artista.

Los temas siguieron sonando, y el público, cada vez más entregado, sumaba su ritmo y voz a los de la cantante, que compartió diversos guiños con Zaragoza, el Teatro de las Esquinas y sus gentes a lo largo del concierto. "Es maravilloso que sigamos cuidando de estos lugares, los teatros, y que brinden momentos de reflexión, emoción y, por supuesto, de diversión. Después de tres días yo ya me siento de aquí, estoy como en casa. Gracias por este recibimiento porque os teníamos muchas ganas. Esa es la verdad. Y no lo hemos hecho mal en dos días… hemos comido bien y hemos ido hasta El Plata”, bromeaba la artista, que al minuto recibía en volandas un cachirulo que guardó consigo durante todo el concierto. Cerca de dos horas y media de canciones que convirtieron el Teatro de las Esquinas de Zaragoza en un río de sentimientos. Las historias personales de la cantante empezaron a cobrar protagonismo en la segunda mitad del evento, con temas de desamor como 'La que baila para ti' y otros que hablan de sus raíces y familiares. Es el caso de 'Justo', un tema con el que "revive" –confiesa- a un tío abuelo suyo que perdió en la Guerra Civil y del que su abuela siempre le hablaba de niña, cuando empezaba a cantar. "'Te pareces a tu tío Justo' –me decía- y era una frase que siempre estaba ahí. Hace 2 años empiezo a obsesionarme con él y quería saberlo todo: qué cara tenia, lo que hacía, a qué dedicaba el tiempo libre (risas). Me puse a entrevista a mi abuela -a lo Jordi Évole, dos horas ahí de información...-, y casualidades o no de la vida con esta canción me ha pasado de todo; al año o así conozco a Emilio Silva, que es el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, y yo lo único que buscaba era inspiración. Quería más historias", confiesa. Emilio le pide que le pase los datos de su tío abuelo 'Justo', quien da nombre a la canción, por si acaso él puede hacer algo. "En mi casa –confiesa– después de 80 años nadie se ha planteado buscarle, y los últimos datos que tenemos son sus apellidos. Se supo poco de su muerte y poco del paradero". El siguiente 1 de noviembre, el día de Todos los Santos, día de los difuntos- Rozalén recibe un mensaje de Emilio que había encontrado dónde estaba su tío abuelo, en una fosa común de Aranda del Duero. "Llamé a mi abuela, y después de 77 años le dije… 'sé dónde puedes llevarle una flor'. Ella, que casi no sale del pueblo, nos pidió que nos la lleváramos a Aranda y os aseguro que casi nunca la había visto tan feliz como en esas dos horas y pico que estuvimos en el cementerio. Evidentemente se acordaba de cosas muy feas, pero por primera vez fue como si algo de verdad se cerrara", confiesa la cantante emocionada antes de presentar y rendir homenaje a su tío ‘Justo’, recuperando al final de la canción una de las habaneras que él cantaba.

Otra historia familiar, la de sus padres, arrancaba también las lágrimas al auditorio, cuando la artista explicaba a través de esta canción el porqué de una personalidad tan intensa como la suya. "Mi padre fue sacerdote -diez años además, y de vocación. Hoy hay aquí compañeras de él –responden con aplausos–, y lo cierto que cuando llegó a Letur, el primer ser vivo que vio fue mi madre". Esa historia de amor prohibida –añadió la arista– es la que menos le han contado en casa. La más tabú, por hallarse en un pueblo tan pequeño a finales de los 70. "Entiendo que sufrieron muchísimo y que fueron muy criticados. Mi familia es muy creyente y tener que tomar decisiones así fue duro. A mí es que me pasan cosas ahora -en Mucia y en Albacete-, que me dicen '¡Ay, Don Cristóbal, tu padre, que me casó…!', y yo ya me lo tomo de otra forma, pero claro, a ellos les daba cosica", relata con una sonrisa. Esta y otras historias que duelen, cuando uno habla de ellas Rozalén matiza que se normalizan y se curan. "Mi madre, que nunca me había hablado de esto, ahora la oigo que dice: 'pues la chiquilla me ha escrito una canción. Hoy me siento orgullosísima de su historia y de la educación que me han dado, y cuando a veces no he creído en el amor solo he tenido que mirar para casa", añade. El traje perfecto de esta historia que no se atrevió a escribir ella se lo hizo Felipe Benítez Reyes, "uno de los mejores escritores de este país", y la emocionó mucho, asegura.

Este domingo ha sido ella la que ha emocionado y ha hecho vibrar a un mismo tiempo a un teatro que ha compartido momentos de ternura, risas y aplausos, con sorpresas como la que se llevaron varias niñas del público que cantaron con ella 'Las hadas existen' sobre el escenario. Rozalén ha sabido ganarse en un fin de semana a un entregado público zaragozano que ha disfrutado de cada uno de sus temas. Desde '80 veces' a 'Comiéndote a besos' pasando por 'Vivir' o 'Girasoles', el 'single' del momento con el que la cantante de Albacete volvía a subirse al escenario para arrancar una sonrisa a todos al término de su actuación.


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