Luis Miguel Círez graba un disco para dar su versión personal de la jota actual

El cantador de Sádaba rinde en él homenaje a su tierra y a varias de las figuras históricas del folclore aragonés. Juanjo Almarza es el director musical del cedé.

Luis Miguel Círez, cantador de jotas, ha culminado su primer proyecto discográfico.
Luis Miguel Círez graba un disco para dar su versión personal de la jota actual
José Miguel Marco

"Tengo 41 años, estoy en un momento de madurez y sentí que había llegado el día de plasmar en un disco cómo canto". Así presenta el jotero Luis Miguel Círez su primer cedé, grabado antes del verano y que ha llevado ya a los escenarios. Se titula ‘La jota si bien se canta’ y reúne un ramillete de jotas, en su mayor parte tradicionales y bien conocidas, pero cantadas con el sello personalísimo del jotero de Sádaba. Porque Círez ni en trayectoria ni en voz ni en estilo es un cantador convencional.

De niño tuvo una carrera fulgurante. Siendo alumno de Ángel Galé, lo ganó prácticamente todo. "Empecé a cantar a los 6 años con la Rondalla Cristo Marinero de Sádaba –recuerda–. Y a los 10 me llevaron a Ejea para aprender con Ángel Galé en Aires de Aragón. Tengo recuerdos inolvidables de aquella etapa, de entre los 10 y los 14 años, porque recorrimos buena parte de España y Europa, e incluso fuimos a actuar a Nueva York tres veces".

Participó en 14 concursos y ganó 11 primeros premios. Círez tenía una garganta excepcional, y además cincelada por uno de los exponentes de la jota de fuerza, Ángel Galé. Los aficionados veían en él a una de las figuras que habría de marcar el paso de la jota durante los años venideros. Pero entonces, como ha ocurrido tantas veces, le llegó el cambio de voz.

"Tenía 15 años y me vi distinto, raro –sostiene–. No es que el cambio fuera duro, que lo fue, sino que no me reconocía en mi nueva voz, no me veía preparado para cantar. Y lo dejé".

Y fue otros 15 años después, con la vida encarrilada en otra dirección, cuando regresó. "Mi vida estaba muy encauzada, con trabajo estable y pareja, y unas fiestas del Pilar fui al certamen y me dije: ¿Por qué no probar? Y pensé en Nacho del Río, que había pasado por lo mismo que yo, con el cambio de voz. Pensé que él era el mejor para tutelarme y un primo mío, amigo suyo, le convenció para que me hiciera una prueba".

A Del Río, cinco veces ganador del Extraordinario, le convenció. Y empezó a darle clases. "Volví a la jota no para ganar premios –confiesa Luis Miguel Círez–. Volví para disfrutar, por el placer de cantar. He probado a participar en algún premio, y lo seguiré haciendo, pero no es mi motivación principal en estos momentos. De hecho, este disco me ha dado muchas más satisfacciones que los concursos. Y dedico más horas a estudiar que a los escenarios. En realidad, canto para mí".

Jota antigua y moderna

Y así, libre de ataduras, Círez lleva un decenio cantando, estudiando con Del Río o, lo que es lo mismo, adentrándose en la corriente de jota del inmortal Jesús Gracia. El disco es una etapa más en su camino. Coordinado por Nacho del Río, con la asesoría de uno de los grandes estudiosos del folclore regional, Evaristo Solsona, y con la dirección musical de Juanjo Almarza, ‘La jota si bien se canta’ es un trabajo con una marcada personalidad. Porque rinde homenaje a varias figuras históricas (de hecho, el cantador reconoce que el fallecimiento de Teodoro Arruga fue uno de los hechos que le impulsó a grabarlo) pero lo hace desde un punto de vista personal, tanto en las variaciones y arreglos musicales como en la propia forma de interpretarlo vocalmente.

"¿Estilos? No soy de uno concreto, aunque quizá, sí, haya alguna fematera que no me vaya tanto como otras cosas –subraya–. Pero me gusta cantarlo prácticamente todo. Nacho del Río me ha inculcado que lo importante es entender lo que canto e intentar trasmitírselo al público. Estoy abierto a todo tipo de influencias, creo que eso queda bien patente en el disco. Cuanto más antigua es una jota y su cantador, más modernos me parecen. Quizá uno de los que más me han impresionado, y aún lo hace, sea Cecilio Navarro. Por la chispa que tenía, por la sutileza de sus matices, el fraseo, sus énfasis... La jota actual ha perdido parte de su espontaneidad. Y yo, que tengo una voz muy cálida, aspiro a ser diferente, a cantar con gusto".

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