Carretera y banda

Las bandas realizan largos viajes en carretera sin la certeza de tener un seguro que les cubra.

Los músicos recorren la geografía española por carretera poniendo en peligro su vida.
Los músicos recorren la geografía española por carretera poniendo en peligro su vida.
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Una noche en Barbastro y al día siguiente en Barcelona. En muchas ocasiones de punta a punta de la geografía española. Kilómetros y kilómetros de carretera para vivir, a duras penas algunos, de lo que realmente les apasiona, la música. Destino alcanzado. Descargan la furgoneta; amplis, guitarras, batería y... prueba de sonido. Uno, dos, uno, dos. Probando, probando... Todo listo. Llega la hora de actuar. Las notas musicales crean los primeros compases, la voz vibra en las cuerdas vocales para dar el mejor de los espectáculos posibles. Fin de la actuación. Carretera y manta, como se suele decir.


Este es el panorama que las pequeñas bandas, y no tan pequeñas, viven en su día a día tanto en Aragón como en el resto de España. Una vida en la carretera para poder cumplir sus sueños, dedicarse a la música. Un estilo de vida que con un único pestañeo puede verse en peligro en los largos trayectos por carretera.


Hace unos días saltaba la noticia sobre el accidente de tráfico del grupo Supersubmarina. Una banda que empezó en los pequeños escenarios de festivales hasta conseguir alzarse como cabeza de cartel. No es hasta situaciones como esta cuando desde el sector musical se echan las manos a la cabeza y se pone en evidencia una realidad: Muchos grupos acuden a conciertos, festivales o fiestas de pueblos con la inseguridad de saber si cuentan con un seguro que cubra cualquier imprevisto.


La teoría es sencilla. A la hora de firmar los contratos, lo habitual es que el transporte corra a cargo del grupo, explica Chema Fernández, director de Antípodas Producciones, agencia de contratación y producción de música afincada en Zaragoza. Existen dos formas de contratar bandas de música. Por un lado, los promotores de eventos y conciertos contactan con la agencia o mánager al cargo de los grupos, “de tal manera que el acuerdo no está con los miembros del grupo, sino con la banda”, explica Fernández. De esta manera, cada contratante debe dar de alta en la Seguridad Social a cada uno de los miembros del grupo. Así, en caso de accidente durante el trayecto hasta el evento o al regreso de este, se considerará 'in itinere'.


Por otro lado, muchos grupos, sobre todo con grandes ingresos de dinero, poseen su propia sociedad a través de la que gestionan los contratos y condiciones que se incluyen en ellos. Asimismo, deben estar al día en todos los temas fiscales que rodean a la actuación. Sin embargo, la práctica es muy diferente, muchos grupos no llegan a ser dados de alta, por lo que en caso de accidentes, quedan desamparados. “Efectivamente, esto pasa”, asegura Fernández.


Los peligros de la carretera, en ocasiones, son imposibles de evitar. Muchos factores intervienen. Un simple despiste, pocas horas de sueño o simplemente el cansancio pueden pasar factura. “El problema no solo está en los contratos, el debate debe ir más allá. Se trata de la realidad que vive la música en España”, explica Sergio Vinadé, miembro de Tachenko y promotor de Las Armas.


Los minutos pasan. El ritmo es acelerado. Un bocadillo para paliar el hambre, un redbull para acelerar el organismo. Dar lo mejor de uno mismo durante el concierto con la mirada puesta en el siguiente destino. “Cuando se contrata a una banda hay que tener también en cuenta que tienen que viajar, las horas de carretera, los horarios de actuación, que no acabe muy tarde el concierto, una buena alimentación...”, explica Vinadé.


Desde el otro lado del escenario solo importa la presencia y el espectáculo. Poder escuchar esas canciones que ponen el vello de punta y disfrutar del evento. Tras el telón, la realidad es muy diferente. “El problema radica en la poca facilidad que se da a los artistas, profesionales y los que no lo son, para trabajar. Muchas veces para tener todo en regla hay que pagar unas cuotas que no se pueden cubrir si en la sala solo hay 30 personas. Esto hay que cambiarlo”, asevera el cantante y guitarra de Tachenko.


Las luces seguirán brillando, los altavoces sonando y los artistas continuarán saliendo a la carretera para ofrecer una felicidad compartida, del que canta y del que escucha.

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