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Pina de Ebro acoge la colección de cultura oriental de Giménez Mas

ARTE

El médico de Anatomía Patológica y fotógrafo presenta, por primera vez, rollos, grabados, pinturas de temática tradicional y varios siglos de antigüedadLa muestra se acompaña de libros antiguos y poemas caligrafiados.

Pina de Ebro acoge la colección de cultura oriental de Giménez Mas
COL. GIMéNEZ MAS

José Antonio Giménez Mas (Zaragoza, 1950) cumple un sueño y vence el pudor: muestra su colección de arte oriental en Pina de Ebro desde el pasado domingo dentro de las VIII Jornadas sobre Creación Literaria en Aragón. Exhibe en torno a sesenta piezas de arte y literatura orientales bajo el título 'Archipiélago perenne. El camino de la tradición de Oriente'.


Si algo define a José Antonio Giménez Mas, doctor de Anatomía Patológica, pintor y fotógrafo, es su pasión por «la belleza antigua, clasica, de China y Japón. Al principio -confiesa-, me atraía China con locura, pero luego, gracias a las enseñanzas de Elena Barlés y David Almazán, también me interesé por Japón». Con delicadeza zen y sin ánimo de ofender, este estudioso de las religiones, subraya: «Los japoneses han tomado muchas cosas de los chinos. Acusan su influjo; luego ellos lo asimilan, lo subliman y crean su propio mundo, su poética».


Las piezas y la belleza antigua


Esta fascinación por Oriente, como la de Leofcadio Hearn o Enrique Gómez Carrillo, nació ya en los años 70 cuando Giménez Mas veía los cuadros de los hermanos Vicente y Ángel Pascual Rodrigo. «Me encantaban sus imágenes, aquel mundo de luz y de color, aquellos paisajes tan tamizados. Entonces firmaban como La Hermandad Pictórica y era difícil diferenciar quién era quién».


Giménez Mas también realizó diversos proyectos artísticos como pintor y fotógrafo. «Llegué a exponer un trabajo fotográfico sobre un grupo japonés. Años después, atraído por la energía, hice un curso de acupuntura. Esa fue otra puerta de acceso». Y así, estudiando, realizando cursos, acudiendo a subastas o rastros, siempre en silencio, José Antonio se ha hecho con una obra valiosa, medida, que contiene «rollos, caligrafías, grabados y libros antiguos. Soy comprador de rastro, de cosas viejas, que mimo, limpio, que intento resucitar -señala-. Me he dejado guiar por la intuición. Y ahora tengo 200 rollos colgantes de pintura al agua sobre papel y seda, tengo piezas pictóricas que aluden a los símbolos: la orquídea, el bambú, el ciruelo. Y también hay grabados, en concreto 'ukiyo-e', que es la estampa japonesa que ha traspasado fronteras por su expresiva y maravillosa técnica».


Explica Giménez Mas que 'ukiyo-e' quiere decir «imágenes del mundo flotante, y se refiere a la vida que fluye, el día a día». También hay obras de teatro Noh, que surgió en el siglo XIV y está impregnado del budismo zen y el 'bushido' (el espíritu del samuráis), y «es un espectáculo ritual, aristocrático, para minorías, muy espiritual, que propone una mirada interior».


Y también hay piezas de teatro Tabuki que es un teatro más popular y totalizador que incorpora la danza, el clown, la acrobacia circense y una puesta en escena suntuosa y dinámica, rica en maquillajes.


José Antonio Giménez Mas realiza una confesión: «Nunca he estado en Japón. Tengo miedo a no encontrar lo que busco. ¿Que qué busco? El Japón antiguo, la antigua China, el núcleo de la tradición; busco esa belleza que produce magia y que transmite bondad, busco la poesía, el tiempo detenido. Sé que es un sentimiento muy romántico, pero lo siento así. Todo eso existe y ahora está camuflado: para hacer ese viaje tengo que prepararlo muy bien».

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