CAPILLA ARDIENTE EN LA SGAE

Adiós a Enrique Morente

El entierro será este miércoles en Granada a media tarde.

Recibimiento al féretro de Enrique Morente
El féretro de Morente, recibido con aplausos y llantos desgarrados
EFE

El flamenco se ha echado a la calle para rendir honores a su maestro "más derecho" y "decente", Enrique Morente, cuya capilla ardiente se ha instalado en la SGAE para permitir a su "segunda patria" despedirse de él antes de ser traslado este miércoles a Granada, donde será enterrado a media tarde.


El cuerpo de Morente, al que se le había practicado la autopsia, ha sido instalado en un féretro cerrado en la sala Manuel de Falla de la SGAE, a la que se ha acercado, en un interminable cortejo, la "aristocracia" del flamenco, de Paco de Lucía a Miguel Poveda, además de Carlos Saura, Pedro Almodóvar, Alejandro Sanz, Joaquín Sabina y la ministra de Cultura junto a cientos de vecinos de Madrid, que le dedicará una calle.


El artista, que, según ha informado la Clínica La Luz, padecía "un cáncer de esófago de 4,5 centímetros, localizado en el tercio medio, con metástasis linfáticas", será enterrado en el cementerio de San José, junto a la Alhambra, de su Granada natal, que instalará a media mañana una capilla ardiente en el Teatro Isabel la Católica.


La familia, que había pedido horas antes de instalarse la capilla ardiente que no se especulara sobre las "supuestas" actuaciones judiciales emprendidas contra el hospital por negligencia, ha agradecido su cariño a la ciudad y al pueblo de Madrid, adonde él llegó con 14 años para abrirse camino como cantaor, y donde ha fallecido doce días antes de cumplir 68 años.


La sala de la capilla ardiente del artista, a la que no han podido acceder los medios gráficos, estaba repleta de coronas de flores, que no han cesado de llegar procedentes de toda España, entre ellas la de la artista Maye Martín, la última con quien compartió escenario, con un gran retrato suyo y una silla con una guitarra encima.


Su viuda, Aurora Carbonell, sus hijos Estrella, Soledad y Enrique y su yerno Javier Conde, no se han separado en toda la tarde del féretro, que se instaló a las 16.30 en la sala en medio de los gritos y llanto desgarrado de su familia y amigos.


Fumando sin parar, vestidos de oscuro y cabizbajos, los "aristócratas" del flamenco han acudido a mostrar sus respetos al "más derecho y decente" de los maestros, cuya muerte les ha dejado "hechos polvo y muy tristes", en palabras de Paco de Lucía.


"No solo se nos ha ido un artista genial sino, sobre todo, una de las personas más derechas y decentes que ha habido nunca en el flamenco", ha dicho el guitarrista, que ha protagonizado una insólita imagen sentado en el jardín junto a su hermano Pepe, Tomatito, Antonio Carmona, Javier Limón y Alejandro Sanz, que se ha mostrado muy emocionado en la sala.


Ellos han sido solo algunos de los flamencos que han acudido a velar a Morente, a quien han visitado además José Mercé, Miguel Poveda, Arcángel y Pitingo, y, haciendo honor a la clave de renovación y vanguardismo que siempre le caracterizó, artistas como Javier Krahe, Eva Amaral, Kiko Veneno o Antonio Orozco.


La Familia Real, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el ex presidente Felipe González y la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, han mandado sendos telegramas de pésame a la familia.


La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha visitado la capilla ardiente y ha señalado que lo hacía en nombre del presidente del Gobierno para expresar el agradecimiento enorme de España a Morente, con el que tiene una gran deuda "porque ha hecho más grande la cultura de este país, no solo el flamenco".


También se han acercado a la sede de la SGAE la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y la ex ministra Carmen Alborch.

Por la SGAE han pasado decenas de emocionados ciudadanos como Alejandro que, con dos fotos del cantaor en blanco y negro, ha asegurado a su salida que no sabía si podrá volver a escuchar flamenco, o Manuel Martín, para quien lo sucedido es "un contradiós".


A la entrada de la sala, cerrada a las nueve de la noche, cuatro horas y media después de que los restos del cantaor llegaran a la SGAE, se colocaron tres libros de condolencias, en los que podían leerse mensajes como "se ha ido el último genio que quedaba vivo", "yo también lloro con la brisa por los olivos", o "Granada perdió a su hijo mas importante desde Federico".