"Estamos flipando", confesaba Juan Aguirre, ayer a primeras horas de la tarde, tras conocer que él y Eva, o sea, Amaral, habían sido galardonados con el Premio Nacional de Músicas Actuales 2010. "Hace tan apenas una hora que nos hemos enterado y estamos apabullados. Creí que era una broma, cuando me lo dijeron, no tenía ni idea de que nos pudieran dar un premio, ni tan siquiera esperarlo, pero estamos muy contentos".

Y Eva, ¿qué dice? "Pues la verdad es que no lo sé, es que ella no lo sabe todavía. La estoy llamando y no hay manera de conectar, debe estar en el estudio tocando la batería. Hace un rato me he venido a casa y la he dejado con las baquetas, por lo que todavía debe seguir con ellas y sin oír el teléfono, porque dentro del estudio tan apenas hay cobertura. Ahora voy a ir otra vez y se lo comunicaré".

¿Y qué le vas a decir? "Tronca, siéntate y escucha, nos han dado el Premio de Cultura. Flipará como yo y se lo tomará en broma. No se lo creerá". Entonces, Juan deberá explicarle que el tal 'premio de Cultura' es un premio instituido el pasado año por el Ministerio de Cultura para reconocer la labor de los creadores de música popular por un determinado motivo. En el caso de Amaral, por "su aportación a la renovación del panorama musical actual", según ha acordado un jurado presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Félix Palomero, y compuesto por Dania Dévora, Rosa León, Diego A. Manrique, Luis Mendo, Beatriz Pécker y Joan Manuel Serrat, ejerciendo como vicepresidente el subdirector general de Música y Danza del (INAEM), Antonio Garde.

El jurado ha destacado también la capacidad de Amaral "para trasladar al público los sentimientos de las jóvenes generaciones, su amor a la música y a su oficio", así como "su alta calidad artística, manifestada a lo largo de su trayectoria". El premio, que el año pasado recibió Serrat, está dotado con 30.000 euros.

Juan no solo agradece al jurado el premio por "valorar nuestros aciertos y disculpar nuestros errores", sino porque una de las premisas anteriores -la de su amor por la música- es más cierta y grande que la misma basílica del Pilar. "No es amor, es dependencia. Los dos hemos necesitado la música para vivir. Es una necesidad vital. Ha habido y hay discos que te cambian la vida, que son muy importantes para tu desarrollo no solo artístico sino como persona".

Por ese lado, bien el jurado. ¿Y lo de la comunicación con el público? "Nosotros nunca hemos hecho canciones pensando en nada ni en nadie, y menos para buscar premios, simplemente las hemos hecho buscando las canciones que queríamos oír. Si estas canciones han llegado al público, pues extraordinario. A fin de cuentas, la música equivale a comunicación, que es algo que nosotros siempre hemos buscado en los discos".

Pero Juan le ve implícitamente otros destinatarios a este premio: "Quiero hacer hincapié en otro aspecto del premio. Pienso en las bandas que están empezando, no es un premio a dos individuos sino a todos aquellos que, con una guitarra, una batería, unos teclados o un bajo, están esforzándose por sacar un sonido, sea rock, folk, pop o de cualquier otro género, independientemente de su nivel de repercusión en la gente. Ahora mismo, me viene a la mente cuando nosotros estábamos empezando y no éramos nadie, de toda esa gente que está tocando en su local y que a lo mejor se queda en la cuneta del éxito masivo, pero que es feliz haciendo lo que hace. El éxito no es vender muchos discos o hacer muchos conciertos sino también hacer lo que te gusta. Eso es también triunfar, y yo me he sentido triunfador de esa manera en muchas ocasiones".