PATRIMONIO

Un viaje de la Antigüedad al Renacimiento

El Museo de Zaragoza ha reabierto dos espacios dedicados a estos periodos, que incluyen más de 300 obras de arte. Entre las piezas nuevas destaca una tabla de San Blas, del taller de Martín Bernat.

Un viaje de la Antigüedad al Renacimiento
Un viaje de la Antigüedad al Renacimiento

Desde ayer, los visitantes que acudan al Museo de Zaragoza se encontrarán con dos nuevos espacios expositivos, que han reabierto sus puertas y que corresponden a los periodos relacionados con la Antigüedad y el Gótico y Renacimiento.

Algunas de las piezas que pueden verse en estas salas llevan años sin exponerse, otras se han restaurado recientemente y un par de ellas son adquisiciones nuevas, como la tabla de San Blas, del taller de Martín Bernat, (1450-1505).

Durante varios meses, los técnicos del museo han estado trabajando en este proyecto con un único objetivo, "ofrecer al visitante la posibilidad de disfrutar, de una manera condensada, de obras de gran calidad, algunas grandes desconocidas. Se ha primado la calidad de los trabajos y se ha facilitado la visita, de manera que lo que antes estaba en salas dispersas ahora puede verse en un único escenario", matiza Juan Paz, conservador de Antigüedades del museo.

En la sala denominada Antigüedad, unos enormes carteles explicativos guiarán al visitante en un recorrido que va desde la prehistoria a las primeras culturas, a la espera de que "en un futuro, se puedan organizar visitas guiadas", apuntan desde el museo.

Un viaje artístico que se remonta miles de años. Hasta hace 80.000, por ejemplo, que es el tiempo en el que se fecha el bifaz aragonés que se exhibe en la vitrina de la entrada de esta sala (el bifaz es una de las primeras herramientas prehistóricas reconocidas). O hasta hace 2.900 años, que es la fecha en la que se cincela la estela funeraria de Luna (Zaragoza), una pieza de gran valor que se caracteriza porque le falta su cabeza y en su 'diseño' aparece dibujado un escudo y una lira musical. Las dos forman parte de un conjunto de 203 piezas que abordan cuatro espacios: Prehistoria, Protohistoria, las primeras culturas históricas y los hispanorromanos.

En la parte de la Protohistoria destacan las cerámicas acanaladas del Cabezo de Monleón (Caspe) y otras del Cabezo de la Cruz, que ven ahora la luz por primera vez. Además, para que el visitante se haga una idea aproximada de cómo podrían vivir nuestros antepasados en aquella época se muestran dos maquetas de casas con útiles que luego se pueden ver en los expositores (vasos, recipientes, ajuares y otras piezas domésticas).

En el apartado destinado a las primeras culturas se recogen elementos propios de los pueblos iberos, celtíberos y vascones. Ejemplos de estos periodos son los tres bronces escritos de Kontrebia Belaiska (Botorrita) o un vaso ibérico con una pareja humana vista de frente, (Oliete, Teruel).

El recorrido por esta sala se cierra con varias piezas fechadas hasta el siglo XI, como los canceles hispanovisigodos de Villa Fortunatus, en Fraga, o el mozárabe encontrado en la plaza del Pilar de Zaragoza.

El esplendor renacentista

En la segunda de las salas reabiertas ayer, la dedicada al Gótico y el Renacimiento, se muestran 76 objetos de arte (cuadros, esculturas, lápidas funerarias), muchos de ellos restaurados recientemente para que formaran parte de la exposición 'El esplendor del Renacimiento en Aragón', que cerró sus puertas hace un mes.

"Algunas de estas piezas llevan más de dos años sin mostrarse, porque fueron retiradas para el montaje de la exposición de Goya en 2008, pero ahora vuelven a exponerse y, tras su restauración, lucen mejor que nunca", matiza Marisa Arguís, conservadora de Bellas Artes del museo.

Entre las obras más significativas destaca una muestra de la sillería de la parte trasera del coro del monasterio de Veruela, dedicada a San Benito y San Bernardo, o cuadros que llevaban varios años sin mostrarse, como 'Adoración de los pastores (Anónimo, último tercio del siglo XVI), que ha permanecido quince años recogido en los almacenes del museo. Otro ejemplo de estas piezas 'recuperadas' es el retablo de San José.

Entre las novedades expuestas se incluye una pequeña muestra de estampas de Marcantonio Raimondi, uno de los primeros impresores de grabados de series. El conjunto lo completan varias piezas de Damián Forment, figura clave en el arte renacentista aragonés.