Ocio y Cultura

La danza-teatro aragonesa despega con el estreno de 'Esperando en Olot' en La Estación

TEATRO DE LA ESTACIÓN

Ana Continente ha dirigido este espectáculo en español y rumano, que interpreta una docena de artistas.

La danza-teatro aragonesa despega con el estreno de 'Esperando en Olot' en La Estación
CARLOTA VICENTE

"Esto es algo tan único aquí... La nuestra va a ser la única compañía de danza-teatro que hay en Aragón". La bailarina y coreógrafa Ana Continente -una de las más veteranas e inquietas que ha dado la ribera del Ebro en los últimos años- está exultante con la proximidad del estreno de 'Esperando en Olot' (hoy, a las 21.00, en el zaragozano Teatro de la Estación, donde también habrá una función mañana a las 20.00).


El montaje es el fruto de ocho años de trabajo con un taller de personas de procedencia heterogénea. "Ha surgido de un proceso, no pensábamos en formar una compañía, pero llevo ya mucho tiempo con esta gente. Este es nuestro tercer trabajo -tras 'Inquilinos del mundo' y 'Orden de alejamiento'-, pero es el primero con dimensiones de espectáculo completo", explica Continente.


En el grupo, lo mismo hay estudiantes de teatro que bailarines con formación de ballet clásico, e incluso personas con otro tipo de trabajos, como una de las chicas, que es asistente social. "El taller estaba concebido como un laboratorio de búsqueda, de investigación, con una apertura creativa potente", relata la directora.


El resultado es 'Esperando en Olot', que ya desde el título muestra su vínculo con la obra de Samuel Beckett 'Esperando a Godot' y también su voluntad de ser algo más. "Como bien decía Beckett, la obra es 'horriblemente cómica' y en ese tono estamos. Como el referente es el teatro del absurdo, ¿qué más absurdo que alterar el título haciendo un juego de palabras con Olot?", señala Continente.


Ella ha fijado sus ojos en esta pieza "escrita en 1953, tras el desastre de la II Guerra Mundial y en pleno dolor existencialista" para hablar también de "cómo nuestra sociedad, supuestamente superavanzada, capitalista y democrática, tiene grietas como la pobreza y el desencanto". Y, a pesar de todo, hacerlo "con un humor que da una visión positiva, que es el poder y la capacidad del ser humano de adaptarse y reírse de sí mismo", detalla.


Sobre el escenario, algo más de una docena de artistas son personajes y escenografía, Vladimires, Estragones, Pozzos y Luckys desdoblados. Francesc Tamarite, Nacho Escartín, Irene Alquézar, Victoria Valdearcos, Sara Pellejero, Violeta Fatás, Ana Castrillo, Laura Contreras, Carlota Vicente, Iris Oliván, Gonzalo Catalinas, Marta Soro y la rumana Anca Alexandra, que tiene un monólogo en su propio idioma en esta obra, aunque habla perfectamente castellano.


El madrileño Héctor Robles y el zaragozano Sergio Mur se ocupan de 'pinchar' la música, una selección en la que hay temas del grupo aragonés Miss Tragedia (liderado por Patricia Ladera), de Richard Chartier & Taylor Deupree, Alva Noto, Biosphere o Pyrolator, entre otros artistas. Además, el videojockey Yago de Mateo será el encargado de la proyección de imágenes que funcionarán como metáfora y decorado a la vez.


Para el vestuario, Continente ha contado con la colaboración de la diseñadora zaragozana Pep4 (alias de Lorena Sos) y de la iluminación se han ocupado Daniel Surutusa y Carlos Galindo.


Según comenta Continente, "lo de la danza-teatro está muy de moda, pero lo que yo he visto que se hace es una yuxtaposición de lenguajes. Y ese no es nuestro caso". A ella no le interesa que los actores vayan por un lado y los bailarines por otro, sino que cada uno haga con su personaje un trabajo de actor y aproveche el plus que da el lenguaje de la danza para expresar, uniendo ambos recursos de forma armónica y natural. "No busco la formalidad codificada de la danza. Para mí, tener formación de danza es importante, pero solo porque me sirve para expresar algo", resume Continente, que se formó con Paul Grey en las técnicas de Marta Graham y José Limón.