Ocio y Cultura

Gigantes y cabezudos: del Apocalipsis al festejo popular

EXPOSICIÓN

"La danza de los diferentes" muestra en el Centro de Historia de Zaragoza los orígenes y evolución de los personajes de nuestra tradición festiva más antigua

"Lo terrorífico y lo diabólico se representan en el mundo cristiano a partir de una revelación. Es la visión de Juan Evangelista del Apocalipsis, en la que vaticina el fin del mundo en el año 1000. El miedo penetra en el imaginario occidental y sus representaciones, en su literatura y su folclore". Así comienza la exposición "La danza de los diferentes: gigantes, cabezudos y otras criaturas" que se puede visitar en el Centro de Historia de Zaragoza hasta el día 2 de noviembre.


La muestra empieza en la época medieval, ya que es entonces cuando muchos pintores empiezan a representar a la bestia y al diablo. Desde ahí, el recorrido introduce al asistente en la tradición festiva más antigua de Zaragoza que se conserva: los gigantes, cabezudos y otras criaturas, como diablos enmascarados, dragones, demonios y la tarasca, una máquina montada sobre ruedas y guiada por varios hombres ocultos en su interior, que en algunos lugares adoptaba la forma de una serpiente con siete cabezas y, en otros, la de un dragón marino que, a veces, arrojaba fuego por la boca.


Del monasterio a las calles


Pero es en la época renacentista cuando todas estas figuras empiezan a salir de los conventos y monasterios y se muestran a la gente en las procesiones. El cineasta y documentalista Domingo Moreno, comisario de la exposición, explica que es entonces cuando "la Iglesia se da cuenta de que puede atraer a la población y a la vez declarar la victoria de Dios, como hacían los reyes en sus entradas triunfales, cuando sacaban a todos estos personajes a la calle".


En España, la tradición más representativa es el Corpus Christi, donde los gigantes, que representaban a los cuatro continentes -Oceanía no se conocía-, acompañaban y escoltaban respetuosamente al Santísimo, mientras los cabezudos corrían delante de la comitiva para imponer el orden.


A partir del siglo XIX, esta tradición casi exclusivamente religiosa se convierte en popular gracias a artistas como Goya y Solana, que empiezan a representar al diferente. Ya mucho antes, los gigantes se encontraban en la literatura juglaresca y en las novelas de caballerías. En sus gestas, parodiadas por el famoso Don Quijote, se enfrentaban con estos personajes, a los que solo podían derrotar cortándoles la cabeza.


Por esto, en la exposición se pueden encontrar multitud de fotografías y alusiones a los caballeros andantes, e incluso disfrutar con escenas del filme "El Quijote" de Orson Welles, rodado entre 1957 y 1970, donde aparecen los personajes de la mítica novela inmersos en la España moderna de los Sanfermines, las fiestas de Moros y Cristianos, la Semana Santa, etc.


Con personalidad propia


En Zaragoza, el escultor aragonés Félix Oroz rejuvenece la comparsa de la ciudad y crea nuevas figuras dotadas de una personalidad especial y singular, basadas en personajes del Quijote: los gigantes, el ingenioso hidalgo, Dulcinea, la pareja de duques de Villahermosa y los cabezudos Sancho y Teresa Panza, que se convirtieron en el Robaculeros y la Forana. Más tarde, se sumaron el Forano, el Morico, el Verrugón, el Tuerto, el Torero y el Boticario, y los gigantes pasaron de representar a los cuatro continentes a convertirse en el Rey, la Reina, el Chino y la Negra.


Toda la historia de esta comparsa se relata a través de la mirada de un niño en un documental realizado por Domingo Moreno, que -según él mismo indica- "fue el origen de la exposición". El comisario explica que la idea de juntar toda la historia de los gigantes y cabezudos comenzó en el año 1999, cuando empezó a "grabar el complejo proceso de recuperación de la comparsa de Félix Oroz", ya que se quemaron todas las figuras con la intención de sustituirlas.


Al final, el visitante encontrará la "sala de los diferentes": gigantes y cabezudos de 89 países y diversos personajes que hasta comienzos del siglo pasado eran considerados prodigios de la naturaleza y, por lo tanto, objeto de la curiosidad social y científica: enanos, la mujer barbuda e incluso el gigante aragonés Fermín Arrudi.


Mediante documentales, fotografías, reproducciones y auténticas piezas de museo relacionadas con la imaginería festiva, pequeños y mayores tendrán la sensación de adentrarse en el maravilloso mundo de lo fantástico y lo diferente. Hasta podrán convertirse en un cabezudo que recorre el paseo de la Independencia de Zaragoza, mediante un juego interactivo. A través del pasado, podrán entender el origen de toda esta tradición repleta de iconografía y mitología que hoy se conserva con un tono más festivo y popular.

Etiquetas