Las enemistades diplomáticas de Sánchez

Las polémicas con Milei e Israel, dos nuevas crisis en la política exterior de España que se suman alas vividas con Marruecos, Argelia o Venezuela

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, junto a Pedro Sánchez el pasado 23 de noviembre en Jerusalén .
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, junto a Pedro Sánchez el pasado 23 de noviembre en Jerusalén .
B. Puig de la Bellacasa

Si hay un ámbito en el que Pedro Sánchez ha demostrado que se maneja con soltura desde que tomó las riendas del Gobierno, ese es el de la política exterior. Sin duda le ha ayudado ser el primer jefe del Ejecutivo en hablar de forma fluida en inglés, además de desenvolverse también en francés, italiano y portugués. El líder socialista dejó claro desde un primer momento de las negociaciones para formar la coalición primero con Podemos y ahora con Sumar que los asuntos internacionales dependerían exclusivamente de su persona. En estos seis años ha lanzado su figura política ante la UE, la OTAN y la Internacional Socialista, pero también ha protagonizado sonoras broncas. Las más recientes, con Argentina e Israel.

Argentina: ruptura con Milei

Nunca las relaciones entre los gobiernos de Madrid y Buenos Aires habían caído a un nivel tan bajo. Ni siquiera cuando en 2012 Cristina Fernández de Kirchner expropió YPF a Repsol y calificó de "pelón" al entonces ministro de Economía, Luis de Guindos. La mecha prendió con un exabrupto del titular de Transportes, Óscar Puente, que apuntó a que Javier Milei hace política bajo la "ingesta de sustancias". 

Le sucedieron los comunicados de protesta a un lado y otro del Atlántico, pero el colofón llegó con la intervención del mandatario argentino en el gran mitin organizado por Vox en Madrid en el que participaron buena parte de los líderes de la ultraderecha europea. Milei tachó a la mujer de Sánchez, Begoña Gómez, de "corrupta" y el Gobierno respondió con la retirada de la embajadora en Buenos Aires de forma permanente, una medida drástica que, en lenguaje diplomático, es el paso previo a la ruptura de relaciones bilaterales.

El mandatario latinoamericano no solo se ha negado a pedir disculpas, sino que en los últimos días ha tildado a Sánchez de "cobarde", "mentiroso" o "hazmerreír de Europa". El Ejecutivo español tampoco se ha quedado atrás. "Es una hiena", dijo sobre Milei el viernes la ministra de Igualdad, Ana Redondo. El presidente argentino tiene previsto regresar a España el 21 de junio para recoger un premio, pero más morbo tendrá seis días antes la cumbre en Suiza por la paz en Ucrania, donde ambos dirigentes se encontrarán cara a cara.

Palestina: un reconocimiento polémico

Este miércoles en el Congreso, el presidente del Gobierno confirmó lo que era un secreto a voces: España reconocerá el Estado palestino en el Consejo de Ministros del próximo martes junto a Noruega e Irlanda

La reacción de Tel Aviv ha sido furibunda. Ha retirado a su embajadora en Madrid y acusado a Sánchez de "premiar" a los terroristas de Hamás que el pasado 7 de octubre asesinaron a 1.200 personas en un ataque relámpago sobre suelo israelí que desencadenó una dramática represión en Gaza. El penúltimo encontronazo se produjo el viernes tras la decisión del Ejecutivo de Benjamín Netanyahu de prohibir al Consulado de España en Jerusalén "dar servicio a los palestinos", como respuesta al reconocimiento palestino y a unas declaraciones de la vicepresidenta Yolanda Díaz, a la que Tel Aviv califica de "antisemita".

Marruecos y Argelia: el conflicto saharaui

El principal quebradero de cabeza internacional para el presidente socialista ha sido mantener la cordialidad con los vecinos del sur. Con Marruecos las relaciones tocaron fondo en mayo de 2021, cuando Rabat abrió su frontera y permitió la entrada a Ceuta de 10.000 personas. Fue la respuesta a la secreta asistencia médica que España prestó en Logroño al líder del Frente Polisario, Brahim Gali. La recuperación de la normalidad solo se produjo cuando, por sorpresa, Sánchez rectificó la posición que durante décadas había mantenido España sobre el Sáhara Occidental. En marzo de 2022, de la noche a la mañana y en contra del criterio de los socios de Unidas Podemos y del PP, Moncloa, que no Exteriores, comunicó que la autonomía de la región dentro del Reino de Marruecos "es la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso" en la excolonia española. Argelia, por entonces principal suministrador de gas a España, congeló las relaciones bilaterales.

Venezuela: Guaidó, presidente encargado

El 4 de febrero de 2019 Sánchez reconoció a Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela. La réplica de Nicolás Maduro fue contundente: "La historia lo recordará como un pelele que se ha puesto al servicio de la política guerrerista de Trump". La situación diplomática fue a peor después de que España protegiese en su Embajada al opositor Leopoldo López, que después escapó de Venezuela para refugiarse en Madrid.

Estados Unidos: el ninguneo de Trump

Con EE. UU., Sánchez pasó del ninguneo de Donald Trump al compadreo con Joe Biden, al que el presidente agasajó por todo lo alto en la exitosa cumbre de la OTAN de junio de 2022 en Madrid. La sintonía entre el mandatario español y el presidente demócrata estadounidense ha fortalecido las relaciones bilaterales entre ambos países. Ello a pesar del reconocimiento de Palestina que rechaza Washington o que España se haya negado a participar en la misión naval en el Mar Rojo para contener los ataques a buques mercantes por los hutíes yemeníes, aliados de Irán. El problema es que ante las elecciones de noviembre en EE. UU. Trump encabeza todas las encuestas, lo que de confirmarse volvería a colocar a España a la cola de las preocupaciones diplomáticas de la Casa Blanca.

Unión Europea: sintonía con contradicciones

Sánchez demostró desde un primer momento su capacidad para sintonizar con otros mandatarios europeos, aunque no sean de su cuerda ideológica. Dos ejemplos son Angela Merkel y Ursula von der Leyen. El principal punto de fricción con los socios, al margen ahora de la cuestión palestina, ha girado en torno a la inmigración irregular. El Gobierno ha mantenido en los últimos seis años una política flexible ante el control de fronteras -lo que incluye los rescates en el mar-, aunque colaborando también en el Mediterráneo con el gabinete radical de Giorgia Meloni. Aún así, el Ejecutivo ha rubricado el Pacto de Migración y Asilo que endurece la acogida. La decisión la anunció Sánchez en Roma junto a Meloni.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión