Cataluña despeja la X de la legislatura

Illa apunta a ganador este 12-M, pero el PSOE asume que si Puigdemont suma será presidente y Sánchez quedará muy tocado.

Gráfico con estimación de voto para las elecciones en Cataluña según la encuesta publicada el 6 de mayo de 2024 por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)..06 MAYO 2024..Europa Press..06/05/2024 [[[EP]]]
Gráfico con estimación de voto para las elecciones en Cataluña según la encuesta publicada el 6 de mayo de 2024 por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Europa Press

La legislatura llega a su Rubicón. Todos los actores políticos nacionales tienen claro que los comicios en los que algo más de 5,7 millones de catalanes decidirán mañana la composición del nuevo Parlamento de Cataluña no determinarán solo quién será el próximo presidente de la Generalitat. Los resultados pueden descompensar la compleja red de alianzas construida por Pedro Sánchez para sostener su Gobierno. Pero, en un plano más profundo, servirán también para validar o reprobar su estrategia respecto al independentismo.

Nada está escrito. Después de los óptimos resultados obtenidos en las generales del pasado 23 de julio -un 34,7% de los votos emitidos en la comunidad autónoma-, los socialistas daban por hecho algo que han venido confirmando todas las encuestas: que su candidato, Salvador Illa, volverá a ser el más votado y que está en condiciones de obtener un resultado histórico, desconocido desde los tiempos en los que el PSC competía contra Jordi Pujol, de alrededor de 42 escaños. Pero eso es casi lo único que apunta a la certidumbre.

A lo largo de la campaña, eclipsada en su primera semana por los cinco días en los que el jefe del Ejecutivo amagó con dimitir, tanto Illa como el PSOE se han esmerado en contrarrestar la idea, claramente instalada en el ambiente, de que, al margen de cuál sea su ventaja numérica, dejarán gobernar a Carles Puigdemont para no poner en riesgo el apoyo de Junts a Sánchez. "Ese - replican con desprecio en la Moncloa- es el sueño húmedo de la derecha".

Los socialistas tienen claro que ver a Illa convertido en presidente de la Generalitat supondría un poderosísimo mensaje de aval a una estrategia -la de los indultos, la derogación de la sedición y la mil veces negada amnistía- a la que llegaron más por la vía de la necesidad que de la convicción moral, pero que han acabado esgrimiendo como fórmula eficaz para la contención de un secesionismo que la derecha les acusa de alimentar y fortalecer. Insisten en que su opción preferente es un Gobierno en solitario y en que no regalarán nada.

En el Ejecutivo descartan además reacciones automáticas de Junts, pese a las amenazas de sus líderes, y esgrimen que desmontar el bloque de investidura es mucho más difícil de lo difícil que fue armarlo. "No creo que haya consecuencias en el Congreso -defiende un miembro del núcleo duro del partido y el Gobierno sobre la eventual búsqueda de alianzas de Illa para poder gobernar-. Si nosotros somos primera fuerza, como todo apunta, y ellos no suman, ¿qué nos pueden reprochar?".

El posible dilema de ERC

La reflexión conduce a la que, en realidad es hoy la verdadera partida: ¿habrá o no mayoría independentista? Si la hay estará liderada, según apuntan todos los sondeos, por el expresident prófugo. «Ese no es buen escenario - reconocen en el entorno de Sánchez-, porque Junts interpretará que es una invitación a continuar en la página del 'procés'. Habrá que ver qué hace en ese caso ERC, pero seguramente la presión del mundo 'indepe' será muy fuerte». Alianza Catalana, la ultraderecha xenófoba de Silvia Orriols y sorpresa de la campaña, ha mostrado su disposición a un pacto en el que todo el secesionismo se ha negado, por escrito, a apoyarse.

En Moncloa admiten ya sin ambages que Junts se ha visto beneficiada por el "'efecto Puigdemont'". En 2021 su nombre también encabezó las listas del partido pero de manera puramente simbólica. La candidata a la Presidencia de la Generalitat era Laura Borràs. Los postconvergentes fueron tercera fuerza a un escaño de ERC, que empató en 33 con el PSC, el más votado. Ahora, con la perspectiva de poder regresar para ser "restituido" en el cargo gracias a la amnistía, que el Congreso aprobará definitivamente, en principio, el día 30, su ventaja sobre los republicanos es clara.

La peregrinación de sus simpatizantes para seguir sus mítines en el sur de Francia ha sido continua e intensa y en su partido sostienen que sus datos apuntan a que en la última semana (en la que la ley electoral impide publicar sondeos) han ido recortando distancias con el PSC hasta "pisarle los talones". Afirmación que los socialistas no desmienten. Las últimas contiendas han demostrado, que cada vez más, el voto se decide en los últimos días. ¿La brecha se acorta? "Todo depende de los indecisos y de lo que logremos movilizar", dicen en Ferraz.

En la batalla nacional, el éxito de Puigdemont puede ser el único argumento reivindicable (como una suerte de «ya te lo dije») para el PP de Alberto Núñez Feijóo. Sus posibilidades de ser decisivo son casi nulas, pero su aspiración era al menos reconstruir su espacio después de haber sido fagocitado por Ciudadanos en 2017 y haberse quedado en unos escuálidos tres escaños, muy por detrás de los 11 de Vox, en 2021. El objetivo de llegar a los 12-13, un resultado mínimo para poder ser competitivo frente al PSOE en las generales en una comunidad de mucho peso, parece más complicado de lo previsto. Si las encuestas no fallan, los de Abascal se mostrarán rocosos.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión