Seis de cada diez conductores que ha engañado al seguro volvería a hacerlo

El fraude al volante está disparado: uno de cada diez partes es ficticio, con un 40% de aumento en dos años y su máximo histórico.

Foto de archivo de un conductor al volante
Foto de archivo de un conductor al volante
Pixabay

En lo tocante a engañar al seguro del coche, entre los españoles parece que no abundan los golpes de pecho y que el propósito de enmienda es mínimo. Uno de cada seis conductores que ha engañado o tratado de engañar a su compañía asegura que no se arrepiente de ello "en absoluto" y confiesa que volvería a hacerlo si se dan similares circunstancias. Así lo certifica la encuesta nacional realizada por Línea Directa dentro del estudio anual con el que testa el volumen de este problema, su barómetro del fraude en España.

El grado de arrepentimiento es mínimo, pero es que la predisposición a cometer fraude al volante no es simbólica ni mucho menos. El estudio de la aseguradora concluye que uno de cada diez partes de daños o lesiones presentados en los dos años estudiados (2021 y 2022) son falsos o están exagerados. Esto quiere decir que el fraude al seguro del coche está en España en sus máximos históricos, con un crecimiento del 40% en solo dos años y con cinco veces más casos que cuando se inició esta radiografía anual, en 2009, hace 15 años.

La predisposición a engañar a la aseguradora está más que extendida según admiten los propios conductores españoles. Cuatro de cada diez encuentran motivos para justificar la presentación de un parte falso y el 15% de ellos, unos 4,1 millones, estarían dispuestos a participar en un fraude de este tipo si se lo propusieran, cosa que de hecho ya le ha ocurrido a la mayoría de ellos, tentados por conocidos o familiares, pero en menor medida también por talleres o peritos. De hecho, hasta uno de cada diez estaría dispuesto a trascender los daños materiales y simular una lesión a cambio de dinero.

El perfil tipo del español que engaña al seguro es el de un conductor joven, normalmente menor de 30 años, desempleado o con trabajo precario, que trata de arreglar sin coste alguno o una fuerte rebaja un golpe que el mismo ha dado a su coche, habitualmente un vehículo de 11 a 14 años. No obstante, los engaños abarcan, en menor medida, a todas franjas de edad.

En la mayoría de los casos reclaman la reparación de daños materiales -solo el 7% declara lesiones ficticias o hinchadas-, son por lo general asegurados solo a terceros o con franquicia, los golpes suelen estar en el lateral derecho, se presentan en los dos primeros días de la semana y los meses estrella para intentar el fraude son octubre y noviembre. Eso sí, habitualmente son partes modestos, de unos 790 euros de coste de reparación. Las zonas con más partes falsos son Cádiz, Málaga y Cantabria y las que menos, Teruel, Soria y Zamora.

Las razones que los propios conductores dan para explicar el ritmo cada vez más disparado de reclamaciones fraudulentas es la mala situación económica pospandémica, agravada por la pérdida de poder adquisitivo con el fuerte alza de los precios y de los tipos de la hipoteca. Pero el aumento de detecciones también se debe a una mayor eficacia de las aseguradoras, que han introducido los algoritmos de la inteligencia artificial para detectar indicios y patrones sospechosos.

Grupos mafiosos al alza

Si los engaños de particulares no dejan de crecer, lo mismo ocurre con la proliferación de mafias y grupos organizados que intentan fraudes masivos. El barómetro detectó solo en la cartera de Línea Directa a 211 organizaciones, lo que significa un incremento del 11% de las actuaciones en solo dos años. En los tres lustros que llevan investigando el problema han documentado la actuación de 900 bandas delictivas distintas.

Estos fraudes tienen características propias. Simulan o provocan accidentes o atropellos con el fin principal de obtener indemnizaciones por lesiones inexistentes o magnificadas. Realizan lo que las aseguradoras denominan el "carrusel", que es repetir el tipo de siniestro ante la misma compañía o ante varias, muchas veces coincidiendo el mismo coche, situación y perjudicados y, en ocasiones, también el mismo abogado o la supuesta clínica de rehabilitación.

El coste de las reclamaciones suele rondar los 8.300 euros de media, unas diez veces más que los partes simulados de particulares. La actuación de este tipo de organizaciones se da principalmente en las provincias litorales y en Andalucía, pero destaca sobre manera la Región de Murcia, que multiplica por cinco la presencia media de bandas que se lucran de falsos siniestros en proporción a su población. La siguen Andalucía y Cantabria.

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