Ximo Puig: "Nos conviene a todos cerrar el capítulo 'Cataluña 2017', también al PP"

Persuadido de que hay que encarar la reforma territorial, el senador socialista y expresidente de la Generalitat valenciana avala la posible amnistía pero avisa a Puigdemont contra su "arrogancia".

El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, en declaraciones a la prensa hoy.
El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, en una foto de archivo.
EP

Ximo Puig (Morella, Castellón, 1959) desmiente con pasión y una sonrisa que el Senado sea una suerte de cementerio de elefantes tras haber recalado allí, una vez que el pacto PP-Vox le desalojó de la presidencia de la Comunidad Valenciana. Puig, barón con voz propia en el PSOE que esta semana ha hecho pedagogía sobre la España federal en un curso en San Sebastián organizado por el catedrático de Derecho Constitucional Alberto López Basaguren, urge a afrontar el reto territorial atrayendo al PP y evita romper platos en medio del estruendo de la amnistía.

¿Va a salir adelante la investidura de Pedro Sánchez?
Es lo razonable. Y hay que conseguir que esta legislatura sirva para algo; para encontrar vías de cohesión en el modelo territorial y afianzar el Estado de bienestar. Contando con todos y, desde el primer momento, intentando incorporar a ese debate del modelo territorial al PP. Pactar no es traicionar, decía Amos Oz. Y para pactar hay que arriesgar y ceder.

¿Y cuáles son los límites?Bueno, no me corresponde a mí marcarlos. El presidente va a pilotar este proceso pensando en el interés general, la convivencia y el reencuentro por los desgraciados acontecimientos en Cataluña de 2017. Que tienen unos responsables, pero fosilizarlos no produce nada positivo.

Escuchadas las condiciones de Carles Puigdemont -amnistía para sentarse a negociar y referéndum-, ¿son asumibles?Creo que se trata de una primera declaración en un contexto determinado. Lo primero es el debate de investidura de Feijóo y, después, se pueden empezar a ver aproximaciones en función de los límites de cualquier negociación. Con el PSOE se ha alineado la posibilidad del diálogo para solucionar la cuestión territorial dentro de la Constitución. Estas son las bases. A partir de ahí, las posiciones arrogantes no tienen futuro. Puigdemont debe saber que representar al pueblo de Cataluña es escuchar al pueblo de Cataluña, que ha dicho lo que piensa en las urnas; y quien lo representa más tras estas elecciones es el PSC.

El expresident sigue sin renunciar a la vía unilateral. ¿La amnistía debe incluir el compromiso expreso de sus beneficiarios de que no repetirán un proceso rupturista como el de 2017?No podemos avanzar más rápidamente de lo que se puede en cada momento. Pero no creo que, de verdad, eso lo piense nadie, porque el 'procés' ha sido un fracaso y porque repetirlo sería castigar a los propios catalanes. Esto hay que abordarlo con la máxima serenidad y reflexión. El partido y el presidente Sánchez han esbozado la voluntad de conformar un Gobierno y para eso hay que llegar a acuerdos. Pero más allá de la cuestión electoral, hay que buscar un reencuentro del conjunto de las comunidades y, especialmente, de Cataluña. El camino es el diálogo, pero lo que no se puede es exigir a una parte, que es mayoritaria, cesiones que no se pueden aceptar.

¿Eso lleva a nuevas elecciones?Hasta llegar ahí se pueden dar condiciones que sí sean asumibles. Todo el mundo tiene sus limitaciones y Puigdemont tiene que asumir también las suyas.

Voces en el PSOE y Díaz

González, Guerra, Jáuregui, Eguiguren, Almunia... alertan, más allá de los matices, de que ceder a las premisas de Puigdemont supondría asumir que España no es una democracia.España es una democracia, así que no se va a producir una situación de esas características. Las opiniones son todas respetables y existe una preocupación lógica. Pero hay que tener confianza en Pedro Sánchez porque Cataluña está hoy mejor. Y el electorado socialista sabía que conformar un Gobierno podía pasar por tener apoyos diferentes. Ahora, sí sería muy deseable un acuerdo de legislatura lo más cabal y con la mayor certidumbre posibles.

¿Amnistiar el 'procés' no implica legitimarlo?
No, no se trata de validar lo que se hizo para exonerar a nadie como una especie de parche. No, se trata de cambiar el escenario.

¿Habrá referéndum?No está contemplado en nuestra Constitución. Y por tanto esto no está encima de la mesa.

¿Es lícito reunirse, como ha hecho la vicepresidenta Yolanda Díaz, con un prófugo?Si hablamos en términos jurídicos, lo es, porque lo ha hecho y no la han detenido... Otra cosa son los componentes éticos. Pero estamos ante un problema político al que hay que buscar una solución política, teniendo en cuenta que ha habido una alteración de la ley con consecuencias. Lo que no cabe es fragilizar el Estado de derecho. Si hace un esfuerzo, la contraparte lo tiene que hacer también.

Usted y yo no estaríamos hablando de la amnistía si Sánchez pudiera prescindir de Junts.
No estoy tan seguro de eso. Creo que el capítulo 'Cataluña 2017' hay que cerrarlo. Y me gustaría también que en eso participara el PP. Nos conviene a todos, también a las expectativas de futuro de la derecha democrática.

Esta investidura alienta otro debate, el de la reforma territorial. Que vuelve como el Guadiana, pero siempre condicionado por las circunstancias políticas.
En el PSOE sí hay una visión de esa necesidad, porque tenemos asuntos aparcados que al final producen agravios y desazón. Es muy difícil, pero si no se intenta nunca, no se hará nunca. Federar es unir, no es separar. Y tenemos ya elementos de federalismo asimétrico muy importantes, no hay que llevarse las manos a la cabeza. Pero la singularidad de los territorios no debe generar desigualdad. Si no nos respetamos nunca podremos querernos ni tener un proyecto en común.

¿Cómo le suena la convención del lehendakari Urkullu?
Primero, que se ponga encima de la mesa este debate y partiendo de la Constitución es un avance muy positivo. Después, no estoy nada de acuerdo en situar a las nacionalidades históricas en la primera línea, porque sería como castigar a aquellas otras comunidades que también lo somos y no llegamos a tener Estatuto por el golpe del 36; sería absurdo darle la razón a Franco. Aquella España no es ésta. Hay que escuchar al lehendakari y él tiene que escuchar también.

Si Feijóo se abre a la reforma, ¿el PSOE debe tenderle la mano?
Es exigible un punto de encuentro. Si la Constitución habla de nacionalidades y regiones, lo hace por algo. Como presidente autonómico, Feijóo ha utilizado el gallego, ha tenido una actitud más abierta sobre la cuestión federal... Pero no sé si el Feijóo de hoy y sus circunstancias lo hacen posible. Y es imprescindible que el PP deje sus posiciones más centralistas.

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