Sánchez ve margen con Puigdemont pese al órdago de la amnistía y el referéndum

Los socialistas insisten en que la Constitución es su límite pero ocultan sus cartas con el argumento de que ahora le toca a Feijóo.

Carles Puigdemont en el parlamento de la UE en Bruselas.
Carles Puigdemont en el parlamento de la UE en Bruselas.
EFE

Carles Puigdemont se mostró este martes decidido a hacer valer la posición de fuerza en la que las elecciones del pasado 23 de julio situaron a Junts, con siete escaños determinantes para decidir sobre la formación del futuro Gobierno de España, y dejó claro a Pedro Sánchez que antes siquiera de empezar a negociar su investidura quiere tener la garantía de que habrá amnistía para los encausados por el 'procés' y que los socialistas transigirán con la creación de un mecanismo de "mediación y verificación" de los acuerdos que eventualmente puedan alcanzarse con la vista puesta, siempre, en el reconocimiento del "derecho de autodeterminación". Pero pese a lo extremo de sus exigencias, en Moncloa y en la dirección del PSOE se respira un considerable optimismo.

Al margen de sus exigencias concretas -en las que, de momento, se resisten a entrar con el argumento de que en este momento procesal es a Alberto Núñez Feijóo al que corresponde explicar qué es lo que pretende hacer para superar el debate de investidura al que se someterá entre el 26 y el 29 de este mes- en el Ejecutivo en funciones alegan que de la intervención en la que el expresidente de la Generalitat puede deducirse que Puigdemont se mueve ahora en posiciones mucho más "posibilistas" que hace unos meses. Una tesis que también defendió hoy el actual Gobierno catalán de ERC, acostumbrado a sufrir el látigo de Junts por su disposición al "diálogo" con el Estado. "Celebramos que ahora sí Junts se decante por la vía de la negociación que el president Aragonès ha defendido desde el primer minuto de la legislatura", remarcó su portavoz, Patricia Plaja.

Si la víspera, en la apertura del curso político en el Ateneo de Madrid, Sánchez defendió que el acuerdo "se puede, se debe y se va a alcanzar", después de oír la intervención en la que Puigdemont desgranó sus condiciones para permitirle continuar en el cargo desde Bélgica, donde permanece prófugo de la justicia desde hace casi seis años, en Moncloa se reafirmaron en sus palabras. La portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Rodríguez, aseguró que los planteamientos del 'expresident' están en las antípodas de los suyos. Sin embargo, también dejó claro que su intención es seguir adelante y fuentes gubernamentales insisten en calificar el tono del líder espiritual de Junts de menos "confrontativo" de lo habitual. "La vía del diálogo está abierta", dicen.

Escenario abierto

Hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez es, de momento, una incógnita. Rodríguez insistió en que lo que se haga se hará dentro de la Constitución y, aun así, eludió responder a la pregunta de si el Gobierno considera que la amnistía tiene encaje en el ordenamiento jurídico. "Eso -replicó por su parte el portavoz parlamentario del PSOE , Patxi López- lo dirá el Tribunal Constitucional".

Lo que, en todo caso, se da a entender desde la dirección del PSOE es que así como un referéndum es implanteable, podrían explorarse fórmulas que borren los delitos cometidos por los responsables del 'procés'; algo que el propio Sánchez rechazaba hace apenas dos meses y contra lo que se han manifestado abiertamente el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page y el expresidente del Gobierno Felipe González. "Actuaremos con más concreción y transparencia cuando el jefe del Estado le pida al señor Sánchez que prepare la investidura", se escudó la portavoz.

En 2019, el primer Gobierno de Sánchez saltó por los aires cuando trascendió que, en paralelo a la negociación de los Presupuestos, había hablado con la Generalitat un diálogo sobre el futuro de Cataluña supervisado por un "relator" independiente. El PSOE se incendió. El Ejecutivo puso pie en pared y ERC y el PdeCAT acabaron tumbando las Cuentas. Pero los tiempos son distintos.

En la pasada legislatura, en la que ya dependía de los secesionistas, los socialistas dieron pasos que hace años habrían sido impensables como los indultos y la derogación del delito de secesión. Hoy los reivindican como grandes aciertos. "Nadie puede cuestionar que la situación en Cataluña es infinitamente mejor que hace cinco años y también lo es la del conjunto de España", esgrimió Rodríguez. "Tenemos un instrumento, el diálogo; un marco, la Constitución, y un objetivo, que es la convivencia".

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