Feijóo se lanza a por el voto rural para prescindir de Vox en su gobierno

El líder del PP hace un guiño a las provincias de la España vaciada en las que la Ley d'Hondt favorece en escaños a la lista más votada.

-El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, este sábado durante la clausura de un acto sectorial en Gimenells (Lérida) sobre sistema agroalimentario y mundo rural.
-El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, este sábado durante la clausura de un acto sectorial en Gimenells (Lérida) sobre sistema agroalimentario y mundo rural.
Alex López/EFE

Salvo en caso de mayorías absolutas aplastantes, el sistema d'Hondt es el que sentencia en base a las matemáticas y la proporcionalidad el resultado a favor o en contra de unas elecciones generales. El reparto de escaños que se rige por esta norma constitucional resulta decisiva a la hora de reunir los 176 síes en el Congreso que abren las puertas de la Moncloa a un candidato. Se trata de una fórmula especialmente importante en las pequeñas provincias, donde PP y PSOE se han repartido a lo largo de los años del bipartidismo los tres escaños en juego y dejado al margen al resto de fuerzas políticas. El problema para Alberto Núñez Feijóo está en que la más que probada implantación de la derecha radical entre sectores agrarios y ganaderos podría restarle un buen puñado de diputados para gobernar en solitario desde Madrid.

La ley d'Hondt es máxima que tiene muy presente Feijóo, quien insiste en que su horizonte solo pasa por gobernar en solitario a partir del 23-J. Un deseo que nada tiene que ver con las coaliciones que el PP ya ha firmado negro sobre blanco con Vox en comunidades como Valencia o en Extremadura.

Las encuestas señalan que, sí o sí, el candidato del PP necesitaría del apoyo de Vox para poder formar gobierno tras las generales, ya sea por activa o por pasiva. Para minimizar la influencia de Santiago Abascal en su Ejecutivo los populares no solo necesitan acaparar las papeletas de quienes definen como desencantados del «sanchismo», sino también de aquellos que les dieron la espalda por su derecha para respaldar a Vox en 2019. En esas elecciones el PP de Casado se quedó en 89 diputados frente a los 52 de Vox.

En un mitin en Lérida, Feijóo se presentó este viernes como un futuro presidente del Gobierno que convertirá a España en la «primera potencia mundial agroalimentaria». El lugar en el que lanzó este órdago tampoco fue baladí. Lo hizo en un acto de campaña en Cataluña y en la provincia con mayor peso económico del sector agrícola de una autonomía que, al margen de sentimientos secesionistas, ha estado históricamente volcada en el sector industrial y de servicios. En este inusual escenario, el candidato conservador se presentó como un político de la periferia y contrario al centralismo que abanderan otros líderes regionales de su partido, como la madrileña Isabel Díaz Ayuso.

Pactos autonómicos

Cuenca, Soria, La Rioja, Albacete, Segovia o Cantabria son circunscripciones en las que el PP necesita los votos del sector rural que podría optar en cambio por Vox. Se trata de diputados esenciales para que Feijóo, como repite en público, no se vea obligado a gobernar con Santiago Abascal ni con otro ministro de la derecha radical sentado cada semana en su Consejo de Ministros.

La competencia entre PP y Vox en el voto rural se manifiesta en los pactos que las formaciones conservadoras han firmado hasta el momento a nivel autonómico. Los de Abascal reclamaron, y se les han concedido en Valencia y Extremadura las carteras relacionadas. En la primera comunidad Vox tendrá una vicepresidencia además de consejerías, entre las que se incluye Agricultura. En Extremadura, la popular María Guardiola perdió el pulso frente a la dirección nacional del PP y a cambio de ser presidenta autonómica gobernará junto a un miembro de Vox a cargo de la Gestión Forestal y Mundo Rural. En Castilla y León, desde hace dos años Agricultura y Ganadería la dirige Gerardo Dueñas, también de Vox.

Desde Lérida, Fiejóo atacó la política agraria de los últimos cinco años bajo gobierno socialista y presumió de saber del mundo rural en -el que nació, según insistió- al que no llegaba siquiera el agua potable. Fue quizá una revancha o pataleta ante las declaraciones del ministro de Luis Planas, uno de los pocos que han logrado sobrevivir a las sucesivas crisis de gobierno de Pedro Sánchez en los últimos cinco años. «Habrá nacido en el mundo rural, pero de agroalimentación sabe poco», dijo Planas el pasado jueves.

En su presentación de programa rural, Feijóo esquivó la polémica sobre el regadío de cultivos extensivos por parte de empresarios privados y sin aludir a la sequía que acucia al Parque Nacional de Doñana que con él como presidente , habrá una gestión óptima del agua que evitará la desertización de España ante un cambio climático que sectores de la derecha y potenciales socios en el Congreso consideran inexacto sino una falsedad. En cualquier caso, Sin nombrar a Abascal y quien se postula como su vicepresidente, Feijóo insistió desde Cataluña y con un fondo verde natural a sus espaldas -que no un decorado con un Verano Azul del PP- en que «mientras unos van de plató en plató, otros explican su programa electoral».

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