Sánchez y Abascal tratan de convertir la moción en ariete contra Feijóo

Ambos atacan a un líder del PP que no irá al Congreso para intentar hacer ver que el debate es inane

Pedro Sánchez y Santiago Abascal.
Pedro Sánchez y Santiago Abascal.
Agencias

"Estoy durmiendo mejor que nunca", se jactó Ramón Tamames en una entrevista nada más aceptar la propuesta de Vox para llevar la voz cantante en la segunda moción de censura de la extrema derecha contra Pedro Sánchez esta legislatura

No se sabe cómo descansan ni los promotores de la iniciativa -los de Santiago Abascal no van a poder separarse del extintor ante los fuegos, en forma de notables discrepancias, que viene protagonizando su rutilante candidato- ni el resto del arco parlamentario, que bascula entre quienes se toman la moción con gesto grave -la vicepresidenta Díaz la interpretó este domingo como una prueba de "deterioro democrático"- y quienes la asumen como un esperpento obligado. 

Pero más allá de que el insomnio vaya por barrios y del impredecible efecto político que pueda inducir una censura baldía, sus prolegómenos sitúan en el epicentro del debate a quien no estará en él: el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, diana tanto de Sánchez como de Abascal.

La fragmentación electoral que acabó con el bipartidismo matizado, fundamentalmente, por los nacionalismos institucionales periféricos ha desencadenado el doble de mociones de censura desde 2017 -cuatro- que las registradas en todo el período democrático previo. 

Y solo la que ganó Pedro Sánchez, la única que ha prosperado desde 1978, vino a responder al duelo clásico entre el PSOE y el PP, aunque el líder socialista acabara desalojando del poder a Mariano Rajoy gracias a la inédita amalgama de grupos que lo avalaron. 

Las otras tres mociones de estos últimos seis años -la de Podemos contra Rajoy y las dos de Vox contra Sánchez- han ido nominalmente contra el presidente de turno, pero tenían, en realidad, otro objetivo: en el caso de los morados, postularse como alternativa frente a un PSOE entonces en horas bajas; y en el caso de los de Abascal, señalar a un PP supuestamente acobardado frente a la izquierda. 

Primero, el del defenestrado Pablo Casado; ahora, el de un Feijóo que no se ha movido de su anticipada intención de abstenerse y que hará mutis del debate pese a poder acudir al mismo en su condición de senador.

"De rodillas", según Bolaños

En un remedo de la censura que promovió Vox en octubre de 2020, en plena pandemia, tanto la ultraderecha como la Moncloa se escudan esta vez en la luz de gas de la candidatura de Tamames para intentar incomodar al PP y estrecharle los márgenes a dos meses del 28-M. 

La iniciativa de Abascal y los suyos ha permitido a los socialistas rescatar el miedo a la derecha como palanca de activación de voto en el trance más crítico de la legislatura por las grietas con Unidas Podemos; agitar su modelo "para la mayoría" por oposición a las políticas regresivas que, a su juicio, traería consigo una eventual alianza PP-Vox que Ferraz da por hecha si suman para gobernar; y echar en cara a Feijóo que se arruga ante la extrema derecha al abstenerse en vez de votar no como hizo Casado con un encendido discurso frente a Vox. Un Casado transformado, una vez que cayó en desgracia, en referencia del PSOE para zaherir a Feijóo.

Este sábado, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, explotó la tesis de que la inhibición del líder del PP en el pleno que empieza el martes anticipa lo peor: esto es, futuros pactos en las instituciones con la extrema derecha para desmontar las políticas de progreso. 

Si Feijóo está hoy "de rodillas" ante el partido de Abascal es porque irá también "de rodillas" a por su apoyo postelectoral. 

Vox coincide en apuntar contra el jefe de filas del PP por tibio, pero en su caso para acusarle de templar gaitas en busca del centro e intentar hacerse fuerte como 'la derecha auténtica' cuando las encuestas constatan el mordisco a sus expectativas que le están dando los populares aglutinando voto útil.

Feijóo ha decidido correr el riesgo de jugar la moción como si ésta fuera inane. Verá desde la barrera de la distancia cómo sus rivales atacan a un ausente, persuadido de que la pinza le refuerza, de que el único duelo que cabe ganar a Sánchez es el inmediato del 28-M y de que Vox está a punto de meterse -así lo definió este domingo Elías Bendodo- "un gol en propia puerta".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión