defensa

La factura española en Afganistán

102 militares fallecidos, 27.100 uniformados enviados, 1.400 misiones de desactivación de explosivos y más de 3.500 millones de euros invertidos es el balance de casi 20 años de misión en el país hoy tomado de nuevo por los talibanes.

España arría su bandera en Kabul después de 19 años de misión en Afganistán
Imagen de archivo de la bandera española en Kabul después de 19 años de misión en Afganistán.
Ministerio de Defensa

El pasado 13 de mayo, el Rey, acompañado del presidente del Gobierno y de la ministra de Defensa, acudió a la base de Torrejón de Ardoz para recibir a 24 uniformados, para dar la bienvenida a casa al último contingente militar desplazado a Afganistán. Felipe VI cerró así el círculo que comenzó a dibujarse en 2002, cuando su padre, don Juan Carlos, despidió, en la misma base, a los primeros militares que viajaron al hoy, de nuevo, territorio tomado por los talibanes.

Han sido más de 19 años y medio en los que las Fuerzas Armadas realizaron 28.000 patrullas, recorrido tres millones de kilómetros y efectuado más de 1.400 misiones de desactivación de explosivos. Unos 27.100 uniformados pasaron por el país en diferentes rotaciones y el coste estimado de la misión ascendió a más de 3.500 millones de euros. Aunque en el último curso apenas alcanzó los ocho millones, durante los momentos de mayor despliegue -más de 1.500 soldados en suelo afgano- el gasto se disparó por encima de los 400 millones anuales.

España llegó a Afganistán en enero de 2002 con 350 efectivos, una cifra que fue reduciéndose en el último lustro. Los primeros años de misión, bajo los nombres de Libertad Duradera e ISAF, fueron los más activos y a la vez los más dramáticos para las Fuerzas Armadas, que sufrieron un total de 102 bajas en el país asiático, incluido el accidente del Yak-42 en Turquía en 2003, cuando un contingente de 62 militares regresaba de Afganistán.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos llevaron al Consejo Atlántico a aplicar por primera vez en la historia de la OTAN el artículo cinco del Tratado, que supone la respuesta de todos los socios ante un ataque contra uno de ellos. Así nació la operación Libertad Duradera en un país, Afganistán, en el que no existía una estructura de gobierno y el mando lo tenían jefes tribales, mientras que los talibanes mantenían su poder sobre una población cada vez más desatendida y sometida al rigorismo religioso.

Evolución operativa

Los primeros apoyos de las Fuerzas Armadas españolas se centraron en la asistencia médica, aviones de transporte, buques y helicópteros. Sin embargo, la mayor aportación llegó en el marco de la ISAF (International Security Assitance Force), evolución de la misión Libertad Duradera. Los primeros 350 militares fueron enviados a Kabul y Mazar-i-Sharif, al norte del país, y tres años más tarde España asumió el mando de la base de Herat, donde puso en marcha un hospital de campaña y se hizo cargo del equipo de reconstrucción provincial en Qala-i-Naw, en la provincia de Badghis.

Continuaron con esta tarea durante años, hasta que en 2015 se dio inicio a la misión Resolute Support de la OTAN con el objetivo de dar asistencia, entrenamiento y asesoramiento a las instituciones afganas. Durante la última etapa, la participación española ha ido reduciéndose hasta que el pasado año, como consecuencia de la pandemia, se replegó al personal no esencial y quedaron en Afganistán los últimos 24 militares, que regresaron a mediados de mayo junto a dos intérpretes.

Había sido un mes antes, el 14 de abril, cuando la Alianza Atlántica anunció que la salida completa de Afganistán se realizaría con el 11 de septiembre como fecha tope, coincidiendo con el 20 aniversario de los atentados de de 2001 en Nueva York y el Pentágono. Aunque España aseguró que sus movimientos se realizarían siempre en consonancia con los aliados, la retirada definitiva de las tropas nacionales se adelantó unos meses.

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