Fracasa la moción de censura del PSOE contra el popular Mañueco en Castilla y León

Ciudadanos mantiene la disciplina y solo una disidente naranja se abstuvo junto a los regionalistas de Por Ávila y Unión del Pueblo Leonés.

El candidato socialista, Luis Tudanca, durante su intervención en la moción de censura
El candidato socialista, Luis Tudanca, durante su intervención en la moción de censura
Nacho Gallego/EFE

La moción de censura histórica, la primera de la democracia en Castilla y León, presentada por el PSOE contra el Gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, fracasó. Se quedó en un fiasco aunque provocó nerviosismo y activó las defensas de populares y liberales, erigidos ahora ya sí en eje indisoluble de centro-derecha sin matices, si bien consiguió abrir una fisura en Ciudadanos cuando el viernes la procuradora María Montero escogió la rebelión a medias: abandonó el partido sin dejar el acta.

Al finalizar una jornada de 11 horas, con más de seis de discursos, el resultado fue el esperado: 37 votos a favor de PSOE y Podemos, 41 en contra de PP, 11 de Ciudadanos y Vox, y tres abstenciones, las de Unión del Pueblo Leonés, Por Ávila y la de Montero. Ahí terminó el primer efecto de la gran oportunidad que el PSOE guardaba con celo en el cajón.

Pero el 'no' de los once de Ciudadanos, más los 29 del PP refuerza la figura del presidente, Alfonso Fernández Mañueco. Pablo Casado, presidente nacional del PP, que le abrió expediente por la contratación del ex gerente Pedro Viñarás, acudió al abrazo triunfal en la Plaza de las Cortes. "Quiero empezar dando la enhorabuena a Alfonso Fernández Mañueco, a un gran presidente de la Junta de Castilla y León al que le habían intentado hacer una moción de censura por intereses ajenos al interés de nuestros paisanos". Y es que nada une más que el enemigo común, y Mañueco y Casado lo ejemplificaron recitando letra por letra la misma frase: "Hoy gana Castilla y León, pierde (Pedro) Sánchez".

Imposición de Sánchez

Luis Tudanca contó su proyecto de gobierno con cierta celeridad, en 41 minutos, y es que la moción, por cuestiones de agenda, tenía que resolverse en el día, y en realidad venía ya resuelta desde el sábado, cuando PP y Cs apagaron la tensión provocada por la renuncia de Montero. Así que lo que quedaba era la batalla dialéctica. Mañueco centró su ataque, y coincidió con su vicepresidente y portavoz de Ciudadanos, Francisco Igea, en que la moción de censura la presentó Tudanca por imposición de Iván Redondo, el asesor áulico, y Pedro Sánchez. "Usted -afirmó el presidente- tenía razón cuando decía que no era momento para una moción de censura. Ha cedido a las órdenes de Sánchez y la ha presentado. Los compañeros que están a su lado le han aconsejado mal. Los de arriba le han obligado a traicionar su palabra".

Igea le espetó que como líder socialista no tiene futuro. "Se ha dejado arrastrar hasta aquí para que le den las últimas paladas de tierra sus compañeros. Es un líder finiquitado", le dijo quien vive en la fragilidad de saberse amenazado por su propio partido tras perder las primarias. O vivía. Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos, felicitó a Igea y a Mañueco tras confirmarse que la moción decaía. "El Gobierno de Castilla y León funciona, está cumpliendo el pacto PP-Ciudadanos", dijo.

El que respiró satisfecho, aunque la suerte estaba echada, fue Casado. En una semana, el PP ha logrado desbaratar las mociones de censura de los socialistas en Murcia, en connivencia con la mitad del grupo de Ciudadanos, y en Castilla y León, mientras que Madrid ha entrado en una campaña para unas elecciones adelantadas al 4 de mayo en las que los populares tienen las mejores opciones para ganar. Casado sabía que el futuro de su liderazgo dependía en buena medida del desenlace de estos tres movimientos, y ha salvado el trance con nota. Todo lo contrario que el PSOE.

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