JxCat y ERC evitan los ataques mutuos para no poner en riesgo la mayoría soberanista en Cataluña

La campaña electoral se cierra en Cataluña con un llamamiento a la participación ante la posibilidad de una alta abstención.

Laura Borràs, por videoconferencia, y Jordi Sànchez, en un acto del último día de campaña
Laura Borràs, por videoconferencia, y Jordi Sànchez, en un acto del último día de campaña
Efe

Los bloques políticos siguen inamovibles al cierre de la campaña electoral en Cataluña la pasada madrugada. Frente al pacto de los partidos independentista para rechazar un posible pacto postelectoral con el candidato del PSC, Salvador Illa, se une el veto de los socialistas a Vox. El ‘efecto Illa’ disparó las alarmas, alguna encuesta alertó a los nacionalistas del riesgo de perder la mayoría en el Parlament y la estrategia en campaña cambió.

Junts y Esquerra se han intercambiado golpes, pero sin entrar en el cuerpo a cuerpo. Esta ha sido una constante durante los años del ‘procés’. Las relaciones entre los dos socios son muy malas, aunque son capaces de soportarse pues hay un bien superior, la mayoría independentista, que están decididos a preservar.

JxCat y ERC cerraron la campaña electoral haciendo una llamada a la participación. El secesionismo confía en que su capacidad de movilización es mayor que la de las fuerzas no nacionalistas y esa puede ser una de las claves de mañana, si la abstención acaba siendo 20 puntos o más superior a la de 2017.

Los mensajes finales antes de la jornada de reflexión se dirigieron a los indecisos. Ambos recurrieron a sus primeros espadas: los presos por parte de los republicanos y Puigdemont en el lado posconvergente. Esquerra puso el foco en el acento social y en llamar a votar para frenar al fascismo. "Nunca se había llegado a la votación con un porcentaje tan alto de indecisos, y seréis vosotros los que determinaréis quién y cómo liderará la reconstrucción del país", según la carta publicada por Oriol Junqueras, Marta Rovira y Pere Aragonès.

Una apelación al voto útil soberanista aderezada con la alerta de que si el independentismo no conserva la mayoría absoluta, Illa no dudará en sumar con Vox. ERC ha tratado de convertir la campaña en un mano a mano con Illa, pero ni el candidato socialista ni Laura Borràs lo han permitido.

Junts también salió con todo a por los cerca de 300.000 indecisos que dudan entre las diferentes formaciones secesionistas. "Ningún voto independentista se puede permitir quedar fuera del Parlamento. No hay nada más inútil que un voto no cuente, afirmó sin miramientos Laura Borràs. Si el PDECat obtiene representación parlamentaria, lo hará a costa de JxCat, lo que lastraría a los de Puigdemont en su pugna con socialistas y republicanos. Los posconvergentes tocaron a rebato a concentrar el voto secesionista, sea moderado o no.

JxCat ha conseguido ser visto por el electorado como el partido más puro del soberanismo. Así lo constató la ANC en un ranquin que le sirvió para pedir, ‘sotto voce’, el voto para los posconvergentes. Borràs se ha enredado, no obstante, con la declaración unilateral de independencia. Primero la defendió para el día después del 14-F, si el secesionismo superaba el 50% de los votos, después dijo que se reactivará cuando se den las condiciones. Luego señaló que con la mayoría en escaños sería suficiente. Al final evitó poner fechas.

Borràs, imputada

Junts propone los comicios como un doble plebiscito sobre la independencia y sobre quién debe liderar el ‘procés’. Asegura que es la única fuerza política que puede garantizar un gobierno secesionista, y su único ataque a ERC ha consistido en denunciar el riesgo de un tripartito con los socialistas y los comunes.

Los republicanos han cargado contra sus socios por la condición de imputada por corrupción de Borràs. Dejaron caer al principio de la campaña que podrían vetarla, pero con el paso de los días esa insinuación ha perdido fuerza. Con mayor o menor entusiasmo, JxCat y ERC se han comprometido a investir presidente de la Generalitat a quien gane entre ambos. Faltaría el concurso de la CUP o del PDECat, en función de cuál sea el resultado.

Cuando la CUP es decisiva "pasan cosas", avisan los anticapitalistas. Enviaron a Artur Mas a la papelera de la historia en 2015 y forzaron a Puigdemont a convocar dos años después el referéndum. La CUP sitúa el objetivo de una nueva consulta al final de la legislatura.

Esquerra también está por la autodeterminación, pero sin fechas, aunque Aragonès dijo en campaña que esta será la legislatura del referéndum. El martes, los republicanos defenderán una moción en el Congreso que emplaza al Gobierno a negociar. El veto al PSC no debe afectar a la mesa de diálogo entre la Moncloa y la Generalitat, afirmó Aragonés.

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